Soledad

Nos hemos acostumbrado al bullicio.

A la ametralladora de los whats app.

Al ruido infernal de las calles y hasta el megáfono de los tamales oaxaqueños con su tipluda que pregona en todos los barrios de la ciudad.

Son tanto los estímulos visuales, auditivos y sociales que entramos en pánico cuando tenemos unos momentos de soledad.

çLa soledad es un espacio vacío, hueco que de pronto nos sorprende y en ocasiones abruma.

Hemos perdido la capacidad de estar solos.

Sin embargo, nacimos en nuestra propia soledad y lentamente fuimos aprendiendoa comunicarnos y acompañarnos de los otros.

Invariablemente habremos de morir enfrentándonos a nuestra propia soledad.

La soledad es el mejor alimento para el alma. Sirve para descubrirte a ti mismo. Sirve para usar el cerebro racional, para analizar, hacer introspección y sobretodo sirve para crear.

No hay autor, pintor, escultor, guionista o ensayista que pueda prescindir de la soledad.

Los pasajes históricos y religiosos nos relatan de ciertos momentos de soledad en donde los icónicos líderes se quedaron en la quietud de su propio abandono. Sea Moisés, Abraham, Jesucristo, Mahoma, Buda o Napoleón, Hernán Cortés, Miguel Hidalgo, Juárez o Maximiliano. La soledad es consejera para la toma de decisiones.

La misma vejez se nutre de soledad. Se traen a la memoria los recuerdos, las personas ausentes, los momentos trascendentales que dejaron huella y que ahora se avivan en suspiros, sonrisas o lágrimas.

Si se nos enseñara desde pequeños a disfrutar los momentos de soledad, descubriríamos que no es tan amarga como aparentemente se percibe.

La soledad te permite endurecer los avatares, te inyecta energía, facilita que asimiles las noticias negativas o positivas que afectarán tu porvenir.

Cuando asimilamos el verdadero poder de la soledad encontramos más alternativas y razones para después disfrutar de la real y amorosa convivencia con los demás. Aprendemos a apreciar los momentos gratos y lo gramos un balance en nuestras dos características fundamentales:

Somos entes sociales y a la vez somos seres diseñados para tener la capacidad de aislarnos y construirnos en la soledad.