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Día Mundial de la Poesía

Concept de l’écriture et de la littérature avec un crayon duquel s’échappe les lettres de l’alphabet symbole de l’inspiration.

La UNESCO instituyó el 21 de marzo como el “Día Mundial de la Poesía”.
¿Por qué darle la importancia a un concepto que todos asociamos con un género literario?
Más allá de lo que asociamos como poesía que son los versos, rimas, sonetos, etc. Poesía es un término griego que en latín se tradujo a “poesis” y que significa: “la cualidad de la acción de hacer o crear”.

Por eso la vida debemos entenderla como poesía. El amoroso origen de nuestras vidas es un acto de creación, por lo tanto, todo ser viviente tenemos como origen un acto de poesía.

Cada etapa de nuestras vidas puede interpretarse como poemas. El origen de este término es también del griego (poeima) que es la conjunción de hacer o crear y el resultado de esta acción que significa “lo hecho, lo terminado”.

Así podemos decir que nuestra vida fue una sucesión de poemas, la etapa adolescente, adulta o nuestra vejez son poemas.

Pero también es poesía ver nuestro planeta, nuestro universo, la flora y la fauna que nos prodiga ejemplos de belleza. Un mundo tan bello, una vida bella y todo lo que nos rodea es hermoso. Cuando cambiamos nuestra óptica y dejamos de ser amargosos, de criticar, de menospreciar y de generar energía negativa, comenzamos a descubrir la hermosa magia que es vivir y disfrutar lo que nos han dado de forma gratuita.

Claro, el ser humano es comunicación y nuestras herramientas son la palabra, la voz, el lenguaje no verbal, la escritura y todo aquello que podemos generar con nuestras manos como es dibujar, escribir, pintar o fotografiar.
Por eso el género más fino y sublime de nuestra expresión es lo que hoy en día llamamos poesía.

Cruel desconocida

Tan lejana la poesía
por hábito abandonada

Pretendieron enjaularla en barrotes
de cultos y engreídos.

Sorpresiva llegó la mano
e impulsó a transitarla,
mostrándome que de hilos se trenzan las palabras.

La paciencia se hilvana con el tiempo
que tensa fibras del alma,
salpica emociones coloridas,
despliega y une con tenaz huso
como si fueran alas.

Música rítmica de bastidor
se aleja y acerca en persistente impulso
como cópula de cuerpos encendidos.

Música que pretende dar voz y aliento
a la sorda melodía.

Sueños breves de fugaces tejidos con pulsión.

Hilos de palabras unidas
en fábrica de complejos entramados.

Letra por letra, palabra por palabra,
la rueca sella fibras
en frases transformadas.

Barnizadas de belleza
trastornadas en versos,
exhaustas,
agonizan poesía.

Poesía cruel y amorosa,
envuelves ciegos en miradas,
huérfanos de lengua
resuenan en vibrantes cavidades.

Frases que aisladas parecen huecas,
unidas se decantan como himno
suplicante de abrigo
en pabellones de laberinto sepultadas.

Canto no con música de instrumentos
sino voces desperdigadas
ovejas en papel y tinta
ahora acorraladas.

Dicen que la poesía es canto extraviado
que al encontrarla,
las sirenas yacen enmudecidas,
arrojadas entre espuma y algas,
cansadas de tanto engaño.

Sirenas de canto brujo
que a marinos enloquecían,
ahora sin vida,en la frágil arena,
se mecen por olas acariciadas.

Canto mudo y hondo
como el de Lorca fusilado,
o el Poeta de isla negra,
envenenado de tristeza y llanto.

Canto de quien murió sin fin para ser poeta
o el de la monja de Asbaje
por sonetos excitada.

Canto por la poeta niña,
amortajada de muerte temprana.

¿Qué la poesía es cruel?
Lo es:
Teje emociones desgarradas
sin suturas, cicatrices o marcas.

Como amante preciada de ser perfecta,
alientas caminar sin rumbo,
acojinas pisadas por veredas infinitas,
desplegadas en redes de sueños y quimeras.

Tejes sueños como ansiosa araña
de atrapar y apresar libélulas,
de clavar hipnóticos venenos,
de alimentar su futuro incierto
y permanecer tan hueca como palabras aisladas.

Encontrar sentido a la caja de Pandora,
forzar cerraduras,
y sólo hallar palabras imantadas:
Magnética fuerza las fusiona.

Inconsciente artesano teje hilos
en versos convertidos.

No es oficio.
sino impulso:
brota un manantial
de mil palabras.

Ver e imaginar

En el salón de clases, cuando nos sentaban por apellido, siempre me tocaba la fila de atrás.  Eso tenía muchas ventajas: Me permitía ver a todo el salón, al maestro o maestra a la distancia y al grupo de compañeros pero también me permitía poder echar a volar a la imaginación.

Para imaginar se necesita también además de ver, el poder transformar la realidad.  No en vano la palabra imaginación proviene del término imagen.

La imaginación es una narrativa que por lo general encierra poesía. Lamentablemente la poesía es un género literario poco concurrido en nuestro país. Esto se debe a que en a enseñanza primaria recurren a poesías del siglo XIX o principios del XX y obligan a los estudiantes a memorizarlas.  En las tertulias familiares no falta el pariente “bardo” que recita poesías acartonadas y en desuso.

Debo reconocer que a lo largo de mi formación académica conté con valiosos maestros que sembraron en mi un gusto particular por la literatura y unos cuantos en especial por descubrir la poesía ya entrado yo en años. Olvidé el nombre del profesor que nos dio un semestre completo el análisis de “Muerte sin fin” de José Gorostiza. En el curso de redacción y literatura Javier Martínez nos deleitó con Pablo Neruda. Ya en la Maestría,  Juan Antonio Rosado Zacarías nos hipnotizó con sus cátedras y mi querida Patricia Camacho Quintos me liberó de las ataduras métricas y me invitó a lanzarme al vacío para escribir poesía como una especie de catarsis en el manejo del duelo que me embargaba.

Para alguien como yo que desde pequeño fui miope y astígmata, el “ver” resulta un placer insospechado y si sumamos la traviesa inquietud de imaginar las cosas, la poesía resulta un grato ejercicio. La poesía en cada frase o párrafo encierra un mensaje críptico del autor y que es descifrado de múltiples formas por los lectores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Triste mirada

1.

Vida fugitiva

Por instantes capturada

 

Reflejo en papel

de imágenes ausentes

Límpida sonrisa

que dibuja tu alma

Pero en esbozo

la miro, no engaña.

 

Tus ojos aleteo

besos mariposa

en ti clavé mi primer destello

ya cansada de labor y parto

tornaste lágrimas en vida.

 

Refulgente y joven

de tus marmóreos senos

aliento derramaste

transformando mi ser

en afectuoso vampiro

nutrido de egoísmo.

 

Aún eran tempranos losídas

en que fueras acechada

por miradas furtivas.

 

Abandonaste lisonjas

y ofertas de máscaras invisibles.

 

 

Brindaste permanente apego

a mi opaternal simiente

 

Férrea cubriste tus ojos con vendas

de indeleble fidelidad.

 

¿Qué hicieron de tu desbordada alegría?

Silenciosa cumplías con la carga:

Casa en orden, superficies limpias,

todo en puntual armonía.

 

Escanciabas alimento y néctar

Arropabas

Flores de un día con fatal destino

 

Capullo bañado de rocío al alba

 

Tímida luz matinal se asoma

luce refulgente en medianía

marchita su fugaz sombra y anuncia:

desahucio de esperanza.

 

2.

Triste ver a la mujer

Desgarrarse mes a mes

condenada a cumplir

la esper silenciosa

de yerma temporada.

 

Mujer gallina cobijaste polluelos

 

Como dulce de amaranto

aglutinaste en mieles de caricias

orgullosa progenie

 

Celosa de las manecillas

Tornabas elástico al tiempo

mientras alistabas escolares

y  abrevabas sus tareas

para terminar la función en cine

de blancas sábanas.

 

Vigía de etormentosas pesadillas

con la ternura de tu mano

mitigabas fiebres y resfriados,

empachos, descalabros.

 

Triste ver a la mujer sin alegría

demoronar su vida

 

Dulce de amaranto

enmudecido el llanto

Migajas al tiempo.

 

Hilvanaste sueños de familia

criando cuervos de oscuro vuelo

 

Tu callada labor siempre ignorada

confinada de almidones

piedra pómez, escamas

de cochambre y terquedad.

 

Triste ver a la mujer sin alegría

hueca alma en soledad

espirales de ecos infantiles

huérfana de caricias

que sólo tú sabes prodigar.

 

Despertaste de idílico sueño

enfrentada a cruel realidad

cunas de polvo

mesas sin comensal

retumbar de fatigados pasos.

 

Triste ver a la mujer sin alegría

¿Acaso tu sonrisa no puede volar?

Llagas supuradas de palabras:

sólo pide bálsamo.

 

Cuerpo de fatal trepidar

evocación de distante melodía

 

Teclado de marfil y ébano

sólo exiguo aire exhalas

en extravío de felicidad.

 

Pero ha llegado el momento,

mujer de triste mirada:

debes abandonar tu cuerpo.

Ya

Ya.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen: Detalle de Mujer mixteca por Raúl Anguiano (colección particular)

Emily

En estos días de encierro por razones de salud pública, muchas personas comienzan a fastidiarse después de tres o más semanas. Se quejan de que todos los días son iguales y que no hay diferencias de los días entre semana y los de fin de semana. Hasta hay personas que ya han perdido la cuenta de en qué día viven.

Es natural. Nuestro encéfalo (también conocido como cerebro) posee un complejo sistema de redes neuronales y lo hemos acostumbrado a lo largo de nuestras vidas a ciertas rutinas, horarios y patrones de comportamiento. Eso explica nuestro disgusto con los cambios de horario de verano. El cuerpo no obedece a los intereses financieros o bancarios que en un país como el nuestro, no se hace necesario estar cambiando los horarios por la posición geográfica que nos encontramos. El fastidio es dañino.

Cuando nuestras conexiones neuronales en ciertas áreas del cerebro están sin usarse y por motivos de ahorro de energía, existe un proceso de destrucción de ellas para que no se desperdicien los nutrientes necesarios para las otras actividades. Se les conoce como neuronas asesinas. La creatividad neuronal se va extinguiendo si uno se convierte en un ser rutinario y desperdicia el uso de ciertas secciones neuronales. Eso explica el por qué hay personas que envejecen su cerebro más rápido que otras.

En el aislamiento en que nos encontramos debemos reorganizar nuestras actividades y darle variedad a nuestra vida interior. La realidad es que no estamos acostumbrados –la mayoría de las personas–, a vivir con nosotros mismos y menos a vivir realmente con las personas con las que convivimos en nuestro hogar.

Nuestra vida interior se ha deteriorado por el bullicioso trajín de la vida moderna y frenarnos hasta detenernos, limitar nuestra movilidad y pasar semanas en casa nos causa ansiedad, angustia y hasta miedo.

Pero hay solución. Lo podemos explicar con una poetisa norteamericana del siglo XIX, Emily Dickinson (Amherst, 1830 – 1886) que durante sus 56 años de vida nunca salió de su hogar paterno y en la intimidad de su recámara se dedicó a escribir casi 2,000 poemas y cartas que nunca fueron publicados con su nombre mientras ella vivió. Los poemas estaban escritos en pedazos de papel, cartones y atesorados en una maleta vieja. A partir de cuatro años de fallecida se descubren y se inicia su publicación. Fue hasta 1924 cuando se le empezó a reconocer como una de las más importantes poetas de los Estados Unidos.

¿Qué hizo esta mujer educada con una rigurosa disciplina calvinista?

Construyó su universo interior y descubrió su vocación literaria llegando a ser magistral su producción. En lenguaje de las neurociencias podemos decir que estimuló sus conexiones neuronales haciendo fértil su creatividad e imaginación hasta lograr la excelsitud poética. Su obra se destaca por especial sensibilidad y misteriosa profundidad. Algo muy similar se podría encontrar en Teresa de Ávila. Feminista, llega a crear poesía metafísica y amorosa, volcando ese amor hacia la figura de D-os. Se nutrió de grandes escritores como Ralph Waldo Emerson, Harriet Beecher Stowe, Henry David Thoreau y Nathaniel Hawthorne.

Su aislamiento fue la clave de su intensa obra poética y pródiga complejidad intelectual. Podemos dividir su obra en temas claramente definidos: Vida, Naturaleza, Amor, Tiempo, Eternidad y Muerte. Su poema “Muerte y vida” aborda la angustiosa discusión que hoy en día nos ocupa a todos nosotros con la sana distancia y el quédate en casa.

De Emily Dickinson podemos aprender que nuestra reclusión voluntaria por cuestiones de salud, no forzosamente debe llevarnos a estados de desesperación, depresión y angustia o violencia doméstica.

Debemos crear una nueva disciplina de vida estos días. Imponernos el horario para levantarnos. Los que tenemos trabajo en casa de la oficina, seguir nuestro horario de lunes a viernes. Arreglar un espacio en nuestro entorno doméstico donde sea nuestra área de trabajo. Eso mismo lo debemos hacer para nuestros hijos. Asignarnos una hora para leer, la hora de gimnasia o ejercicio, una hora para jugar, un tiempo dedicado para un “hobbie” o mantenimiento de la casa, o convivir con los demás que habitan la casa, tener nuestros horarios plenamente marcados de desayuno-comida-cena, establecer nuestros planes de fines de semana que sean diferentes a los días laborales, etc. cada persona es diferente y nuestras necesidades y actividades deben ser a modo de nosotros mismos. Pero nunca dejarnos sumergir en la depresión, la abulia o el fatalismo.

Tenemos que renacer, como renació nuestra humanidad después de la peste en la edad media. Llegó el maravilloso renacimiento con una explosión de creatividad. Ocupemos estos días para encontrarnos con nosotros mismos, para recuperar el amor y la ternura de nuestros seres amados, descubramos la profusa herencia de cultura, conocimientos y talentos que han enriquecido a la humanidad, como lo hizo Emily Dickinson en su aislamiento voluntario.

Los dejo con un fragmento de la poesía de Emily Dickinson:

En mi flor me he escondido

En mi flor me he escondido
para que, si en el pecho me llevases,
sin sospecharlo tú también allí estuviera…
Y sabrán lo demás sólo los ángeles.
En mi flor me he escondido
para que, al deslizarme de tu vaso,
tú, sin saberlo, sientas
casi la soledad que te he dejado.

Ensueño

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.

 

La bella arrinconada

Pintura de Saturnino Herran

¿Cuántas veces no hemos visto a una persona verdaderamente bella y notamos que su vida está cargada de desdichas, fracasos amorosos, rechazo social y abandono?  Eso mismo pasa con una de las expresiones artísticas más sublimes que existen pero que siempre se encuentra en situación marginal.  Me refiero a la Poesía.

En los primeros años escolares nos hacen sentir que la poesía es algo superfluo, complementario, aburrido, soso y hasta cursi.  Nos obligan a memorizar poemas para los festivales del día de la madre o para cierre de cursos. Repetimos como merolicos los versos y añoramos el momento que termine la tortura de un parloteo de rimas anticuadas.  Pocas veces tenemos la verdadera oportunidad de que se nos enseñe a gozar de la lectura poética. Y difícilmente podemos tener a la poesía como tema de conversación en nuestras pláticas sociales.

La poesía nos brinda una gran oportunidad para obtener plasticidad neuronal, avivar nuestra imaginación, despertar nuestras emociones y abrir un horizonte maravilloso de experiencias.En mi caso, la experiencia anteriormente descrita es similar y resulta que cuando cursaba la maestría en literatura y creación literaria tuve la fortuna de cursar una materia de poesía con una maravillosa maestra: Patricia camacho Quintos.Ella tuvo la paciencia de soportar mis primeros poemas que regresaban con acotaciones y comentarios que me espoleaban a superar mi manía de regresar a las rimas de la escuela pre-escolar y a tratar de hacer versos de hace más de dos siglos de involución.

Descubrí que el primer paso para escribir poesía es dejar de pensar en la métrica y permitir que fluyan las emociones sin ningún freno. Al fluir las palabras se empieza a encontrar la música oculta de las letras –que al igual que las notas musicales– pueden armonizarse o convertirse en acordes, pasajes de tersura iinfinita o combinaciones discordantes que dan fuerza a los versos.  Antes de escribir poesía, debemos dosificar la lectura de los poemas que más nos evoquen imágenes o recuerdos.  Con anterioridad al curso con mi maestra de poesía, solo dos maestros previamente en mis estudios de licenciatura, llegaron a tocarme con el análisis de la poesía. Francisco “Paco” Prieto nos impresionó con uno de los poemas del libro YERMA de García Lorca. Se llama Thamar y Amnón. Es un poema fuerte y estrujante pero de una calidad increíble. Otro maestro, cuyo nombre he olvidado desafortunadamente, nos dio un semestre entero la disección del poema: “Muerte sin fin” de José Gorostiza. Una joya de la literartura poética. Renglón aparte está la obra de Pablo Neruda: 20 poemas de amor y una canción desesperada. Elixir para los momentos que tienes corazón de pollo y las mariposas revolotean en tu estómago.  Como no deseo intoxicarlos de datos, les invito a que conozcamos un fragmento de un poema anexado a esta publicación.

La bella arrinconada está habitando quizás muy cerca de ti. En un estante del librero de tu casa o en las miles de búsquedas de internet, puedes empezar a beber el afrodisiaco veneno de la poesía.  Y después de gozar de la poesía, no dejo de preguntarme:  ¿Por qué se venden poco los libros de Poesía?

Poesía: el arte de dar a luz la belleza.

Sor Juana por Antonio González Luqín

 

 

 

 

 

La poesía se definió desde la antigüedad como un acto de creación o dar a luz la belleza. Conforme fue evolucionando el término , abarcó al concepto de literatura y finalmente fue especializado en un género, que es el que actualmente identificamos, como poesía, una modalidad textual que se centra en una de las clasificaciones griegas denominada lírica (hay que recordar que los griegos la dividían en poesía lírica o canción acompañada de una lira o arpa de mano, la poesía dramática o teatral que la vinculamos a las tragedias y la épica que terminoo siendo la narrativa /cuentos, novelas, etc.)

Recuperar la Poesía lírica que es la construcción a base de versos es una tarea que debemos fomentar porque despierta las emociones, produce excitación positiva en las redes neuronales y logramos mejores conexiones que redundan en plasticidad cerebral. Es una forma hermosa de encausar las emociones humanas.

Para poder rescatar el gusto por la poesía, uno de los primeros pasos debe ser el empezar a olvidar la repugnancia generada en las escuelas primarias donde te hacían memorizar poemas para declamarlos en los eventos públicos como el homenaje de día de las madres, clausura de cursos, graduaciones, etc. o las detestables tertulias familiares donde el niño más antipático de la familia o el tío más bohemio y alcohólico, endilgaban recitaciones cursis que producían sueño a los asistentes. Ese tipo de declamaciones eran útiles para espantar a los invitados y concluir apresuradamente la reunión o celebraciones.

La visión moderna que debemos tener de la poesía es la libertad, plena de emoción y sensualidad (uso de los sentidos) para disfrutar la armonía que se establece entre las palabras y generar un verso.Confieso que yo fui víctima de la obligatoriedad de escolar de memorizar y leer poesía de forma arcaica. Tanto daño me hizop que en mi maestría al iniciar el curso de creacoión poética, mis primeros versos fueron rechazados por su estructura antigua. Mi maestra Patricia Camacho –a quien debo reconocer su enorme paciencia–, me regresó mis poesmas con una atenta nota indicándome que estaba yo escribiendo poesía con la rima de Gustavo Adolfo Becquer. Me sacudió la idea de verme envuellto en el polvo de una librería de viejo. No estaba ella ni yo en desacuerdo con la poesía que en su momento era rigurosamente métyrica. Eran los estándares de esa época. Pero yo no podía permitirme quedarme incrustado en ése estilo y la crítica me sirvió para que me propuesiera recibirme en la maestría con una tesis cuya opción fue la poesía.juana_ines

Empecé a escribir con desgarradora vehemencia. Escribí poemas de una descarnada crítica y donde cada palabra llevara una fortaleza que sumada en frases sacudiera. Fluía una especie de catarsis que me aligeraba emocionalmente y al leer mis precarios poemas iniciales descubría en el rostro de mis sacrificados escuchas, el reflejo de emociones variadas. Saber si les gustaban o no siempre será una icógnita pues es habitual entre los mexicanos a extremar la prudencia y cortesíapara no ofender. Mi maestro Juan Antonio Rosado Zacarías ha tenido la paciencia, ya fuera de la maestría de dedicarme varios domingos a tallerear mis poemas. Es un banquete de cultura, un baño de conocimientos que me doy al zambullirme en su revisión de cada texto. De todas esas experiencias llego a la conclusión de que a los niños y jóvenes de nuestro país les hace falta la poesía. De que a los adultos que aún pueden redimirse y a los de tercera edad que desean ver renacer sus ilusiones les debemos inculcar un nuevo amor por re-encontrarse con la poesía.

José GorostizaLes invito a que le pierdan la aversión y tomen un poema. Cualquiera, ya sea de Pablo Neruda o de Rosario Castellanos o de Sor Juana Inés de la Cruz. Disecciónenlo, deténganse en cada palabra, cada frase…cada verso.Descubran la magia de leer “Muerte sin fin” de José Gorostiza y poco a poco acérquense a los poetas actuales, a los vivos como Orli Guzik, a tantos autores que en México y en el mundo están reverdeciendo el viejo arte de dar a luz con las palabras.

ORLI GUZIK

 

Mirar hacia atrás (poesía)

Introducción
Durante la asignatura de Taller de Creación Poética se realizaron diversos poemas que correspondían a ciertas tareas.
A la entrega de éstas, tanto los compañeros como la profesora Dra. Patricia Camacho Quintos realizaron observaciones, comentarios y sugerencia de correcciones.
El presente trabajo presenta el trabajo revisado, corregido cuando las observaciones me parecieron pertinentes y cito textualmente lo que me comentaron aquellas personas.
Los poemas aquí publicados ya tienen incluidas las correcciones y no corresponden al poema originalmente escrito.
Juan Okie G.

13. Descenso a la realidad poética
Descender
Me paro frente a un abismo que seduce,
se antoja caída libre…
…desciendo.

Librarme de las ataduras impuestas
olvidar métrica que esclaviza
abjurar de la rima sonsa.

Dejar que transpire mi piel,
aflore sensibilidad contenida…
…desciendo.

Años de represión
negaron a mi alma
pronunciar palabras.

Desnudo voy al vacío
oscuro túnel de páginas en blanco,
escudriño mente y entrañas.
…desciendo.

Cuando se toca el fondo del abismo,
algo mágico sucede
torbellinos de ideas,
todo lo transforman.

Fluyen como veneros palabras,
se alinean frases musicales
estrofas anuncian parto sin anestesia…
…asciendo.

Versos íntimos de emociones rebosantes
poemas de infinito gozo
sensuales recuerdos aún presentes.

Emerjo de aguas profundas,
renazco en la frescura del aire,
huérfanas palabras que encuentran su voz…
…asciendo.

Vaivén sonoro de sentimientos
tenaz factura de versos,
barbecho palabras incómodas
cultivo aquellas crecidas en el acierto.

Pensarme poeta es un reto,
habré de descender para ascender
como buen tejedor de palabras…
…asciendo.


12. Poema sobre la experiencia de hacer Poesía
Senderos abandonados

Camino por senderos abandonados
lugares yermos de hierba
donde crecen palabras.

Las arranco con mis manos
para luego en ramos juntarlas,
desplegarlas en versos cortos.

Palabras olvidadas que renacen
con la ternura de mis caricias
lucen frescas y hermosas
anuncian la alborada.

Memoria de infancia
terruños, escondites del alma,
evocadoras palabras
construyen poemas de añoranza.

Cosecha de letras
enlazadas para mis enamoradas
en rítmica danza sus pabellones
excitan y calan.

Pasión envuelta en cuerpos,
ígneo deseo
la lengua aventaja
a gemidos y palabras.

Anudo palabras para mis muertos,
sepulcrales poemas de tímido espectro
duelo con mi voz callada.
Recuerdos amontonados en baúles,
polvosas repisas,
encuentro de palabras
rimas y anagramas,
aroma de violetas añejadas.

Carnaval de vanidades,
máscaras ocultas,
risas, halagos,
palabras como puñaladas.

Voces en eco regurgitadas
su paga son aplausos fugaces,
al cerrarse los telones,
queda polvo en oscura tramoya,
asfixiante soledad de camerinos,
palabras en llanto ahogadas.

Camino por senderos abandonados
pletóricos de palabras
lugares desconocidos
donde abrevan versos
y se funden en almas.

Senderos de infinita búsqueda
infatigable deseo de horizontes,
sol que abrasa
hielo que corta, punza
y resquebraja.

Surcos de siembra abortada,
rastrojo de palabras
se secan, marchitan,
acaban.

Camino senderos abandonados
seca ya mi garganta,
lengua que raspa
hoy estéril he quedado
mudo de palabras.


11. Poesía sobre el Silencio Amado mío

Amado mío

Amado mío
compañero de andanzas,
con cariño te recuerdo
desde mis días solitarios
enjaulado en mi cuna.

Me arrullas con tu mudo canto
mientras Morfeo me hipnotiza en sus brazos.
Juegas conmigo entre rosas y margaritas
a buscar caracoles escondidos en mastuerzos.

Nos alejamos del ronroneo marino
penetrando en profunda selva,
jungla que apenas percibe tu presencia
hace callar aves, chicharras … la naturaleza misma.

Enclaustrados en la habitación ayudas a mis tareas
infinito recorrido por cadenciosas planas de “mi mamá me ama”
hasta escalar complejos teoremas empuñando siempre lápiz
como espada, fiel ángel de la guarda.

Cuando la tristeza busca en mi su abandono,
o en el ensueño de mariposas al sentirme enamorado,
guardián eres amado mío,
asido a mi cuerpo –siempre callado– imprimes fortaleza.

Ante el primer ataúd que mi corazón desgarrado observó,
supiste hablarme al oído y compartiste elixir
que al sediento da consuelo
y en el temido duelo, me reconfortaste.

Guía tenaz al recorrer senderos del bosque
cálida compañía mientras admiramos en cimera montaña
lontanos valles teñidos de esmeralda, cordilleras de azul zafiro,
que invitan a pasear mi mente viajera.

¿Recuerdas acaso por qué nos distanciamos?
Jamás hemos perdido gozo de juntar los cuerpos
ni decimos palabras que falten al respeto,
nos hemos ido lentamente ausentando, sin sentir la embriaguez del venenoso ruido.

Ahora en claustro me encuentro
dedicado a ti, mi amante reconciliado,
abandonamos los sonidos del mundanal trajín cotidiano
para mirarnos exhaustos, ayunos de teléfonos móviles,
computadoras
y humanos.

He vuelto a ser tuyo y tú has en mi… renacido,
amantes que por costumbre dejamos libido adormecido
ahora de nuevo en nuestro encierro volvemos a sentir el gozo
de disfrutar los cuerpos que encadenados por siempre fueron.

Renuevo mi eterna promesa de amarte,
al pronunciar tu nombre rompo mi compromiso
atreviéndome decirle al mundo que de ti soy amante,
que en secreto nuestras vidas se han compartido
y ya sin pena grito, clamo …digo:
Silencio te llamas, amado mío.

Poema Bufo

El Banquete de Silencio

Una amorosa reina ordenó a sus vasallos
que esa noche sirviesen una cena diferente
para la corte en pleno.

Todos los manjares de la tierra
su paladar ya había probado,
menuda faena esperaba a cocineros y mayoras.

Perdices y faisanes de mil forma preparados,
frutos del mar y exóticos vegetales
todos habían abrumado en mil recetas diferentes
paladares del reino gobernado.

Ante tanta incertidumbre
y no habiendo ingrediente novedoso,
cocineros y mayoras decidieron montar un banquete:
Banquete de silencio.

Llegó la reina acompañada de su corte
con atildados comensales invitados,
sentados todos en mullidos sillones
reposaron sus pies en bellas alfombras.

Atónitos quedaron los agasajados
cuando meseros con finos guantes
sirvieron platos bien vacíos
sin orquesta que amenizara
ni palabra pronunciada,
así transcurrió toda la velada.

Súbditos y comensales convocados
fingieron estar satisfechos
mientras la reina sorprendida no comprendía
lo que en su real mesa acontecía.

Más de treinta minutos en silencio habían pasado
cuando la reina impaciente llamó a su jefe cocinero
para preguntarle la razón de tal desaguisado.

Su majestad –respondió el fiel vasallo,
Banquete de Silencio hemos ofrendado
ante la falta de nuevos ingredientes
que sirviesen para darle original guisado.

Ante el ingenio de sus cocineros y mayoras,
no tuvo más remedio la Reina sibarita,
siempre bondadosa, que soltar sonora carcajada,
carcajada festejada con aplausos de entusiasmo
por plebeyos y hambrientos cortesanos.

10. PROSA POETICA
La infinitud del Lago Versión 2.0
El horizonte perdió su infinito fundiéndose en un solo cielo. El agua del lago formaba un espejo, haciéndose uno con tu piel junto a la mía. Eran días y noches sin principio ni fin, días en que confundíamos el deseo y la pasión con el amor.
No sé si esa sensación ya la habías experimentado pero en mi era la emoción la que me erizaba la piel.

Habían pasado meses desde que por primer vez nuestros ojos cruzaron sus miradas y descubrí tus ojos color miel. Una eternidad transcurrió antes de que pudiera escuchar la música de tus palabras y risa que brotaba como manantial.
El tiempo me torturó con sus manecillas alejándome en el espacio de mi deseado encuentro: vivir en la incertidumbre por conocerte. Abrigaba la esperanza de que aceptaras mi amistad. Todo era un tímido encuentro de miradas desviadas en el cruce de nuestros caminos. Cada día de espera fue lenta agonía.
Conocerte, descubrirte, era el sueño que por meses fue pesadilla. El pasillo de la universidad parecía interminable, de pronto te ví junto a una ventana con tu mirada perdida en el horizonte. Volviste tu cabeza para fijar tus ojos a los míos y con una sonrisa me dijiste el “hola” que me supo a magia.
Me turbé por completo, lo confieso. Ni una palabra brotaba en mis labios. El rubor ascendía por mi rostro y solo pude balbucear un “que tal” desangelado. Todo tan rápido y a la vez tan lento.
Un torpe comienzo transformado en escalera de emociones. Del saludo ocasional fuimos tejiendo conversaciones más largas y animadas. Vibraba mi piel de emoción con el beso en tu mejilla para saludarte o despedirte. Mis labios extasiados como náufragos sedientos en medio del océano.
El cine fue refugio para tenerte cerca y protegida. Llegaron los días en que nuestros labios sin freno se desbocaban.
Finalmente acordamos organizar una excursión con los amigos cercanos. Domingo de sol abrazante, cielo azul y el colorido campo. Un día perfecto a la orilla del lago. Nuestros cuerpos ávidos de deseo. Mi mirada estaba puesta en tu cabello mecido por el viento y en tus delicados movimientos que me invitaban a abrazarte.
Fue el crepúsculo cómplice cuando de mi mano te engarzaste. Pies descalzos sobre césped y arena. Rítmico oleaje para nuestros cuerpos que se desnudaban. La suavidad del limo se amoldaba a tus muslos como si fuesen el recipiente perfecto para acunarte. Las estrellas nos envolvieron con el delicioso sopor de los rescoldos consumida ya, la última llama.

Volví a este lago muchos años después y lo que fuera fértil limo, hoy es erial. Arcilla resquebrajada del dolor de no encontrar más agua que el sol, ni más ola que el viento. Soplido impetuoso que se torna en remolino, tolvanera para unos y soledad para los otros.

El amor es algo tan natural y frágil como la naturaleza misma. Si no sabes mantenerla en equilibrio, se desboca y se consume como el día desgrana las horas o como la vida nos deja cicatrices en el alma. Cambia como las estaciones mudan de colores: Naranja tímido de atracción, rojo apasionado como la granada, se puede volver negro oscuro o tan vivo como el verde de renovada primavera, tierna niña que espera la lluviosa caricia del verano. El amor es tan dulce como la miel de flores del campo o amargo como fruto caduco por el tiempo y abandono.
Hoy ante este suelo seco y agrietado, no me invade la tristeza de no estar a tu lado, sino la alegría de recordar la felicidad obsequiada, rediviva con la magia de volver a pensarte. No hay lago más hermoso que tu reflejo en el espejo de nuestra memoria.

8. Elegía

En mis manos

Cortinas de acero caen de telón
marcan final a una puesta en escena
sin guión tus palabras enmudecidas
ausente rendija para explayar tu dulce voz.

Cielo amenazante de lágrimas avisora
desgarrarse en silencio la tarde aciaga.
Por Madre,
ahora tan sólo cenizas entregan en mis manos
un inmenso amor cabe en ellas.

En esta ocasión prescinde del cinturón de seguridad
conduciremos sin rumbo,
silencio compartido en hueca soledad.

Difícil para la mente concebir
que en una pequeña urna
encierres tanta memoria:
cariñosas sonrisas, cálidos abrazos, ternura maternal.

Orfandad obligada por naturaleza
tu cuerpo tejió rosario de linfoma
ahogó lentamente tu vital respiración
ávido enemigo consumió vida y amor.

Cinco vástagos diste, sólo uno
en cortejo y enfermedad te acompañó
honroso deber me toca
a tu última morada llevarte sin precavido temor.

Madre es la primera palabra que aprendemos
y a gritos llamamos cuando enfermedad amaga
o cuando profunda tristeza nos invade
en desesperada calma de abandono.

Contrapunto dramático de imágenes:
figura de mujer con hijo en brazos,
enjuto cuerpo de hembra consumida
cenizas abrigadas en filiales manos.

7. Poema épico histórico

Triste mirada
1.
Vida fugitiva
por instantes capturada
reflejo en papel
de imágenes ausentes
límpida sonrisa
dibujada a pulso por tu alma
más en el esbozo
la mirada no engaña

Tus ojos aleteo
besos mariposa,
en ti clavé asombroso
mi primer destello
ya cansada de labor y parto
tornaste lágrimas por alegría.

Refulgente y joven
de tus marmóreos senos
elixir de vida derramaste
transformado mi insaciable ser
en afectuoso vampiro
nutricio en egoísmo.

Aún eran tempranos los días
en que acechada fueras por furtivas miradas
abandonaste lisonjas
seviciosas ofertas de invisibles máscaras
brindaste permanente apego a mi paternal simiente
férrea cubriste tus ojos con vendas
indeleble fidelidad.

¿Qué hicieron de tu desbordada alegría?
Silenciosa cumplías con tu pesada carga
límpidas superficies
ordenada la morada,
puntual escanciabas alimento
y néctar
también arropabas.

Flores de un día con fatal destino
capullo bañado de rocío al alba,
tímida luz matinal se asoma
luce refulgente en medianía
marchita su fugaz sombra y anuncia:
desahucio de esperanza.

2.
Triste ver a la mujer sin alegría,
Desgarrarse mes a mes
largas jornadas,
condenada a cumplir en silencio
la paciente espera de yerma temporada.

Mujer gallina cobijaste polluelos
como dulce de alegría
aglutinaste en mieles de caricias
orgullosa progenie.

Celosa de las manecillas
tornabas elástico al tiempo mientras escolares alistabas
luego abrevaste sin fin sus tareas
para terminar diaria función en cine
de blancas sábanas.

Vigía de tormentosas pesadillas
con la ternura de tu mano
mitigabas fiebres, resfriados,
empachos, descalabros.

Triste ver a la mujer sin alegría
desmoronar su vida
dulce de amaranto
enmudecido llanto
migajas al tiempo pasar.

Hilvanaste los sueños de familia
criando cuervos de oscuro vuelo,
tu callada labor siempre ignorada
confinada de almidones
piedra pómez, escamas
de cochambre y terquedad.

Triste ver a la mujer sin alegría
nido vacío, hueca alma en soledad
espirales de ecos infantiles
huérfana de caricias que sólo ella sabe prodigar.

Despertaste de idílico sueño
enfrentada a cruel realidad:
cunas de polvo
mesas sin comensal
retumbar de errantes y fatigados pasos.

Triste ver a la mujer sin alegría,
¿Acaso su sonrisa no puede el vuelo levantar?
Corazón herido por el olvido
de sencillas palabras sólo pide bálsamo.

Cuerpo de fatal trepidar
de distante melodía, evocación
teclado de marfil y ébano acariciado
sólo exiguo aire exhalas
extravío de tu alegría.

Ha llegado el momento
mujer de triste mirada
tu cuerpo debes abandonar.

6. Poema del lugar donde radicas

Aquí anido
I.
Donde lagos fueran espejos
nubes de encajes eternos testigos,
hoy anida mi alma
como otrora, aves de peregrino vuelo.

Hambrientos nómadas de pobreza eterna,
avecindados en lastimosos islotes de tule y lodo,
sangrientos guerreros forjados en vano intento de cambiar piel,
montañas de tezontle y roca que nunca a sus dioses alcanzaron.

Altar que ofrendas poder de obsidiana,
conduces hordas a ritual sacrificio,
sedienta sangre tus entrañas beben,
triste la noche de árboles vencidos.

Violada fuiste cuando templos y calpullis vestías,
re-encarnaste mancillada ciudad de Palacios,
eterno karma de desollados sacrificios cargas,
te anegan fluidos de rapaces depredadores.

Níveas cumbres exhalan deseo,
traidora con pólvora de tu azufre fabricaste,
día y noche palpitas sin mostrar desvelo,
hoy sólo humo brota en torrente de angustioso asfalto.

Seca te dejaron con tus espejos rotos,
hundida en fango de esperanza renaciste,
amorosa cuna de huérfanos emigrados,
seductora hembra cautivas a propios y extraños.

Corazón de cuerpo desmembrado,
recelo, envidia y odio constante, tu nombre provoca,
acusada de sangrienta, hoy paz albergas,
bosques cercenados, campos degollados con espinas de cristal y acero.

Cenzontle de mil nombres te llaman:
Ciudad de Palacios, capital novohispana,
Metrópoli de nube gris,
región mas transparente.

Capirucha en lengua prole,
Chilanga acusada,
legalmente Distrito Federal estás apellidada.
Anáhuac , México-Tenochtitlán, de grandeza ultrajada.

II.
Tu eterna fortuna para reinos de ultramar fuiste secuestrada,
con fatuos chancros te bautizaban Nueva España,
ambiciosos te extirpan Petróleo, Plata, Oro y mano de obra barata,
¿la paga? con falsos espejos y vidriosas cuentas, en trueque engañan.

Se vende patria a cambio de traidor imperio,
borracho de sueños, emperador su castillo admira,
cuán hermosa te yergues amada mía,
con telón de fondo, blancos tus senos, a pecar invitan.

Jardines de Borda, moza o mozo de oficio jardinero,
del rubio, su lujuria apagan,
mientras la loca pasea su enfurecido abandono,
capítulo de historia en cerro de campanas se aniquila.

Insaciable rapiña anidada en sedientos tiranos,
malolientes purpurados con cruz pastorean,
el dócil bramido culposo de ovejas descarriadas,
gritan amén, las vírgenes mientras que con rosas hipnotizan,
hambre y miseria, las eternas peregrinas.

Los de a caballo se pasearon por tus calles y avenidas,
después de que en Ipiranga el tirano zarpara,
trono de falsas águilas que devoran serpientes,
sucesión multicolor de cascabeles con más de siete décadas, nos envenenaron.

Fingido cambio de estafeta,
ebrios saqueadores de igual calaña,
con su doble moral usurpan, roban y matan,
añejo palacio luce con el tiempo abandono.

Veneros de lava abrigan tus volcanes,
arterias colapsadas en tensa calma,
bullen por dentro y fuera en gigantesco hormiguero,
millones ansiosos en búsqueda de pan y agua.

De vez en vez, trepidan tus entrañas para mostrarte viva,
ahogan en llanto escombros de sobrevivencia,
así como aullaron sirenas entre humos y fétidos olores,
hoy, sepulcros sin nombre, están condenados al olvido.

III.
Suena el Caracol cuyo altar se apresta a sacrificios,
unos morirán con puñal de obsidiana ensangrentada,
los otros con balloneta bien calada,
pero, de la muerte, aquí nadie se escapa.

Cubre tu manto azul virgen prefabricada,
Tonantzin travestida en guadalupana,
espinas, clavos, copal y excremento
en tus confesionarios secretos abrigas.

Exhalas vida en tus coloridas marchas,
Jóvenes y viejos por tus arroyos navegan,
protestan por el injusto trato que poderosos les prodigan,
con desprecio resuena del eco de informantes por oficio.

Guaruras escoltan usurpadores,
los que esquilman alistan hélices para su fugaz vuelo,
así cegados, no nos ven hacinados,
desposeídos viajamos como sardinas en lata.

Nosotros, los que a sátrapas amamantamos,
los que en éste valle sólo sueños abrigamos,
aquí hemos nacido donde nacieron nuestros padres,
aquí sepultar habremos, a hijos y hermanos.

Eres mi nido hogar extenso,
me acostumbre a ti, a tus calles de regia traza,
he abrevado por años en tu adrenalina,
y cuando de tu salpullida superficie me alejo,
entierro de hastío encuentro.

Ciudad mía que acaricias con clima bien templado,
divertida y fascinante a todos entretienes,
por besar a nadie reprimes ni castigas,
respetas preferencias y nos procuras vida digna.

Ciudad pródiga mil veces maldecida,
tu grandeza opaca a envidiosos,
Hoy te yergues majestuosamente combinada de rascacielos y covachas,
tus espejos de agua, hoy sólo son nubes contenidas.

Así te quiero tal y como eres, Ciudad mía,
Hermosa e impoluta a través del tiempo,
asfalto, césped, tezontle y hiedra,
imagen retratada al infinito, tu nombre cantan en bellas melodías.

Nido de muchos, enjambre sin mieles,
aquí abrí los ojos para de ti enamorarme,
y habré de cerrar mi gris mirada,
cuando el aire fatigado se niegue a penetrar en mis entrañas.

5. Poema libre –

Trémulo despertar

Trémulas nuestras carnes inocentes
atraídas por extraño magnetismo.
Lluvia de herbal secuela verde,
salpicada de diáfanas estrellas contenidas.

Silvestres dalias danzarinas mecidas por ligero viento,
sobre ellas frazada protectora tiendes,
vano intento de cubrir húmeda atmósfera,
más no frenar se puede, novel deseo.

Abandono de caricias inocentes
prólogo de una ciega búsqueda de lo nuevo,
descubrir llamas que incendian cuerpos
acalladas sensaciones tempranas que indelebles huellas dejan.

Trémulas nuestras miradas se funden,
inmersas en furioso revuelo
párvulos besos inútilmente sofocados,
sedientos tus ojos suplican aquello que mis párpados desean.

Trémulas manos rozan virginales pieles
acariciadas en tímidos abrazos principiantes,
aprendemos a exhalar deseo
lecciones vitales que sólo con probar se enseña.

Sacudidos los cuerpos en desbocado afán
descarnandos de ropas y ataduras,
inútil intento de frenar insofocables llamas
que devoran cada espacio de piel expuesta.

Trémulo el canto de la ave Primavera
resuena verano en melodías del bosque ensimismado
árboles testigos de tempranos hallazgos,
infatigable vaho del beso susurrado.

Tu esbelto cuello me invita
recorrer con mis labios angustiados,
lóbulos excitantes de sedientos oídos
anego entre gemidos y amorosos llantos.

Tarde campirana de inocente cita
abandonamos almuerzo por frutos de desconocido aroma
es el edén quien invita
a los púberes cuerpos a encontrarse.

Trémulo es el primer orgasmo
muerte de infinito placer abriga,
el dorado ocaso de púrpura encendida
tiñe nuestras pieles que recién fueron niñas.

4. Poema de la Infancia
Sueños de mi memoria

Quisiera alimentar mi memoria recuerdos de prístina etapa,
recorrer eslabones engarzados día con día
de aquello a lo que yo llamo vida.

Parvada de aves sin rumbo
en lírica juguetona
memorias que saltan y muestran
lo inseparable que ha sido mi compañera: la poesía.

Temprana en mi mente asoma
despiertos sentidos se agolpan
miles de colores, estampas y crayones
supieron dibujar mi alma de niño.

Sonetos y canciones envueltos en poesía
recuerdos de infancia los arropan.
Rimas de Mamá Ganso, sonetos en inglés
mi abuelo hacia repetirlos hasta el infinito*

Temprana mi amiga la poesía
me enseñó que con la “i” chilla el ratón
y los sordos oídos del viejo con la “e” preguntan,
Si la “u” retumba del tren que ha llegado a la estación,
de admiración es la “a” y la “o” siempre marca la sorpresa.

De Cri Cri aprendí
cómo marchan las letras,
de párvulo a general me hicieron
pero al foso del teatro fui a dar
para poner abrupto final al celebrado día de las madres.

Cursaba primero de elemental
cuando a la Patria su himno aprendí a cantar.
Ya entrado en años, en tercero
comprendí cómo recitar el verso,
a Juárez en rimas alabar,
no sin antes aprender las diez tablas de multiplicar.

Marchábamos por el corredor
abuela, madre o padre
con el mismo sonsonete,
repetíamos dos por dos son cuatro
cuatro por dos ocho son.

Temprana la poesía, amiga de mis juegos
Doña Blanca me enseñó a cantar,
naranja dulce limón partido,
mis hermanas como los tres cochinitos,
evocaban con su canto un columpio,
hecho de telaraña,
sobre el cual un travieso elefante se columpiaba.

Tiempos de niñez huidos,
en mis oídos solo recuerdos dejan,
la poesía amiga sigue siendo,
aunque ahora solo me dicta
los más hermosos versos para mi alma enamorada.

Tiempos que parecían estar en olvido
tuvo que irrumpir Patricia, mi maestra,
despertar en mí a la poesía amiga,
y avivar una bella emoción… ¡albricia!

*“Si las rosas rojas son, las violetas de azul se pintan,
el azúcar dulce es, como dulce es tu querer”.

3. Sinestesia

ANESTESIA SINESTESIA

Antes que el quirófano me devore
el escandaloso formol se desliza en mi vientre
punzante como el hielo,
sorpresiva caricia de navajas.

Mis vellos púberes de entusiasmo,
razados por el arado de estrellas platinas
abandonan el campo al hiriente dardo,
bisturí de carnes divorciadas.

Oscurece la ventana de mis ojos
mientras resopla la máscara
viento de anestesia que a los sentidos engaña
para abrirle paso al cirujano.

Se alejan las voces esquivas
no es negra la muerte, es blanca.
Anestesia que frena al dolor que derrumba
amorosos tejidos y escurridizas entrañas.

Gasas sedientas de sangre exclaman:
sinestesia han pedido y para llevar la contra
anestesia dan como lamento de flauta
al flácido músculo y lo escancian.

La muerte no es negra, es blanca.
Oscuro sueño que amanece zurcido
aroma de hiel sabor de espinas
tambaleantes los oídos rescatistas de palabras
vuelvo en sí al ahuyentar la nívea calva
inquieto paciente como esclavo mis cadenas espanto.

Bosque de niebla

Calor que raspa mi lechosa envoltura
amargo llanto sudor transpira,
Selva de verde ácido
mi cuerpo se evapora en el abandono de la fatiga.

¿Acaso mis labios son sal
Y mis ojos párpados de espinas?
En el pantanoso fango mis pies se anclan
con la esperanza de niebla cuyo velo mirada oculta.

Negra viuda de follaje infinito
solo filtras hilos de luz como sabia asesina
cuyas lianas en serpentinos rizos
a los viriles troncos abrazas.

Lacanjá tu espesa melaza arrastras
en turbulentas aguas desbocadas
con aparente remanso engañas,
oculta en estocada arrastras la daga
y lapidario tropel de rocas saltarinas.

Selva de rascacielos amurallada
mi paso se confunde con obsidianas de agua envenenada,
las boas asfixiantes lianas
las lianas, fibrosas boas de veneno
elixir fatal que enamora,
sin sumar los ocho tentáculos de afiebrada felpa
que en la corteza asechan.

Inocuo es el escorpión de oficio torero
comparado con la hipnótica coralina que de arlequín se viste
para que con un solo beso arrebatado,
latir mi corazón silencie
como el tambor del santo oficio.

El infinito se abre a la luz
el marfil de arena alfombra
paso de la esmeralda líquida.

Bienvenida con danzarinas de multicolores caricias
sus alas anuncian, la estática laguna:
Miramar de nombre castellano,
Lacantún en el canto del Jaguar.

Chabor aúlla para ahogar su llanto
en el templo de muerte verde,
selva de la Lacandonia.

2. Del suceso al poema

Luna de Polvo
Del letargo de cuatro décadas
Luna, incómoda, despierta.
Bullangueros,
estériles espermas en dupla
penetrar su cráter fracasan.

En la intimidad de la bella,
serpentinas sondas le perturban.
Añoranza de tiempos idos cuando los enamorados
su faz plateada con suspiros, cantos e ilusiones a Luna cantaban.

Nívea nube de fino talco sella el hombre
con ambiciosa huella,
fársico alarde de pavorreales aprisionados en una cápsula
de cristal iluminado
danzan su misión al triste compás de microondas.

Cacariza de apasionados encuentros
piel de Luna guarda sólo cráteres de su pasado;
asteroides extraviados en la infinitud del espacio
la hicieron suya tras sacudido orgasmo.

Sedientos de agua en su páramo iluminado
cual decadente anciana que de rímel, rubor y carmín
su faz angustiada de polvos maquilla,
es Luna seca que se niega a dejar de ser niña.

1. Suceso e Invención
Así fue
Por fin logré independizarme de la casa paterna. Alquilé una casita en un duplex de la colonia Del Valle. Planta baja, bien iluminada, amplia con un jardín interior compartido con la otra casa. Mi hermana que se había mudado a los Estados Unidos me pidió de favor que le guardara una vieja Pianola y varias cajas de enseres.
Todo era normal. Salía temprano al trabajo y regresaba a eso de las siete de la noche. En la casa contigua vivía una mujer divorciada con sus dos hijos. Pero nunca coincidíamos. Resulta que decidí comprarme un perro de raza pequeña y eso cambió completamente mi convivencia vecinal. El primer día que puse al cachorrito en el césped del jardín comunal, presuroso corrió y se metió en la cocina de la vecina. Yo no supe qué hacer. Me quedé pasmado por unos segundos cuando de pronto salieron los dos vecinitos con el perro. –¿Es tuyo?— preguntó una niña como de 13 o 14 años. Y su hermano menor, un chico de unos once años, medio regordete lucía emocionado y me dijo: ¿Nos vas a dejar jugar con él?
A partir de entonces, durante el día dejaba la puerta de la cocina sin cerrojo para que los niños pudieran visitar al perrito, pero no todo terminó ahí, conocieron la pianola, mi estéreo y la televisión con cable. Convirtieron mi casa en su área favorita de juegos. En ocasiones, cuando llegaba en la tarde-noche los niños me esperaban para departir conmigo. A veces salíamos a merendar unos tacos y se mostraban felices. El niño se quejaba de que su Mamá lo obligaba a ir al Karate porque estaba “muy gordo”. Pasaba el tiempo y la amistad era cada vez más cercana. Con la familiaridad que se había construido me pidieron que les comprara una mochila (back-pack) para el inicio del ciclo escolar. Convenimos en que los llevaría a la tienda departamental la semana entrante.
Un día me habló mi hermana para pedirme que me deshiciera de sus cosas viejas que tenía almacenadas. Antes de hacerlo los niños eligieron muchas de ellas y se las llevaron a su casa. En esos días fue cuando les llevé el último disco de Timbiriche. Apenas lo vieron lo pusieron en el estéreo y se pusieron a bailar. Dieron una función espontánea de coreografía. En uno de los giros, el niño me abrazó y me dijo: ¿Por qué no fuiste mi Papá?
Sentí de pronto un escalofrío, como si me estuviera cayendo el “veinte”. Rápidamente le respondí: No, no nos equivoquemos, tu tienes a tus papás y yo solo soy tu vecino.
Al día siguiente, decidí dejar cerrada la puerta de la cocina para iniciar un alejamiento. Cuando llegué esa tarde, escuché que la vecina discutía con sus hijos. Les decía que parecían pordioseros pidiendo al vecino sus cosas viejas. Terminó dándole una paliza al niño.
Al día siguiente, el miércoles cuando teníamos la cita para comprar la mochila encontré la ambulancia de la Cruz Roja estacionada frente a mi cochera. El niño se había ahorcado con su cinturón del karate, los judiciales interrogaban a la hermana por los múltiples moretones que tenía el occiso.
La Mamá llegó hasta la madrugada después de una larga parranda.

Hubiera sido así…
Por fin había logrado independizarme de la casa paterna. Alquilé una casita en un duplex de la colonia Del Valle. Planta baja, bien iluminada, amplia con un jardín interior compartido con la otra casa. Mi hermana que se había mudado a los Estados Unidos me pidió de favor que le guardara una vieja Pianola y varias cajas de enseres.
Todo era normal. Salía temprano al trabajo y regresaba a eso de las siete de la noche. En la casa contigua vivía una mujer divorciada con sus dos hijos. Pero nunca coincidíamos. Resulta que decidí comprarme un perro de raza pequeña. El primer día que puse al cachorrito en el césped del jardín comunal, presuroso corrió y se metió en la cocina de la vecina. Yo no sabía qué hacer. Me quedé pasmado por unos segundos cuando de pronto salió la vecina acompañada de sus hijos cargando al perro. –¿Es suyo?—preguntó la señora. Y dándomelo me dijo: Procure mantenerlo en su casa, a la casera le molestaría saber que tiene una mascota. Debemos evitarnos problemas.
A partir de entonces, durante el día dejaba la puerta de la cocina con cerrojo para evitar que se saliera el perro. Un día me habló mi hermana para pedirme que me deshiciera de sus cosas viejas que tenía almacenadas. Le pregunté a la vecina si conocía un dispensario u orfanato cercano para donarlas. Fue muy amable y me ayudó a la entrega.
En algunas ocasiones la vecina y los niños me visitaron y conocieron la pianola. Durante sus visitas evitaba que el perro tuviera contacto con ellos. Me incomodaba la idea de tener a mi perro escondido como prófugo. Decidí buscar otra casa con un jardín independiente. Finalmente encontré la adecuada. Me despedí de los vecinos el día que estaba embarcando mi mudanza. Les obsequié un disco de Timbiriche y nunca más he sabido de ellos.

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