El perro y su fidelidad

Perrito en estrellas 2El otro día vi como un perro acompañaba a sus jóvenes amos al deportivo donde diariamente entrenan. Evidentemente, está prohibida la entrada a las mascotas. Pero el animal los esperó fielmente en la entrada hasta que terminada su jornada, salieron de regreso a casa. La empleada doméstica que hace limpieza en casa vive en las montañas de la ciudad (el Ajusco) y tenía un can que diariamente la acompañaba al paradero de autobuses, donde le hacía compañía hasta  tomar su camión. En la tarde cuando ella regresaba, el dócil animal ya la estaba esperando para escoltarla de regreso a casa. Un día, ya no llegó. Algún malandrín decidió atropellarlo. Historias como estas, se han escrito a la saciedad. Recuerdo que en uno de mis primeros recorridos por las Grutas de Cacahuamilpa nos narraron la historia del espelólogo que se fracturó dentro de las cavernas y su fiel perro salía a ladrar para pedir auxilio. Nadie le entendió. Finalmente, el animal se recostó a un costado de su amo y esperron ambos la llegad de la muerte.

 

 

TangoTango, una de las mascotas de mi amigo Arturo, sale animoso acompañado de la manada de perros que son sus compañeros. La pandilla goza de inpeccionar diariamente el jardín. El pequeño Yorkshire Terrier después de retozar, anticipándose a los demás perros, empieza a realizar movimientos de intencionalidad concreta de regresar a casa, lo hace repetidamente. Tiene una razón de ser, ya quiere que le den de comer y su forma motora es la manera como se comunica con el amo. En pocas palabras le dice: «¡Ya vente a casa que me urge que me des de comer!»

 

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