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La bella arrinconada

Pintura de Saturnino Herran

¿Cuántas veces no hemos visto a una persona verdaderamente bella y notamos que su vida está cargada de desdichas, fracasos amorosos, rechazo social y abandono?  Eso mismo pasa con una de las expresiones artísticas más sublimes que existen pero que siempre se encuentra en situación marginal.  Me refiero a la Poesía.

En los primeros años escolares nos hacen sentir que la poesía es algo superfluo, complementario, aburrido, soso y hasta cursi.  Nos obligan a memorizar poemas para los festivales del día de la madre o para cierre de cursos. Repetimos como merolicos los versos y añoramos el momento que termine la tortura de un parloteo de rimas anticuadas.  Pocas veces tenemos la verdadera oportunidad de que se nos enseñe a gozar de la lectura poética. Y difícilmente podemos tener a la poesía como tema de conversación en nuestras pláticas sociales.

La poesía nos brinda una gran oportunidad para obtener plasticidad neuronal, avivar nuestra imaginación, despertar nuestras emociones y abrir un horizonte maravilloso de experiencias.En mi caso, la experiencia anteriormente descrita es similar y resulta que cuando cursaba la maestría en literatura y creación literaria tuve la fortuna de cursar una materia de poesía con una maravillosa maestra: Patricia camacho Quintos.Ella tuvo la paciencia de soportar mis primeros poemas que regresaban con acotaciones y comentarios que me espoleaban a superar mi manía de regresar a las rimas de la escuela pre-escolar y a tratar de hacer versos de hace más de dos siglos de involución.

Descubrí que el primer paso para escribir poesía es dejar de pensar en la métrica y permitir que fluyan las emociones sin ningún freno. Al fluir las palabras se empieza a encontrar la música oculta de las letras –que al igual que las notas musicales– pueden armonizarse o convertirse en acordes, pasajes de tersura iinfinita o combinaciones discordantes que dan fuerza a los versos.  Antes de escribir poesía, debemos dosificar la lectura de los poemas que más nos evoquen imágenes o recuerdos.  Con anterioridad al curso con mi maestra de poesía, solo dos maestros previamente en mis estudios de licenciatura, llegaron a tocarme con el análisis de la poesía. Francisco “Paco” Prieto nos impresionó con uno de los poemas del libro YERMA de García Lorca. Se llama Thamar y Amnón. Es un poema fuerte y estrujante pero de una calidad increíble. Otro maestro, cuyo nombre he olvidado desafortunadamente, nos dio un semestre entero la disección del poema: “Muerte sin fin” de José Gorostiza. Una joya de la literartura poética. Renglón aparte está la obra de Pablo Neruda: 20 poemas de amor y una canción desesperada. Elixir para los momentos que tienes corazón de pollo y las mariposas revolotean en tu estómago.  Como no deseo intoxicarlos de datos, les invito a que conozcamos un fragmento de un poema anexado a esta publicación.

La bella arrinconada está habitando quizás muy cerca de ti. En un estante del librero de tu casa o en las miles de búsquedas de internet, puedes empezar a beber el afrodisiaco veneno de la poesía.  Y después de gozar de la poesía, no dejo de preguntarme:  ¿Por qué se venden poco los libros de Poesía?

Poesía: el arte de dar a luz la belleza.

Sor Juana por Antonio González Luqín

 

 

 

 

 

La poesía se definió desde la antigüedad como un acto de creación o dar a luz la belleza. Conforme fue evolucionando el término , abarcó al concepto de literatura y finalmente fue especializado en un género, que es el que actualmente identificamos, como poesía, una modalidad textual que se centra en una de las clasificaciones griegas denominada lírica (hay que recordar que los griegos la dividían en poesía lírica o canción acompañada de una lira o arpa de mano, la poesía dramática o teatral que la vinculamos a las tragedias y la épica que terminoo siendo la narrativa /cuentos, novelas, etc.)

Recuperar la Poesía lírica que es la construcción a base de versos es una tarea que debemos fomentar porque despierta las emociones, produce excitación positiva en las redes neuronales y logramos mejores conexiones que redundan en plasticidad cerebral. Es una forma hermosa de encausar las emociones humanas.

Para poder rescatar el gusto por la poesía, uno de los primeros pasos debe ser el empezar a olvidar la repugnancia generada en las escuelas primarias donde te hacían memorizar poemas para declamarlos en los eventos públicos como el homenaje de día de las madres, clausura de cursos, graduaciones, etc. o las detestables tertulias familiares donde el niño más antipático de la familia o el tío más bohemio y alcohólico, endilgaban recitaciones cursis que producían sueño a los asistentes. Ese tipo de declamaciones eran útiles para espantar a los invitados y concluir apresuradamente la reunión o celebraciones.

La visión moderna que debemos tener de la poesía es la libertad, plena de emoción y sensualidad (uso de los sentidos) para disfrutar la armonía que se establece entre las palabras y generar un verso.Confieso que yo fui víctima de la obligatoriedad de escolar de memorizar y leer poesía de forma arcaica. Tanto daño me hizop que en mi maestría al iniciar el curso de creacoión poética, mis primeros versos fueron rechazados por su estructura antigua. Mi maestra Patricia Camacho –a quien debo reconocer su enorme paciencia–, me regresó mis poesmas con una atenta nota indicándome que estaba yo escribiendo poesía con la rima de Gustavo Adolfo Becquer. Me sacudió la idea de verme envuellto en el polvo de una librería de viejo. No estaba ella ni yo en desacuerdo con la poesía que en su momento era rigurosamente métyrica. Eran los estándares de esa época. Pero yo no podía permitirme quedarme incrustado en ése estilo y la crítica me sirvió para que me propuesiera recibirme en la maestría con una tesis cuya opción fue la poesía.juana_ines

Empecé a escribir con desgarradora vehemencia. Escribí poemas de una descarnada crítica y donde cada palabra llevara una fortaleza que sumada en frases sacudiera. Fluía una especie de catarsis que me aligeraba emocionalmente y al leer mis precarios poemas iniciales descubría en el rostro de mis sacrificados escuchas, el reflejo de emociones variadas. Saber si les gustaban o no siempre será una icógnita pues es habitual entre los mexicanos a extremar la prudencia y cortesíapara no ofender. Mi maestro Juan Antonio Rosado Zacarías ha tenido la paciencia, ya fuera de la maestría de dedicarme varios domingos a tallerear mis poemas. Es un banquete de cultura, un baño de conocimientos que me doy al zambullirme en su revisión de cada texto. De todas esas experiencias llego a la conclusión de que a los niños y jóvenes de nuestro país les hace falta la poesía. De que a los adultos que aún pueden redimirse y a los de tercera edad que desean ver renacer sus ilusiones les debemos inculcar un nuevo amor por re-encontrarse con la poesía.

José GorostizaLes invito a que le pierdan la aversión y tomen un poema. Cualquiera, ya sea de Pablo Neruda o de Rosario Castellanos o de Sor Juana Inés de la Cruz. Disecciónenlo, deténganse en cada palabra, cada frase…cada verso.Descubran la magia de leer “Muerte sin fin” de José Gorostiza y poco a poco acérquense a los poetas actuales, a los vivos como Orli Guzik, a tantos autores que en México y en el mundo están reverdeciendo el viejo arte de dar a luz con las palabras.

ORLI GUZIK