Desamor

Hay millones de escritos y conversaciones sobre el amor, el enamoramiento, cariño y hasta de los flechazos amorosos (amor a primera vista).

Poco se analiza el desamor.

Y si bien hay muchas probabilidades que un enamoramiento pueda perdurar toda la vida, también hay muchas posibilidades de experimentar el desamor.

Para que se de el desamor evidentemente se debió haber ya vivido un episodio amoroso previo. El grado de enamoramiento será el indicador más exacto de la dificultad con la que habrá de desenamorarse.

El desamor es un proceso paulatino –en ocasiones doloroso–, en que una pareja va perdiendo el entusiasmo por la otra persona. No es un rompimiento brusco ni instantáneo. El desamor es un proceso que deja múltiples cicatrices que no cierran, que quedan abiertas y vivas, que lastiman o incomodan a la persona.

Como mencionamos el desamor existe en la medida que le anteceda el amor. Pero es importante comprender que el origen del amor se inicia con el deseo.

Todos estos procesos emocionales atraviesan por fases o etapas. Las etapas son las siguientes:

  1. Curiosidad por conocer a la persona. (emoción)
  2. Atracción (hay algo que despierta tu interés en el otro) “Las mariposas en el estómago”.
  3. Encuentro
  4. Deseo (quieres estar con esa persona. Entre más tiempo es mejor) “Apetito amoroso”
  5. Posesión del objeto amoroso (te ha conquistado o le has conquistado, ya es tuya o tuyo en cierta forma metafórica) También podemos llamarle enamoramiento.
  6. Amor pleno. Hay una compenetración de los dos seres, el deseo se mantiene, el asombro y la curiosidad de irse conociendo cada día más, la afinidad de gustos es fundamental, la sensación de querer estar cada día más con la persona amada y la felicidad que acompaña a todo el proceso amoroso.
  7. Rutina amorosa (se inicia un declive del deseo, se vuelve costumbre la persona pero se empiezan a generar aspectos críticos a la relación)
  8. Periodo de duda (es la oportunidad de reinventarse y despertar nuevamente el deseo y reforzar al amor)
  9. La alternativa: Renace el amor o se entra en la fase de decepción amorosa.

A partir de la decepción amorosa los individuos empezamos a alejarnos del ser amado. Es el punto de quiebre donde comienza el desamor.

Como su palabra lo indica, el desamor es un proceso inverso donde se empieza a ver todos los defectos del objeto amoroso. Se le critica cada frase y acción, se le ve a la persona sin deseo y se ha perdido totalmente el apetito.

Entre menos estés con tu pareja, te sientes más feliz y en cambio, si su compañía no puedes evitarla permaneces en una situación de estrés.

El desamor es algo natural que se puede experimentar cuando las expectativas de una relación amorosa o la evolución de cada uno de los participantes empieza a buscar rumbos diferentes.

Es un duelo, una pérdida de gran significación que habrá de producir altos grados de estresores negativos.

Algunas personas sentirán angustia, depresión y dolor por el duelo de ésta pérdida paulatina. Otros preferirán la indiferencia.

Habrá otras personas que huirán del afrontamiento al duelo y comenzarán a buscar nuevas relaciones amorosas basados quizás en el autoengaño y que lo verbalizan con la frase “Un clavo saca a otro clavo”. Sin embargo, es un autoengaño. Porque el duelo del desamor deberá tener un determinado periodo para lograr sanar las heridas. Cerrar las cicatrices y entonces sí, renacer en el sentido amoroso.

Quién pierde un amor y dice que encontró a la nueva pareja de súbito, se miente a sí mismo.

Los duelos por desamor pueden llevarnos años e inclusive el resto de nuestros días.

El desamor debe entenderse y trabajarse. No buscando establecer nuevas relaciones

sino que antes debemos recuperar nuestra propia capacidad de amarnos nuevamente a nosotros mismos. Ya que nadie nos dijo que cuando amas, entregas parte de ti para que el otro lo posea.

Eso es la clave del desamor: Recuperar lo que regalaste al otro ser y que te has quedado sin ello. Si logras amarte nuevamente a ti mismo, estarás en plenitud de poder construir un nuevo amor de lo contrario te conviertes en una especie de huérfano de amor.