Contemplación como ejercicio mental

Las neurociencias nos han develado importantes hallazgos en las últimas décadas. La plasticidad neuronal es la clave para mantener ejercitado y sano a nuestro encéfalo conocido comúnmente como cerebro. La contemplación es un ejercicio mental poco utilizado.

La contemplación se define como el acto de observar con atención algo y detenerse a ver la realidad. Es sabido que la contemplación se recomienda hacerla en un ambiente tranquilo y placentero.  La contemplación nos permite reflexionar serenamente. Hacerlo de forma detenida, profundamente íntima.

Contemplación no es solamente ver.

La contemplación es más bien un estado mental que cuando se involucra el tema religioso se le denomina como estado espiritual. Pero lejos de las creencias, la contemplación también se le relaciona con la admiración de la belleza y de las obras de arte.

No todos tenemos los mismos gustos por lo que es difícil que la contemplación del arte sea uniforme entre los seres humanos. Sin embargo, el enfoque que le debemos de dar es de hacer un ejercicio mental al observar lo que consideramos algo bello. Contemplar a un niño o un bebé es algo que comúnmente hacemos. Contemplar la armonía en una reunión familiar en el hogar puede ser gratificante.

Para lograr entrar a un estado de contemplación necesitas silencio mental.

Ya habíamos hablado anteriormente de la importancia del silencio. Avanzando en este tema debemos pasar del silencio auditivo al silencio mental. Esto significa una hazaña porque nuestra mente en cuanto logramos estar en silencio auditivo empieza a bullir con pensamientos, pendientes, obsesiones y demás distractores que tenemos almacenados en la cabeza.

Para lograr un verdadero estado de contemplación que nos permita refrescar nuestras conexiones neuronales debemos buscar estar en silencio aún cuando estemos rodeados de personas, hacer un esfuerzo de sustraernos de las otras conversaciones, despejarnos de pensamientos intrusivos y concentrar todos nuestros sentidos en el objeto a contemplar.

Como todo ejercicio, la contemplación debe practicarse hasta lograr perfeccionarla.

Se recomienda iniciar ejercicios de contemplación observando fotografías, estampas o pinturas que nos agraden o llamen la atención. Recorrer con la vista y en detalle todo.

Otra forma es escuchando una melodía.

Después haga el ejercicio de contemplar a los miembros de la familia en una reunión o como mencionábamos, en silencio, observar a un bebé, un niño pequeño e inclusive a los adolescentes interactuando. No hacer comentarios ni pretender interpretar sus acciones sino simplemente observarlos. Luego haga eso mismo en un museo o con las estatuas de un parque, o con las flores de un jardín. Respirar paz mientras observamos. Relajar nuestros músculos y dejarse ir.

 

Es fascinante el efecto terapéutico de la contemplación.

Poco a poco vamos logrando dominar la contemplación como un ejercicio mental que nos brinda grandes beneficios. Nos libera de estresores, nos relaja y nos da una riqueza mental que pocas veces habíamos sentido.