Triste mirada (poema)

1.

Vida fugitiva por instantes capturada
reflejo en papel de imágenes ausentes
límpida sonrisa dibujada a pulso por tu alma
más en el esbozo la mirada no engaña

Tus ojos aleteo cual besos mariposa
en ti clavé asombrado el primer destello
ya cansada de labor y parto
tornaste lágrimas por alegría.

Refulgente y joven
de tus marmóreos senos
elixir de vida derramaste
transformado mi insaciable ser
en afectuoso vampiro
nutricio en egoísmo.

Aún eran tempranos los días
en que acechada fueras por furtivas miradas
abandonaste lisonjas
seviciosas ofertas de invisibles máscaras
brindaste permanente apego a mi paternal simiente
férrea cubriste tus ojos con vendas
indeleble fidelidad.

¿Qué hicieron de tu desbordada alegría?
Silenciosa cumplías con tu pesada carga
límpidas superficies
ordenada la morada,
puntual escanciabas alimento
y néctar
también arropabas.

Flores de un día con fatal destino
capullo bañado de rocío al alba,
tímida luz matinal se asoma
luce refulgente en medianía
marchita su fugaz sombra y anuncia:
desahucio de esperanza.

2.

Triste ver a la mujer sin alegría
desgarrarse mes a mes
largas jornadas
condenada a cumplir en silencio
la paciente espera de yerma temporada.

Mujer gallina cobijaste polluelos
como dulce de alegría
aglutinaste en mieles de caricias
orgullosa progenie.
Celosa de las manecillas
tornabas elástico al tiempo mientras escolares alistabas
luego abrevaste sin fin sus tareas
para terminar diaria función en cine
de blancas sábanas.

Vigía de tormentosas pesadillas
con la ternura de tu mano
mitigabas fiebres, resfriados,
empachos, descalabros.

Triste ver a la mujer sin alegría
desmoronar su vida
dulce de amaranto
enmudecido llanto
migajas al tiempo pasar.

Hilvanaste los sueños de familia
criando cuervos de oscuro vuelo,
tu callada labor siempre ignorada
confinada de almidones
piedra pomes, escamas
de cochambre y terquedad.

Triste ver a la mujer sin alegría
nido vacío, hueca alma en soledad
espirales de ecos infantiles
huérfana de caricias que sólo ella sabe prodigar.

Despertaste de idílico sueño
enfrentada a cruel realidad:
cunas de polvo
mesas sin comensal
retumbar de errantes y fatigados pasos.

Triste ver a la mujer sin alegría,
¿Acaso su sonrisa no puede el vuelo levantar?
Corazón herido por la desmemoria
de sencillas palabras sólo pide bálsamo.

Cuerpo de fatal trepidar
de distante melodía, evocación
teclado de marfil y ébano acariciado
sólo exiguo aire exhalas
extravío de tu alegría.
Ha llegado el momento
mujer de triste mirada
tu cuerpo debes abandonar.

Juan Okie G.