Siempre asociamos la sonrisa con nuestros labios y nuestro rostro.
En la era del COVID 19 nos hemos visto forzados a usar cubrebocas. Esta máscara sanitaria nos está obligando a descubrir que el poder de una sonrisa no solo depende de nuestros labios.
Nuestras miradas también deben aprender a sonreír.
Pocas son las personas que saben sonreír con los ojos.
A mi me cautivó la forma como la actriz Angélica Aragón logra expresar con su mirada y con sus ojos una sonrisa.
Para sonreír con los ojos se necesita emanar una energía muy especial, es un magnetismo que solo se logra con la sinceridad de las emociones.
Hay personas que nos sonríen pero inmediatamente detectamos que su gesto es falso.
Ahora que hemos trastocado nuestra habitual forma de ver a los rostros de las personas, debemos hacer un re-entrenamiento de nuestras expresiones y descubrir que con una sola mirada podemos decir muchas cosas y que el poder de nuestras miradas es inmenso.
La ternura, la simpatía, el interés por lo que el otro expresa, se acentúa con una mirada. También si extraviamos la mirada, la otra persona nota enseguida que no tenemos interés en lo que estamos conversando. A medida que ha evolucionado el estudio de la comunicación humana se ha perfeccionado la interpretación del lenguaje corporal, llamado también lenguaje no verbal y los teóricos lo han denominado: “las micro expresiones”. Son gestos y movimientos sutiles que dicen mucho más que las palabras. Las micro-expresiones transmiten inclusive señales contradictorias a los demás gestos que pudieran ser fingidos pero irremediablemente delatan el verdadero sentimiento de las personas.
Aprovechemos la pandemia para perfeccionar nuestra sonrisa con la simple mirada y a pulir nuestras micro-expresiones para hacer vibrar a nuestros interlocutores.
Deja una respuesta