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El vínculo materno

Una mujer que da vida requiere de todo un proceso mental para entenderse y asumirse como madre. Hoy vemos en las celebraciones del Día de las Madres, cómo se desquicia la ciudad y el país entero está efervesciente en la celebración del día de la madre.
¿Por qué es tan fuerte ése deseo de reconocer y festejar a la madre?
Si lo tratamos de responder desde un punto de vista fisiológico, la explicación es muy clara: Una mujer gesta al embrión durante nueve meses hasta llegar a término. Posteriormente habrá de procurarle cuidados físicos desde la alimentación hasta el baño e higiene en general. Pero desde el punto de vista psicológico, se presenta un imbricado proceso de afiliación que comienza desde mucho tiempo atrás del mismo parto.
Su mente se va confrontando con una realidad física nueva que presagia el embarazo.
Una vez comprobado el estado de preñez, la mujer imagina al hijo que habrá de tener, lo que se denomina bebé fantasma. Tal y como lo explica la Dra. Leticia Solís-Pontón en su libro, LA PARENTALIDAD (Editorial Manual Moderno). Existen varios hijos en la mente de ésa mujer embarazada, ya que desde niña jugó a ser mamá y lo imaginó, ahora que sabe quién es el padre de su futuro hijo, tiene en mente a un niño con los rasgos físicos del progenitor y en el alumbramiento, descubrirá el rostro de un niño completamente diferente a los niños fantasmales, es decir, encontrará al niño real. Pero ahí no termina la maternidad. Vendrá después la necesidad de amamantarlo, hasta que poco a poco vaya tornándose en un ser independiente. Cuando se rompe el cordón umbilical físico, se inicia el apego hacia un cordón espiritual, amoroso e imaginario que difícilmente se habrá de romper a lo largo de de la vida de esos dos seres. La madre y el hijo, estarán unidos por muchas razones y tendrán un silencioso pacto, de mantener el vínculo lo más fuerte posible. Cada madre y cada hijo son diferentes, pero no debemos de dejar asombrarnos por lo maravilloso que puede ser esta relación y lo enfermiza que puede tornarse si alguno de los dos, o los dos, no saben afrontar los cambios de cada etapa.

Lecciones de Vida: Roo Escalante

<Rosa María Escalante Berea es una artista plástica que además de su sensibilidad para crear, posee la enorme fortaleza y como ella misma dice, “terquedad” para superar los obstáculos que le ha puesto la vida.

Quedó parapléjica desde los 15 años cuando recibió por accidente una bala perdida que disparó un policía ebrio y la bala entró en la columna vertebral de Rosa María.
Ella pierde el conocimiento y a partir de éste suceso, su vida cambió para siempre.
Perdió movilidad en su cuerpo, hasta la fecha, solo tiene movimiento en su cabeza, cara y cuello.
Después de 6 años de intensiva rehabilitación, quedó confinada a una silla de ruedas, sin movimiento alguno a excepción, como mencionamos anteriormente, de su cabeza y rostro. Como parte de su terapia, incursiona en la pintura, dominando esta rama de las artes plásticas en la diversidad de sus técnicas,: Oleo, Acuarela, Tinta, Vinílica, etc.
Elabora sus obras de arte con la ayuda de una boquilla que sujeta con la dentadura. Necesita de personas que le instalen el caballete y las pinturas. Lentamente, con su pincel en la boca, va haciendo los trazos que pueden ser con alguna de las técnicas que dominan. En casi 20 años ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Monterrey, la Ciudad de México, Guadalajara y Guanajuato.

Es egresada de la Universidad Iberoamericana. Estudió varias Licenciaturas (Arte, Historia e Inglés)
Desde hace más de 20 años es conferencista motivacional sobre temas de PREVENCION de accidentes. Es Presidente de la Asociación Civil THINK FIRST – PIENSA PRIMERO que es el Programa Nacional de la Prevención de trauma Cráneo Medular, un esfuerzo de educación social enfocado a este grupo de alto riesgo. El proyecto, fue desarrollado por la Asociación Norteamericana de Neurocirujanos.
THINK FIRST MEXICO A.C. es una asociación civil no lucrativa.
Piensa primero simboliza la convicción organizada de la neurocirugía que los jóvenes pueden usar la mente para proteger su cuerpo y prevenir una lesión para la cual actualmente no existe cura. De esta manera, ejemplificó con su propia experiencia lo difícil que es tener una discapacidad, vivir y hacerse a la idea de que va morir con ella. Es una lección de vida.

“La odontología ha desempeñado un papel fundamental en mi proceso de rehabilitación, ya que fueron los Odontólogos los que desarrollaron el aparato que me permite pintar y usar la computadora.
La salud de mi boca y la prevención de enfermedades bucodentales es trascendental para mi vida y supervivencia como artista plástico, ya que yo me mantengo de la obra pictórica que pinto, y no puedo hacerlo si no tengo sana mi boca”.
Roo Escalante
2011.

Olor a pólvora

Cuento con 3 finales. Elige el que más te guste. Por Juan Okie G.

Todo está tan silencioso. Hay una calma mortal.
El olor a pólvora siempre me ha molestado.
¿Te acuerdas?

Esas tardes de Otoño, cuando íbamos de cacería, caminábamos sobre el mullido musgo, la fresca hojarasca, por entre los troncos de los enormes árboles del bosque.

Cuando el sol bronceaba las hojas secas, las pisábamos con emoción. Parecíamos niños jugando.

Luego, recobrábamos la calma. Guardar silencio y esperar pacientemente hasta escuchar a los animales en el bosque. Un aleteo por aquí, el trino de una ave, los brincos sorpresivos de una liebre o el parsimonioso caminar de un venado mientras anda pastando.

Nos sudaban las manos. La adrenalina recorría nuestros cuerpos mientras confirmábamos que la presa estaba a la distancia correcta para no errar el tiro.

Apuntabas con interés, mitificando el ritual de exterminar a la naturaleza.
La detonación rompía la armonía del bosque.
Un silencio le sucedía, luego corríamos entusiasmados a recuperar la presa… riendo… plenos de sadismo.

El olor a pólvora se impregnaba en nuestras ropas; en nuestras manos: en el plumaje o en la piel de la víctima y sobre todo, en nuestros cuerpos.

La noche se nos venía encima y ya cobijados, con el calor de la chimenea, recostados sobre el blando sofá o revolviéndonos entre las sábanas, el olor a pólvora retornaba.

La respiración se suspendía y por momentos, la agitación de los cuerpos, parecía permanecer estática.
El olor a pólvora nos daba náuseas. Corríamos al baño, desnudos, sudorosos y nos enjabonábamos varias veces, tratábamos de erradicar el maldito olor a pólvora.

Pero al día siguiente, volvíamos a salir a matar, a impregnarnos nuevamente de pólvora, a reír y pisotear la hojarasca… a destruir.

Hasta que llegó ése día…

Sí, ése día en que no pudimos matar.
Llegamos como siempre, apuntaste con el mismo cuidado.
La detonación rompió el silencio y corrimos a recobrar la presa, pero hallamos al animal herido… sufriendo.
Al verlo, lloraste.
Te tome entre mis brazos, estrechándote contra mi cuerpo y te besé.
Tu llanto se interrumpió.

Nuestros labios se abrazaron e incansablemente se mezclaron, el terror y el amor.
Cesó de gemir el animal.

Volvimos en sí, era ya bastante tarde.
Regresamos por el camino de siempre.
Juraste nunca más ir de cacería.

Esa noche, la luna iluminaba el valle y su luz se filtraba por la ventana.
No podíamos dormir.
Me dijiste lo que sentiste al ver al animal herido.
Volviste a jurar nunca más matar a un animal.
Pediste que guardara bajo llave las armas.

El viento silbaba.
Cerraste los ojos y dormiste envuelta en el temor.
Las obsesiones empezaron a visitarte.

Ya no eras la misma.
Te bañabas varias veces al día y conservabas todo tan limpio.
Odiabas a la suciedad.

Ya no salías a caminar conmigo por el bosque. Te fuiste encerrando cada vez más, en la casa.
Empecé a extrañar tu alegre risa, o inclusive, tu conversación, cuando hacías una pausa en tus lecturas.
Te acostabas temprano, no te gustaba permanecer junto a la chimenea.

También sentí la ausencia de tus mimos.
Luego empezaste a dormir en otro cuarto.
Me decías que la cama era incómoda, que preferías dormir sola.
Ya no te dije nada, ni te reproché por los cambios de conducta, que nos estaban alejando.

Tu cuarto se convirtió en tu propia celda. Ahí te enclaustrabas.
Mientras tanto, yo paseaba por el bosque acompañado por el perro.
Aparentando sigilo, iba a la ciudad solo, me empezaba a encargar de todo. Traía las provisiones, te guisaba y buscaba las mil y una maneras de capturar tu atención… tan solo fuera tu mirada.
Comencé a tener amistades por allá, odiaba el tiempo que pasaba en casa.
Detestaba verte con tu rostro poco amable, tus frases insultantes, tu crueldad a flor de piel.
Cuando regresaba a casa, siempre esperaba encontrarte cambiada, pero al cerrar la puerta de la entrada, comprendía que todo era inútil.
Por más que jugara con mi imaginación, al llegar, me enfrentaba con una realidad inocultable; todo silencioso, lóbrego y la puerta de tu recámara cerrada.
Muchas veces traté de indagar el por qué de tu encierro.
Me asomaba por la cerradura y siempre te veía, tirada en el suelo, sostenida por tus brazos que se aferraban a la herrería de la ventana abierta pero con la mirada perdida en el horizonte.

Hoy, no aguanté más.
Abrí la puerta de tu habitación.
Ni te inmutaste.
Permaneciste observando por la ventana, tirada en el suelo, con una languidez asfixiante.
Te grité.
Volteaste con una mirada de odio que no te conocía.
Con coraje me insultaste.

Final abierto
Salí del cuarto y volví a respirar lo que tanto me ha molestado: El olor a pólvora.

Final cerrado
Salí del cuarto y después de varios años de no oler a pólvora, volví a respirar lo que tanto me ha molestado.
He vuelto a respirar la pólvora.
Pero tú…
…tú, ya no podrás olerla más.

Final sorpresivo
Me dijiste tantas cosas. Sabías cómo lastimarme.
Pero las palabras que me hicieron sacudirme de vergüenza, fueron precisamente esas:
“Empezamos a odiar la pólvora, cuando descubrimos que lo nuestro, ya no era un juego de niños y perdimos la noción de que éramos hermanos.”

Publicado en la Revista Aeda No. 7 Pag. 14 http://revistaaeda.com/aeda07.html

Costurar…el arte de unir vidas y sueños

La península de Yucatán aún nos depara muchas sorpresas. Generalmente la identificamos con su glorioso pasado Maya y su trágica prosperidad de las Haciendas Henequeneras. Pero hay mucho más por descubrir en este territorio sin montañas, la eterna planicie cubierta de una selva no húmeda que no nos permite saber hasta donde alcanza el horizonte.

Cuando se visita a Mérida, o las poblaciones turísticas como Chichen Itzá o Uxmal, uno ve que le ofrecen hamacas, blusas bordadas, vestidos típicos como los huipiles (allá les dicen hipiles) o los afamados ternos de las mujeres mayas.

Esta primavera tuve la oportunidad de visitar varios de los pequeños poblados con la misión de filmar un documental sobre la confección de prendas en la zona. La experiencia fue sorprendente. En cada hogar, existe una máquina de coser y una mujer o un hombre que saben «costurar». Este termino equivale a «crear» bordando y confeccionando las prendas.

El vínculo emocional con la costura, frecuentemente una tradición que se hereda, me fue permitiendo deshilvanar una realidad: La costura artística es un orgullo que a la vez sirve para generar entradas económicas al hogar y lo más importante, une las vidas de las familias en el quehacer de confeccionar, bordar y vender. La hospitalidad fue increíble. Me trataron con gran afecto, me permitieron entrar hasta lo más privado de sus hogares o talleres. Pudimos filmar sin contratiempos y en todas las pláticas que sostuvimos con los distintos personajes, había un denominador común: «Mi sueño…» Así es el hilo de sus áquinas de coser unía a las generaciones y el sueño repetido era el que algún día desearon tener la máquina de coser que hoy era realidad. Y con esa máquina, construyeron un futuro mejor para ellas, ellos, para sus familias enteras. En otras entregas les narraré a detalle, las personalidades y las vidas de mis honorables anfitriones Mayas.

Juan Okie te da la bienvenida

Gracias por visitar este blog (página) que hemos creado para que inicies junto con nosotros, una aventura en todo el sentido de la palabra: Pensar.

La idea es que emprendamos un viaje virtual por el pensamiento y la creatividad, dos de los frutos más extraordinarios que puede producir nuestra mente. La mente humana no se encuentra alojada exclusivamente en la cavidad craneana, si bien el cerebelo y todas las partes que lo componen son las partes más visibles y funcionales que detectamos a simple vista, cada uno de los enlaces neuronales que se distribuyen a lo largo de nuestro cuerpo, son indudablemente parte fundamental de nuestro sistema nervioso y elementos todos, que forman lo que llamamos «mente humana». Desde la punta del pie hasta nuestra cabeza, la mente está trabajando. Por eso sentimos, por eso percibimos cada una de nuestras extremidades y gracias a ello, podemos realizar todas nuestras actividades.

Es la sinapsis uno de los más mágicos fenómenos fisioquímicos y eléctricos que realizan cada una de nuestras neuronas. Esto permite los enlaces neuronales y nos lleva a generar todas nuestras funciones cognitivas.

La aventura de pensar no es un blog de divulgación científica exclusivamente, es un sitio de reunión donde nos atreveremos a incursionar en todas las actividades que los procesos mentales humanos realizan y dando como frutos las maravillas del intelecto. Las ideas, literatura, arte, cine, cultura, historia,, en fin todo lo que interesa y afecta a nosotros los humanos y que nos sirve como alimento para el pensamiento.

Tenemos la voluntad de dar el espacio en este blog, a quienes deseen expresar sus ideas y motivar a que el grupo o la comunidad virtual que estamos conformando, generen reflexiones y nutran recíprocamente a todos.

El concepto de este sitio, es holístico. La mente, las emociones, la fisiología y el desempeño físico de nosotros forma un continente integral y no podemos marginar a ninguno de los elementos, por eso debemos trabajar nuestras ideas en un todo que integrado funciona y se explica más claramente.

Ya que estamos abordo, iniciemos la travesía.

Juan Okie