Cencerro

Sumergidos en el torbellino digital, hoy en día la información nos llega a una velocidad pocas veces manejable. Nos saturamos de datos, videos, mensajes, llamadas, texteos, etc.   ¿Nuestro sistema nervioso estará preparado para tal bombardeo?

Los seres humanos operamos con una mente selectiva y desde nuestros orígenes, cuando poseemos cierta salud mental procuramos bloquear lo negativo para eludir la carga de lo desagradable. Eso nos permite vivir en armonía con nosotros mismos y con los seres cercanos. Sin embargo, el esquema se trastoca cuando la inmediatez de la información nos intoxica.

En la edad media, una de las épocas más regresivas de la humanidad, a los leprosos se les expulsaba de las comunidades y se les exigía portar una campanita o cencerro para alertar a la población que esa persona estaba enferma y debían de huir de ella. Bíblicamente se le llamó “el mal de Lázaro”.

 

 

Rosa Ma. Quijano (Pintura de Ana Zarnecki)

Al final de la década de los ochenta donamos una campaña de publicidad para el entonces comité del banco de sangre de la Cruz Roja mexicana que estaba integrado por mujeres voluntarias y presidida por Rosa María Quijano de Méndez (+) y entre las que figuraba también la pintora Ana Zarnecki.

Ana Zarnecki G. (Artista Plástico)

 

 

 

 

 

 

La campaña tenía como llamada atencional: “Dona un poco de ti” y buscaba motivar la donación voluntaria de sangre. Cuando la primera fase de la campaña ya estaba en los medios y alistábamos la segunda etapa de la misma, nos sacudió una orden.  El entonces presidente de la Cruz Roja, el Sr. José Barroso Chávez dio instrucciones de cerrar el banco de sangre, disolver el comité de damas voluntarias y despedir a un destacado hematólogo que se encargaba del mencionado banco. La razón obedecía a que el señor –pertenecía los caballeros de colón–, consideró que ante el descubrimiento y las noticias del brote epidémico de HIV/ SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) era importante excluir a la institución de cualquier ayuda a los “leprosos modernos”. Consideraba que dicho contagio era un “castigo divino” para quienes pecaban con la lujuria de la carne o las drogas y habría que dejarlos pagar sus pecados.  Esta estigmatización se develó con las actividades que también fueron denunciadas por un periodista británico sobre las oscuras actividades de la  “Madre Teresa de Calcuta” en sus albergues de San Francisco, California y que rápidamente fueron desvanecidas para que la opinión pública no las conociera. Este ocultamiento de la información fue similarmente intentado con el caso del “Padre Maciel”, aunque fue tanta la difusión de sus latrocinios que no hubo forma de mitigar el impacto. Y lo seguimos viendo con innumerables escándalos de pederastía, de feminicidios y demás fechorías.  Sobre el Comité de Sangre conservo copia de la carta de protesta que Rosa María Quijano envió inútilmente para tratar de evitar la desaparición de tan importante servicio.

El “cencerro” que antiguamente marcaba como estigma a los merecedores de la exclusión social por la lepra se había convertido en el “cencerro mediático” que hoy en día marca a las personas de un momento a otro con una noticia alarmista, muchas veces sin fundamento.  El desenlace de la controversia generada por el señor José Barroso se los relataré en otra ocasión pero la reflexión que debemos hacernos es el grado de fragilidad que tenemos en “creer” lo que en los medios (masivos convencionales o digitales y redes sociales).

Es así como vemos que a un futbolista como Mesi lo acusan de no pagar impuestos y el juicio sumario mediático lo condena. A otro lo ponen como sospechoso de lavar dinero y el mundo entero lo excluye hasta “borran” de sus redes sociales cualquier foto que los involucre visualmente con el “sospechoso”.  Las víctimas de cualquier crimen se convierten en “sospechosas” de tener nexos con la delincuencia y toda la información se focaliza en el criminal convirtiéndolo en un semi-héroe. Así vemos cómo las personas le dan credibilidad a las “guerras sucias” que construyen los políticos inescrupulosos auxiliados por publicistas corruptos y fabrican a los antihéroes (es un peligro para México es un excelente ejemplo).

Estos manipuladores de la opinión pública son incapaces de usar argumentos racionales ni saben sostener discusiones políticas de altura y un grupo de la población les cree con el simple hecho de haberles fabricado “etiquetas” y satanizarlos con la ayuda de periodistas vendidos. Se llega dar el caso de personas que manifiestan una agresiva fobia a los antihéroes aún sin conocerlos en persona, ni haber leído alguno de sus libros o escuchado íntegramente –sin mutilaciones—alguno de sus discursos. Los odian porque así se los ordenaron los supuestos «informadores».  Esto mismo pasa en nuestras pequeñas comunidades y empresas. A determinada persona le acusan de adulterio, de tener una enfermedad socialmente despreciable, de sus preferencias sexuales, de algo que se les “sospecha” y caemos en el chisme y en la propagación del rumor.

La inmediatez y saturación de la información sin una adecuada investigación o racionalización del acontecimiento nos ha convertido en verdaderos “rehenes” de la ignorancia.***

Algo sobre la lepra:

  • La lepra es una enfermedad que ha afligido a la humanidad a lo largo de la historia. Aún persiste el mal.
  • Su registro ya se reporta en papiros de Egipto (1150 AC)
  • Alejandro Magno detecta el padecimiento en su ejército al regresar de la India (62 AC)
  • Se le vinculó con una maldición demoniaca y en la edad media  los leprosos debían vestise con ciertas túnica y portar una campanita para avisar de su cercanía o proximidad.
  • Todavía en muchos hospitales hay “pabellones especiales” para tratar ésta enfermedad dermatológica.
  • El bacilo de contagio es el  Mycobacterium leprae, el cual es detectado en 1873 por el Dr. Gerhard Henrik Armauer Hansen (Noruego)
  • Hasta 1940 los tratamientos para los enfermos de lepra eran muy dolorosos  y se hacían a base de inyecciones del  aceite obtenido a partir de un tipo de nuez (Chalmoogra).
  • El Dr. R.G. Cochrane en el Hospital especializado de Carville inicia en 1950 el tratamiento  a base de Dapsone sin embargo el M. leprae desarrolló resistencia al medicamento.
  • Es hasta 1970 cuando  se desarrolla un multitratamiento exitoso después de extensas pruebas llevadas a cabo en la isla de Malta.
  • En México destacan los doctores Ladislao de la Pascua, impulsor de la dermatología, estudioso de la viruela y tangencialmente de la lepra( 1815-1891 ) y en 1851 el Dr. Rafael Lucio y Nájera (1819-1886) junto con el Dr. Ignacio Alvarado describieron una forma de «hanseniasis virchowiana«. En 1936, los doctores  José Diodoro Fernando Latapí (1902-1989) y  Chávez Zamora hicieron una revisión del padecimiento en México y la denominaron como ”Lepra de Lucio.” Es una forma de lepra frecuente en el noroeste de México. Finalmente se le conoce a éste tipo como Lepra de Lucio-Latapí. El Dr. Latapí es considerado como el médico más destacado que desarrolló una campaña para el control y erradicación de la lepra en México.

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