En pleno siglo XXI y a pesar de la alerta sanitaria global sobre la obesidad como elemento detonador de la diabetes, así como de enfermedades cardiacas y renales, los hombres prefieren a las mujeres gorditas. Puede sonar un contrasentido cuando en la publicidad y en los medios electrónicos se ha fomentado la esbeltez casi rayando con la anorexia como los estándares o prototipos de la belleza femenina. La razón a ésta interrogante obedece plenamente a factores del inconsciente y que son inequívocas señales de que los genes son quienes orientan nuestras vidas. Sí, somos rehenes del ADN y de los códigos genéticos heredades de más de 2 millones de años a través de la mitocondria femenina.
La genética humana dicta invariablemente tres postulados que todo individuo del género Homo sapiens sapiens debe seguir:
- Nutrirse
- Sobrevivir
- Reproducirse
Estas poderosas fuerzas u órdenes que mandan nuestro inconsciente nos impulsan a que seamos los individuos que nos distingamos por el comer no solo por satisfacer las necesidades básicas sino para almacenar nutrientes en caso de que tuviésemos alguna contingencia o escasez de alimentos. Adicionalmente la respuesta cerebral de “saciedad” es decir, de que estamos satisfechos, ya que tarda entre 40 a 60 minutos. Eso explica por qué empacamos más de lo que necesitamos. La “hembra” se vuelve en un ser nutricio por excelencia. Da de amantar a las criaturas, engorda al marido o pareja para retenerle en el núcleo y se obsesiona por que todos los que lleguen a su “cueva” u hogar, salgan bien alimentados…bien nutridos. Uds. siempre recordarán las eternas frases de madres y abuelas: “¿Ya comiste bien mi hijito?”
Esto me remite a los restaurante, los cuales me divierten mucho Los establecimientos que tienen gabinetes son muy socorridos. Siempre que les pregunto a los encargados sobre cuáles son las mesas que más rápido se llenan o las más solicitadas, invariablemente me responden: los gabinetes. Esto obedece a que en el código genético heredado el ser humano busca proteger sus alimentos en un lugar seguro. Podríamos decir que virtualmente busca su “cueva” o “madriguera” para comer con los suyos. También otra característica es la preferencia de los restaurantes poco iluminados y con ambiente “acogedor”. Con este entorno se están remontándo a los ancestrales tiempos cuando se buscaba el abrigo de la cueva o choza, donde se protegían de las inclemencias del tiempo y donde cuidaban del preciado fuego para calentarse y preparar los alimentos.
El instinto de supervivencia no solo se limita a cuidar de nosotros mismos, sino también de proteger a los seres más allegados a nosotros. Esto quiere decir, que si tenemos hijos o pareja, buscamos siempre ser proveedores de bienestar y protección para ellos. Así vemos que el “macho” de la manada se convierte en guardián protector y proveedor del grupo al que pertenece. Por su parte, la “hembra” o mujer axial* buscará darle protección a los suyos y por eso las escuchamos verbalizar: “¿No traes con qué abrigarte?” o “Ya mejor no salgas, es muy noche, puede ser peligroso?” e inclusive el: “¿Y a qué hora vas a regresar? No vayas a llegar muy noche!”
El asunto se complica aún más con el tercer mandamiento de la ley del ADN: Reproducirse. Para PERPETUAR la especie, el “macho” debe fecundar al mayor número de hembras para asegurarse de que va a transmitir su genética adecuadamente. La “hembra” debe preservar desde el embrión durante los nueve meses que retiene albergado en su matriz, para posteriormente amamantarlo y cuidarlo los 3 años de desarrollo del bebé, hasta que ya es independiente. Pero mentalmente la madre seguirá cuidando a sus críos hasta que cumplan 40 o 60 años y los seguirá tratando de PRESERVAR.
En función de PERPETUAR a su especie, el hombre moderno, al igual que los primeros hombres de las cuevas, busca a la hembra idónea para su reproducción. Pero, ¿Qué características debe tener ésa mujer?
Básicamente:
- Qué se vea saludable…bien nutrida.
- Que tenga caderas anchas…o sea que facilite el parto con su pelvis.
- Que tenga pechos voluminosos que garanticen el amamantar a las crías.
- Que tenga labios carnosos de preferencia. Eso es inequívoca señal de que posee sus mucosas bien hidratadas. (También con esto nos explicaremos por qué muchas mujeres prefieren pintarse los labios y tradicionalmente buscan el color rojo o carmesí como el más recurrente, ya que inconscientemente es un atrayente sexual)
Para finalizar, las mujeres en el proceso del cortejo buscan hombres de buena complexión que les garantice protección, cuidado, atención que les asegure a ellas y a su prole un futuro seguro pero que también que sean buenos proveedores…es decir, supervivencia y nutrición. Ahora si el hombre tiene atributos morfológicos adecuados pero es mal proveedor, existen mujeres que aplicarán la filosofía de nuestra amiga Martha O. que dice: “Tener a uno para el gusto y al otro para el gasto”.
Cuando la mujer ya tuvo sus crías y desea retener al hombre proveedor, enfila sus baterias para “cebarlo” es decir que coma bien, que duerma bien, que sea sedentario, le pone la tele para que se acompañe con sus chelas y vea el partido de futbol. Así como se dice en provincia: “Hombre celado y cebado, en casa bien amarrado”. Aunque algunas mujeres opten por convertirlo en un “ropero” que a veces les estorba y les digan a sus hijos “Tu papá ya no sirve para nada, solo estorba. A la que debes obedercer es a mí, yo soy la que mando.” De esa manera la «hembra» se asegura de que el hombre no se vaya a buscar PERPETUAR la especie en otro lugar. En el caso de los hombres, lo que buscan es conseguir a una mujer que sirva para reproducir su código genético, nutra y proteja a los hijos y por eso, prefieren a las gorditas. Como dicen los hombres vulgares: “Para que tenga uno de donde agarrarse”. Subconscientemente con las “gorditas” solucionan su necesidad genética de PERPETUAR la especie y cumplen con el freudiano concepto de EDIPO al buscar una mujer que sea como su segunda madre o madre sustituta o hasta el ideal de una madre que nunca tuvieron plenamente: una mujer que cocina, nos alimenta bien, cuida de la casa, tiene muy bien a los niños y además, es buenísima, casi respetada como el concepto religioso de «una santa, una virgen».
* mujer axial: Le denomino así a las mujeres que son eje del hogar. Quienes procuran atención a los que habitan su casa.
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