Nuestro sueño depende del funcionamiento de nuestro encéfalo popularmente conocido como cerebro. Es un excelente administrador que nos proporciona el descanso que diariamente requerimos. Todo funciona a base de ondas cerebrales en donde hay actividad eléctrica y procesos químicos que facilitan la transmisión de esas ondas cerebrales.
Todos los seres humanos transitamos entre la vigilia (estar despiertos) y el sueño.
Cuando dormimos atravesamos cinco etapas progresivas cuya duración puede variar entre 90 a 110 minutos (3 a casi 4 horas). Completado el ciclo podemos emprender uno nuevo hasta llegar al período normal que exige el cuerpo de 7 a 8 horas.
Los ciclos del sueño a su vez se dividen en 5 etapas:
La etapa 1 es el inicio y salida del sueño mismo. Los ojos se mueven lentamente y se hace lenta toda la actividad muscular. Es un periodo de adormilamiento en donde nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor y creemos que aún no estamos dormidos. En realidad estamos en una especie de alerta donde las ondas cerebrales predominantes son la alfa y theta.
Luego bien la etapa 2 donde el sueño es más profundo y el movimiento de los ojos se detiene.
La etapa 3 es cuando realmente descansamos. Si nos despertamos nos sentiremos confundidos. Aquí predominan las ondas cerebrales delta y es el momento propicio para las pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismos y en los niños o ancianos cuando se moja la cama.
Durante la etapa 4 nos encontramos profundamente dormidos y el descanso es integral tanto físico como mental. Podemos ver imágenes pero no historias.
La quinta etapa se le denomina REM y es cuando soñamos historias. Como no existe el tono muscular nos vemos impedidos de gritar, hablar y si la historia es angustiante sentimos con mayor intensidad la impotencia de expresarnos. Aquí las ondas cerebrales que predominan son las Theta, el ritmo cardiaco y la presión aumentan, al igual que el movimiento de los ojos. Aquí es cuando podemos recordar nuestros sueños si es que nos despertamos o alguien nos despierta abruptamente. Regresamos a la etapa 1 de finalización del sueño.
Sin embargo, cuando en una de las etapas del ciclo del sueño se ve interrumpida, es probable que el cerebro nos haga una de sus travesuras y se pone a despachar pendientes, temores, preocupaciones o situaciones que la memoria tenía sobre nuestro escritorio virtual. Es cuando no podemos ya reconciliar el sueño y lo expresaremos con frases como: “Me desperté y ya no pude conciliar el sueño”, “En medio de la noche me dio insomnio y ya no me pude dormir”, etc.
El cerebro es un extraordinario administrador del tiempo y si ve que ya interrumpiste el sueño, empieza hacer de las suyas.
Lo primero es recordarte tus pendientes. De los pendientes empiezas a pensar el orden en que los vas a atender. Si hay algún ruido que te despertó y no encuentras una explicación lógica, inmediatamente el cerebro te produce ansiedad o angustia y empiezas a deliberar cosas como: “se metió alguien a la casa”, “dejé algo encendido”, o bien, afloran todas tus preocupaciones. Evidentemente ese bombardeo de pensamientos hacen mucho más difícil el re-establecer tu ciclo de sueño y se inicia una espiral de desórdenes del sueño.
Platicar todo esto es posiblemente interesante, pero lo importante para los que lo padecemos es tener ciertas rutinas de sanidad para que no entremos en la espiral del insomnio y cansancio cerebral.
- Nunca dejes tu celular en el buró junto a tu cama. Si no tienes que estar alerta ante un pariente o ser querido que pudiera tener una emergencia. Deja el celular fuera del área de tu cabecera ya que sus frecuencias electromagnéticas pueden afectar a tu propias ondas cerebrales.
- Establece un rutina de revisión de puntos de seguridad en la noche: Revisar cocina que todo esté apagado, luces, cerraduras, ventanas, etc. de tal manera que no tengas excusa para preocuparte ante ruidos incidentales.
- Evita ver pendientes de dinero, cuentas o aspectos que te causen conflicto a partir de las 16 horas para que no afloren esas cuestiones ante la interrupción del sueño.
- Suspende el ver los noticieros nocturnos de televisión, son agoreros de desastres, violencia y generan perturbaciones al inconsciente.
- Una hora antes de acostarte, si tienes caminadora o si puedes caminar o hacer bicicleta, realiza un ejercicio leve de 20 minutos procurando respirar bien. Si tienes una mascota puedes sacarla a pasear y jugar con ella.
- Aprende a meditar unos 15 o 20 minutos antes de acostarte a dormir.
- No discutan aspectos conflictivos familiares durante la cena, acostúmbrense a dirimirlos o en las mañanas o a mediodía, pero procuren que siempre la cena sea en armonía.
- No aceptes recomendaciones de medicamentos para el sueño aunque sean de acceso en el mostrador sin receta. Toda sustancia química que ingieras para reconciliar el sueño te irá afectando y alterando tu equilibrio fisiológico.
Por último recuerda que el sueño es una parte fundamental de tu reloj diario de vida. Si tu le robas tiempo al sueño o lo alteras, irás acumulando una cuenta o saldo que se te va a cobrar tarde o temprano.
El cerebro administra el 60% de la energía que consumes y hará travesuras como entretenerte con preocupaciones y pendientes cuando descubra que la energía que tenía destinada ahorrarse durante el ciclo de sueño la empiezas a desperdiciar con el insomnio, piensa que el cerebro es como un “workalcohólico” que le encanta estar haciendo operaciones mientras lo tengas en vigilia y se le va olvidar que tu interrumpiste el sueño, ponle límites a ese “loquito” que le fascina mantenerte ocupad
¡Ah! Por cierto, eso de contar borregas en pleno siglo XXI va en contra de las buenas prácticas de los derechos de los animales. Deja que las borregas tengan completos sus ciclos del sueño también.
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