«Perico» era un niño muy inquieto e inteligente. Un día en clase se le ocurrió comentar que él estaba seguro de que en los otros planetas tarde o temprano habría algún tipo de vida.
Sus compañeros se rieron ante el disparate.
Desconcertado, se quedó mirando su cuaderno de geografía y observaba detenidamente las fotos que de los planetas, la NASA había tomado.
Pensó para sus adentros: –No cabe duda que sí debe existir esa posibilidad–, y con su índice recorrió el diagrama del sistema solar.
Al salir de la escuela, mientras caminaba rumbo a su casa, siguió pensando: «Mi teoría, es que inicialmente la vida empezó en Mercurio, luego sus habitantes acabaron con todo. Los pocos elementos que sobrevivieron evolucionaron en Venus. Pasó lo mismo, los organismos evolucionaron hasta que se desarrollaron los Venusinos y contaminaron, destruyendo toda posibilidad de vida. Ahora toca el turno a la Tierra y como vamos, no va a durar mucho tiempo sin que acabemos con todo».
«Perico» iba con todas esas ideas en su cabeza cuando llegó a comer a su casa. Al dejar su mochila en el sofá vió el periódico y el encabezado decía: «Descubren agua en Marte. Científicos piensan que, por su abundancia, puede dar origen a vida extraterrestre».
Convencido de que no era tan equivocada su teoría, saludó a sus papás y se sentó a la mesa a comer.
–¿Ya viste cómo destruyeron los huracanes varias poblaciones?–, comentó el papá.
–Sí–, repuso «Perico». Todo eso pasa porque ni las personas, ni los gobiernos sabemos cuidar a la Tierra. Falta poco para que acabemos con todo. Por eso, yo me voy a ir a vivir a Marte.
Sus papás se miraron e hicieron unas muecas como dando a entender que «Perico» estaba chiflado.
Eso pasó en 2013, un par de décadas antes de que llegaran los primeros pobladores a Marte huyendo de la gran catástrofe terrícola.
El respetado colonizador –admirado por todos–, y conocido con el sobrenombre de «Perico», era condecorado en una impresionante ceremonia donde los pobladores de Marte se habían reunido.
Sin embargo, «Perico» lucía preocupado. Ya en Marte se empezaban a degradar las condiciones ambientales. Ni el gobierno ni la población estaban conscientes del daño que estaban causando al planeta rojo.
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