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¡Conozca el nuevo VIDEFONO X18!

A mi me cautivó.

Siempre los avances de la tecnología nos sorprenden y nuestros hábitos compulsivos de CONSUMIDORES nos produce grandes descargas de adrenalina cuando estamos frente al nuevo aparato digital, con tantas aplicaciones y promocionado como INTELIGENTE. Esas son emociones positivas.

El modelo de VIDEOFONO X18 superó todos los iPhones y Blackberries o Samsungs del mercado. Lo primero que descubrí es que no necesita batería ni cargarlo con celdas solares. ¡Qué maravilla! ¿No? Adiós a los cables. Por otro lado, superó la capacidad de almacenamiento de todos los Gigabytes existentes en la industria.

Pero, ¡Asómbrense!… tiene adaptalidad total. Puedes conectarte a los sistemas de telefonía alámbrica o analógica. ¡Sí! Puedes comunicarte con los aparatos del pasado, los que ya consideramos obsoletos.

La verdad ya no pude más y –sin leer las instrucciones´´, me dispuse a hacer las primeras llamadas con el Videofono X18.

Le marqué a mi Mamá, a su teléfono antiguo como de los años 70´s y vi clarito como llegaba ella, en su mejor momento, hermosa y rozagante. Como es primavera llevaba una blusa estampada de flores celestes que le sienta de maravilla. Descolgó el aparato color marfil, de esos que tienen aún discado y en el centro una plaquita metálica color vino. Creo que son Ericcson. El cordón blanco del auricular rizado se expandió mientras ella puso el aparato junto a su mejilla.

–¡Hola Mam! ¿Cómo estás?

–Muy bien Juanito. Preparé la comida que tanto te gusta. Pero tu papá me avisó que no viene a comer, tiene una operación de urgencia, creo que es una paciente con peritonitis. ¡Nos vemos en la noche y te doy de cenar!

La veía como siempre, bien arregladita, discretamente maquillada y cariñosa.

–Te pido un favor, llámale al abuelito. Ya ves que desde que muiró Mami se anda quejando de que ya nadie le llama.

–¡Claro! Le respondí, sirve que pruebo más mi VIDEOFONO X18.

El sonido y la imagen, nítidos.

Marqué a casa del Abuelo. Su teléfono más antiguo, quizás de los años 60´, negro como azabache y lustroso. Estaba sobre una mesita que cubierta con un tapetito de hilo crochet que mi abuela había tejido hace años. Contestó Liduvina, su sirvienta de siempre.

-¡Ay joven, salió a pasear al perro! Pero…espere, ya oigo

que está entrando. Un momentito y le contesta su abuelo.

Todavía alcancé a escuchar sus gruñidos de viejito malhumoriento.

En eso, siento que me sacuden del hombro. Volteo aturdido todavía amodorrado.

–Te quedaste dormido.

–No para nada, estaba viendo mi nuevo VIDEOFONO X18.

–¿Cuál videofono? Estabas roncando…

En ése instante comprendí que no había tal. Que en ése sueño del VIDEOFONO X18 en realidad lo que yo había descubierto es el mejor instrumentoo que tenemos todos: La maravillosa memoria de nuestro encéfalo. El complejo organismo que nos puede llevar al pasado, permitir ver imágenes de quienes ya no están aquí con nosotros, recordar sensaciones, olores, sonidos, música, tantas cosas del pasado y del presente reciente. Todas esas memorias que sin límite de almacenamiento sni necesidad de conectarse o captar la señal nos regala la vida día con día.

La mejor memoria guardada en En el estuche óptimo que se haya inventado, nuestro cráneo y con la tecnología más avanzada que son nuestras neuronas.

La memoria que se logra gracias a la plasticidad cerebral. La que no puede llevarnos al futuro pero que junto con la imaginación nos puede hacer soñar con el mañana.

El videofono que sin plan mensual, ni tener que abonarle nada, te funciona desde el primer día en que abriste los ojos y escuchaste la dulce voz de tus padres y abuelos, emocionados porque habías nacido.

¿A dónde se van las ilusiones?

Todos sabemos lo que significa para nosotros una ilusión.  Las empezamos a tener desde pequeños.  Las acariciamos en nuestros sueños y nos emocionamos al pensar en ellas.

Los diccionarios las definen como un concepto o una imagen que surge por la imaginación, que generalmente es fruto del engaño de los sentidos pero que no es una realidad comprobada. El término viene del latín illusio y se podría considerar como una distorsión de nuestra percepción. Se asocia con los espejismos o las ilusiones ópticas. Si buscamos en la psicología, encontraremos que la ilusión es una esperanza que no tiene fundamentos racionales.

Pero la vida no son las enciclopedias, diccionarios o las etimologías. La vida es una gran oportunidad que se nos da para aprender, vibrar, disfrutar conocer y amar. La vida no tendría sentido si los seres humanos no tuviésemos la capacidad de imaginar y de poder crear con nuestra mente una ilusión.

Seguramente vendrán los argumentos “amargados” a decirnos que somos ilusos los que tenemos o abrigamos una ilusión. Se equivocan. En gran parte de nuestras vida habremos de fabricar ilusiones que tendrán un final feliz convirtiéndose en realidad.

Les pongo algunos ejemplos:

El muchacho que con gran dificultad pudo estudiar a la vez que trabajar para mantenerse y tenía la ilusión de llegar a ser Médico. Un buen día, lo logró y fue un extraordinario doctor en medicina.

La chica que tenía la ilusión de casarse con el joven que conoció en su pueblo y que la tenía cautivada. Sus padres se oponían a ésa relación, sin embargo ellos se veían en secreto en una huerta y finalmente se casaron.

Y como estos ejemplos, hay en cada una de las personas que conocemos infinidad de ilusiones que se tornan en realidades. Tampoco dudo que muchísimas de las ilusiones en determinado momento se esfuman y no logran concretarse. Lo importante es que a lo largo de nuestras vidas mantengamos la capacidad de ilusionarnos, emocionarnos con ella y luchemos por alcanzarla.

¿Pero a dónde se van las ilusiones? Estoy convencido de que todas las ilusiones que generamos llegan en determinado momento a un camino donde se bifurca el sendero. De un lado se puede ir la ilusión y llega, con muchos efuerzos pero gran entusiasmo, a convertirse en realidad. El otro sendero lleva inexorablemente a la ilusión a una especie de limbo en donde no se materializa y quizás produzca un poco de frustración. De lo que sí debemos estar seguros es que aunque ésa ilusión no se concrete siempre habrá de dejarnos algo de positivo y sus gratos reecuerdos, las emociones o vibraciones que nos sacudieron mientras abrigábamos alguna ilusión, se habrá de almacenar en un lugar muy especial de nuestra memoria.

 

 

 

 

 

 

Te invito a que tomes una hoja d papel y con un lápiz anotes en una columna las diez más grandes ilusiones que has tenido en tu vida y en paralelo, en la otra columna anotes si se vieron realizadas dichas ilusiones y aquellas que no se realizaron debes poner el aprendizaje positivo que obtuviste de ello.

Descubrirás que todas las ilusiones merecieron ser vividas y que contribuyeron a hacer de tu vida una experiencia permanente de la agradable sensación de ser feliz.

El cruel seductor

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Cuidaba mucho su apariencia personal y sus encantadoras dotes de conversador le facilitaban sus aviesas intenciones.

Salió a pasear como de costumbre.

Tenía en mente pasar un buen rato y satisfacer su permanente obsesión: Seducir.

Algunas dependientes de una perfumería le saludaban con admiración ya que sus dotes de seductor les facilitaba continuamente sus ventas.

Una de ellas se atrevió a nombrarlo por su apellido:

–Buenas tardes Sr. Olvido—, dijo con cierta timidez.

Las otras chicas suspiraron con deseo.

El galán sólo le dispensó una sonrisa provocadora.

Llegó a la cafetería que tenía una librería integrada. Era el sitio ideal para lograr una seducción elegante.

A pesar de su natural repulsión por los libros, fingió interés en recorrer estantes y mesas de exhibición.

Cauteloso, por momentos, tomaba algún volúmem y ojeándolo, miraba de reojo a la presa que ya había detectado.

Era una linda chica, jovial, que emanaba sencillez y cuyo aspecto delataba que se dedicaba a algún oficio de tipo intelectual.

Francamente, era uno de esos seres bellos por fuera y bello por dentro.

Como pura coincidencia, se encontraron frente a una mesa de novedades y el Sr. Olvido—ni corto ni perezoso—, la abordó con su seductora plática.

La invitó a que se sentaran a charlar mientras tomaban un café. La bella mujer, viendo que el galante ofrecimiento no la comprometía, aceptó.

La plática fue por demás interesante y a cada momento el cruel seductor progresaba en sus artes de “encantamiento”.

Realmente era un experto en seducir.

En determinado momento le dijo:

–…y a todo esto, ¿cómo te llamas?—

A lo que la delicada chica le respondió:

–Memoria.

–¿Memoria?—inquirió Olvido.

–¡Sí!–, Respondió convencida la mujer.

Una lasciva sonrisa se dibujó en el rostro de Olvido y sin más preámbulos le propuso que si podían dar un paseo por el parque.

Así fue como el cruel seductor de Olvido, con su tenacidad, logró poseer a la frágil Memoria.

Desde entonces, se ha emitido un constante comunicado de alerta a toda la población recomendando que procuren cultivar su memoria y evitar al pernicioso olvido que anda acosando por todas partes.

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Nota: Se dice que los perfumes más finos tienen tres fases, a saber; cabeza cuando lo destapas, cuerpo cuando se caldea en la piel y memoria, cuando por su eficacia aromática nos deja algún recuerdo.

Lamentablemente nuestro cerebro no es perfume fino y corremos el riesgo de caer en manos del olvido.

 

Juan Okie   25-09-2016.

El día que nunca termina

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En la vida hay ciertos días muy especiales.
Son días que sobrepasan las 24 horas, es más, nunca terminan.

Son esos días especiales que uno recorre segundo a segundo con la intensidad de la vida, saturados de emociones y lo sube al ático de la mente.
Sí ,es arriba donde está el ropero de la memoria.
Es un mueble alto y a veces ancho, que parece tríptico. por tener tres puertas. Cada uno de nosotros tiene uno en el ático de la mente. El diseño varía según nuestros propios gustos. Todos son de tres puertas, ahí si no se permiten variantes.

Algunos, los más egocentristas, en esas puertas les ponemos espejos adosados (colgados-pegados) como un exceso de narcisismo, otros –los muy barrocos— decoramos las puertas con madera labrada sin dejar milímetro de espacio vacío. No falta la persona pragmática que llena las puertas de pegotes, imanes, «post-it» y recados. ¡Ah! Y los minimalistas, que los pintan de blanco sin adorno alguno.

Pero en cada una de estas puertas, se identifican sus especialidades: Memoria Próxima, Memoria Lejana o Remota y en el centro de ellas: Memoria Permanente.

Es en la «memoria permanente» donde guardas todos los fragmentos de ése día especial, del día que nunca termina para tu vida.

Es el día más cargado de emociones.

Los expertos dicen que preferimos guardar ahí los recuerdos más bellos y positivos, los mejores momentos de la vida.
SIn embargo, no faltan algunos cajones donde guardamos los días amargos…esos días aciagos que nos parecieron eternos. Los días de las grandes pérdidas, de las tragedias.
Casi todos procuramos no ser masoquistas y por ello, preferimos guardar lo positivo y arrumbar en el baúl del olvido todo aquello que nos fue desagradable.

Pues bien, el día que nunca termina lo atesoramos con deleite. Lo sacamos de vez en cuando y lo volvemos a sentir emocionados. Para unos fue cuando se enamoraron, para otros cuando tuvieron a cada uno de sus hijos…o cuando les avisaron que tendrían una criatura. Hay más modernos que atesoran el día en que llegó a casa su mascota favorita y los pragmáticos cuando obtuvieron su primer empleo.
No faltan aquellos que recuerdan la aventura amorosa llena de incidentes y ampliamente placentera. ¡Ah! Los viajes…sí, olvidaba que a muchos nos marcan ciertos viajes.
En esencia, puedes tener muchos días que no terminan. Clasificados por temas o por grado de emociones.

Lo que sí es un hecho irrefutable es que en la vida, contra reloj, contra todo sentido común, siempre tendrás eso…sí, eso: un día que nunca termina.