La fascinación por las historias

Desde nuestros primeros años de vida desarrollamos la fascinación por escuchar historias.

Seguramente eran momentos muy gratos cuando tu padre o madre se sentaban junto a tu cama y te narraban o leían una historia antes de dormir.

También quizás tuviste la oportunidad de sentarte en torno a una chimenea y escuchar historias o en alguna excursión en el bosque sentarte junto a una hoguera y narrar historias.

Son inolvidables las imágenes de las familias en los años 30 o 40 sentadas junto a la consola de radio escuchando las historias que se transmitían por las ondas herzianas.

Luego vendría la televisión y finalmente hoy quizás eres fan de alguna serie que te narra historias.

El encanto que produce la narración es inherente al ser humano. En los círculos familiares o de amistades nunca falta alguno de los miembros que sea elocuente y destaque por sus historias. La evolución de la narrativa a lo largo de la humanidad es a la vez compleja y sencilla. Su complejidad estriba por los muchos siglos que tenemos de la diversidad de culturas que han habitado el planeta tierra y que han narrado historias, en un principio de forma oral, luego a través de jeroglíficos y finalmente a través de la escritura. Son muchos años y millones de historias.  Sin embargo, la sencillez radica en que la mayoría de las historias tienen una misma estructura y los estudiosos afirman que las historias se repiten desde la antigüedad.

Por ejemplo las tragedias griegas se transformaron con Shakespeare y otros autores en tragedias donde los dioses eran sustituidos por reyes. Esas mismas tragedias fueron muchos siglos después transformadas en telenovelas. La misma biblia es un compendio de muchas historias. Lo que si es un hecho, es que todos los seres humanos narramos historias. Desde el niño que regresa del kinder y cuenta cómo le fue o la esposa que narra algún episodio que sucedió en el vecindario o el marido que en la noche narra lo sucedido en la oficina o en el trayecto a casa.

En lo personal, de las miles de historias que he escuchado, leído, oído o visto, hay algunas que me dejan especial gusto por recordarlas. La más fascinante es la historia del origen y evolución del hombre. Cada día que voy juntando el rompecabezas de información de cómo somos y de donde hemos venido, como fue el proceso de nuestra evolución y la creación de las cosas, la transformación de los entornos y finalmente las culturas o civilizaciones de las que hemos formado parte, para mí constituye la historia más interesante y desafiante que existe.

Y la razón es muy sencilla: Porque cada uno de nosotros es protagonista de esa historia. Somos el personaje principal que concluye la historia. Somos los encargados de algún día escribir la palabra FIN o para decirlo en términos infantiles: “Colorín colorado, éste cuento se ha acabado”.

Sí, tu historia comienza con el origen del hombre pero el desenlace de la historia se encuentra en tu propia vida que está formada de millones de historias y que a la vez eres fruto de la historia de tu familia, del país donde habitas y del planeta que te cobija.