¡Hasta pronto…Amy!

Era una mañana soleada cuando llegué a donde Amy estaba cargando a su pequeño hijo José Adrián de escasos 2 años. Estaba acompañada por su primer esposo José Antonio Gabriel.
Amy estaba muy jovencita. Había quedado huérfana a los 17 años y se había hecho cargo de sus hermanitos y del parque Africam Safari aparte de uno de los negocios que su padre, el conocido Capitán Camacho y su madre habían construido con mucho esfuerzo.
 
Eran tiempos difíciles económicamente para Amy. Se debatían ante la amenaza de ser embargados por el Seguro Social. Nos había tocado ser portadores de buenas noticias. Un cliente de nuestra agencia (Kodak Mexicana representada por Hugo Avendaño) deseaba hacer un convenio con Africam.
Le haríamos una campaña publicitaria durante un año sin costo para el parque y a cambio, venderíamos los rollos de Kodak en las tienditas que estaban a lo largo del recorrido. Fue un respiro. Ahí nació una amistad que nos honró. Poco a poco se fue remodelando el parque y ella conduciendo el proyecto. Al término del convenio, Amy nos honró con ser su agencia por muchos años. Luego diseñamos un programa de escuelas que venía a complementar los días de entre semana en que había poca afluencia en el parque. El parque creció y junto con él sus hermanos y sus hijos.
 
Siempre afable, permanente creando nuevas alternativas.
Su liderazgo era sorprendente. Tan es así que cuando gestionamos una entrevista para la principal revista de negocios Expansión, jamás imaginamos que lograríamos tenerla en la portada sin haber invertido un céntimo de publicidad.

Amy Camacho era generosa, protegía a sus animales con vehemencia, a sus colaboradores los trataba como hijos y armonizaba sus sueños al ir logrando convertirlos en realidad. Un día, organizamos el 25 Aniversario del Parque y ella era mundialmente reconocida, presidió a AZCARM, la Asociación de Zoológicos y Acuarios de México AC. , inció innumerables acciones de protección ambiental y de la fauna.
 
Un fascinante día hicimos espectaculares tomas fotográficas de los tigres con el destacado fotógrafo poblano Raúl Gil. Necesitábamos que las fotografías fueran en acción de saltar. Amy tuvo la feliz ocurrencia de mandar hacer unos bloques de hielo, unos cubos gigantes que contenían sanguaza y los tiró en el estanque. Majestuoso el tigre de bengala se aventó un espectacular clavado al olfatear la sangre. Brincábamos de felicidad cuando vimos las maravillosas fotos de Raúl.
Otro día, rompimos el paradigma en Plaza Satélite e iniciamos las exposiciones en el área común. Era dedicado a África y evidentemente contamos con todo el apoyo de Amy, las fotos de Raúl. Resultó tan espectacular que el embajador de Sudáfrica se acercó a ellos y rápidamente gestionó de que nuestro querido amigo Raúl se fuese a un viaje fotográfico por el país africano.
Atesoramos innumerables anécdotas de AMY, entre ellas una que me sacudió el alma. Ella había gestionado rescatar unos elefantes que habían estado en cautiverio y después de haber hecho todos los protocolos ante la Organización de las Naciones Unidas, informó a la SEMARNAT y en específico realizó los trámites con una funcionaria a la que le entregó todos los papeles debidamente requisitados. Todo parecía maravilloso.
Un jueves me llama por teléfono Amy, totalmente angustiada. Me relata la perversidad que pretendía hacerle esa funcionaria corrupta que ante la negación de darle una “mordida”, había iniciado los trámites penales en contra de Amy por supuestos actos de tráfico de especies. Había consultado a sus abogados y el panorama era demasiado sombrío.
–¿Qué hago?–, me dijo con su voz entrecortada.
Le diseñamos una estrategia de comunicación. Debíamos desenmascarar a la funcionaria y tener una reacción rápida de contra-ataque. No conocíamos a nadie en el gobierno. Nuestra sugerencia fue publicar un desplegado político en el diario de mayor circulación y la revista de política que en esos momentos era la más leída.
Le dije que romperíamos el molde de los comunicados públicos. Le pedí a un de nuestros diseñadores me hiciera una bella ilustración de elefantes y le redacté un texto en forma de cuento para niños pero que iba dirigido al presidente en turno.
Lo publicamos ése domingo esperando que lo leyeran.
 
El lunes a las 9 de la mañana, el entonces secretario de gobernación Fernando Gutiérrez Barrios se estaba comunicando con Amy para pedirle una disculpa a nombre del presidente y darle una cita para solucionar el atropello.
Amy me llamó rebosante de alegría.
 
Y así transcurrieron varios años más, hasta que ella fue delegando a sus hermanos la conducción del parque. Nosotros dejamos de ser la agencia de publicidad. Pero Amy seguía periódicamente llamándome para ver cómo estaba yo. Me invitó a su fiesta de segundas nupcias.
Después vino su terrible enfermedad que la fue consumiendo. Ella, como mujer valiente enfrentaba la adversidad. Un día hablé con su hermana Carolina y me informó que estaba en hospitalizada en Nutrición y que necesitaban sangre. Hablé con Janett Arceo y con otros contactos de los medios y empezamos a solicitar donadores.
Luego Carolina me dijo que todo parecía que iba mejorando.
 
El 25 de junio me enteré que Amy se había ido al paraíso que todos imaginamos. Nos entristeció a miles de seres que la conocimos y tuvimos la dicha de tratarla.
México y el mundo ha perdido a una mujer ejemplar. Una mujer amante de la Naturaleza, de la flora, de la fauna y con un acendrado amor para educar por el respeto por los animales.
 
Descanse en paz Amy Camacho Wardle, la gran mujer mexicana que convirtió a Africam Safari en un importante centro de atracción turística del estado de Puebla y un ejemplo de que con trabajo se puede aportar educación respeto, ternura y amor.

Las dos primas

En el noticiero televisivo de la mañana informaban que debido a la pandemia y durante la cuarentena hay dos primas que se han mudado a las casas de millones de habitantes y han incrementado en un 34% sus malestares.

¿Cómo? ¿No sabían que uds. tienen a dos primas, –de esas incómodas –, que sin ser invitadas a su casa les caen por sorpresa?

Las dos primas juraríamos que son gemelas pero si las vemos ya a detalle encontramos las diferencias en ambas.

La prima Angustia la confundimos frecuentemente con la prima Ansiedad.

Angustia siempre provoca una crisis en uno, en cambio , Ansiedad es más dañina porque nos crea un trastorno difícil de reparar.

Apenas llegan a tu morada, la prima Angustia se vuelve desproporcionada, te paraliza y su presencia te genera síntomas psíquicos como la sensación de ahogo y peligro inminente y que nada tienen que ver con la realidad.

Es una necia entrometida que te desequilibra la paz en tu hogar. La causa de que se meta así –sin avisar–, es básicamente por los miedos que cobijas y alimentas alterando tus estados afectivos. Esta prima te provoca sufrimiento mental y tristeza, todo porque sientes incertidumbre o desesperación.

Antes de la pandemia, la prima Angustia la vinculabas más al miedo de separarte de algo que querías o necesitabas o que te causaban ciertas situaciones incómodas en la escuela, trabajo y hasta en tu propio hogar. Generalmente aparecía Angustia cuando tenías pensamientos irracionales…impulsivos.

A esta prima se le confunde frecuentemente con Ansiedad. Pero cuando te molesta la Prima Angustia en realidad tu problema es a nivel afectivo, emocional y hasta Freud lo describía y diferenciaba entre Angustia realista y Angustia neurótica. La primera obedecía a una situación o causa existente pero la neurótica ya era en el terreno de la enfermedad.

La prima Ansiedad siempre será relacionada con un trastorno. Te cambia la conducta y requieres de un tratamiento médico para que la saques fuera de tu casa (cuerpo-mente).

Y aunque la Ansiedad es parte de la existencia humana y todos sentimos algún grado moderado de la misma como respuesta adaptativa, cuando se vuelve trastorno ya no podemos controlarlo y se convierte en un estado continuo de agitación, inquietud y zozobra del ánimo. Se combinan problemas físicos con los mentales. Esa agitación que produce la prima incómoda nos mantiene en una desagradable inquietud, un estado de agitación que nos quita el sueño y vemos de forma anticipada un peligro, catástrofe inminente resultado de unir cuestiones mentales con alteraciones fisiológicas como cambios en nuestra respiración e inclusive en nuestro ritmo cardíaco. Sufrimos reacciones de sobresalto que nos impulsa a buscar soluciones al supuesto peligro y dejamos de percibir la realidad de las cosas con total nitidez.

Dicen que hay predisposición genética para tener a este tipo de parientes pero en el caso de la angustia también hay factores bioquímicos como son el aumento de la adrenalina y la reducción del ácido GABA.

Sin embargo la llegada de estas primas se agrava con el confinamiento social, la encerrada de tres meses que llevamos y de andar rumiando por los rincones de la casa la terrible sensación de incertidumbre. ¿Tendré trabajo? ¿Nos alcanzará el dinero? ¿Qué pasa si me contagio? etc.

Las ventanas

Siempre he pensado que existen tres tipos de ventanas.

La que primero se nos viene a la mente son las ventanas por las que podemos asomarnos hacia fuera, ya sea desde nuestra casa, del transporte, de una oficina e inclusive las ventanas que solo permiten que entre la luz sin mostrarnos el mundo exterior como pueden ser los vitrales o las ventanas cuyos vidrios son traslúcidos pero no transparentes.

Hay otras ventanas.

Las invisibles.

Son las que nos permiten vernos hacia dentro, reflexionar, escudriñar nuestra mente, jugar con nuestros pensamientos, obsesionrnos con nuestras angustias y emocionarnos con nuestra capacidad de amar y ser amado.

Las ventanas interiores son frágiles. No las debes abrir de golpe. Pueden dañar todo lo que tienes adentro. Para abrirlas con delicadeza existe la reflexión, la meditación y la oración. Procesos delicados que te permiten abrir tus ventanas interiores sin que el vendaval de las emociones arrasen con tus pensamientos. Otra forma de entrar a mirar tu interior, suavemente, es la psicoterapia que te lleva de la mano para que paso a paso descubras tu interior.

El tercer tipo de ventana son tus ojos.

Son solo dos, pero son tan maravillosas ventanas que te permiten ver todo lo que es posible ver en una vida.

Las abriste por primera vez para contemplar el rostro de tu madre. Te engolosinaste con ellas al aprender los nombres de los colores. Jugabas a combinar la plastilina, los crayones o los gises de colores gracias a esas curiosas ventanas ávidas por descubrir el mundo.

Coleccionaste estampitas de colores y te quedabas con la mirada absorta viendo las ilustraciones de tus cuentos infantiles. Si ahorita cierras tus ojos y tratas de recordar el cuento infantil que más te fascinó, de seguro recordarás las ilustraciones y sus bellos colores.

Tus ojos son las ventanas que te han permitido ver el mundo. Lo bello y lo feo de tu entorno. Las que registran en la memoria escenas de gran felicidad y también de la tristeza y abandono.

Si no existieran las ventanas, estaríamos ajenos a lo que pasa afuera de tu hogar, desconocerías la enorme riqueza que encierra tu alma y difícilmente gozarías de la belleza que nos rodea en todas su formas, matices y colores.

Cada día, cuando abras las cortinas –que son tus párpados—, y permitas ver a través de tus ojos que aún estás vivo, aprovecha ésos instantes para abrir las ventanas de tu alma y planea todas las cosas buenas que puedes hacer en ése día.

Luego ve y abre las ventanas de tu recámara o casa y observa el horizonte que te rodea y entonces te sentirás emociones indescriptibles al darte cuenta de que por un día más pudiste disfrutar de tu vida acompañada de ventanas.