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Vida y lo que sigue.

La alegría que causa el nacimiento de un niño es una emoción universal. De ahí que la navidad,  –independientemente que se profese una religión—, ha resultado ser un motivo icónico de las celebraciones al final del año.

Es muy hermoso ver los distintos nacimientos, las ilustraciones y el pequeño niño en un pesebre.

Al igual que esta fiesta decembrina, en cada hogar donde llega un recién nacido se vuelca la familia en prepararle una cuna, una habitación (cuando se puede) y rodearle de mimos y obsequios. Se está celebrando una nueva vida.

Sin embargo, la mayoría de nosotros no comprendemos lo que es la vida.La vida es una permanente transformación que incluye la muerte misma. Hablar de morir espanta a la mayoría y nos rehusamos a platicarlo o discutirlo con los que diariamente convivimos.  Pero la muerte debemos entenderla como una fase más de la vida, es la aparentemente última transformación que percibimos conscientemente. Nadie puede asegurar sobre lo que sigue después de esa transformación pero la ciencia misma nos ha develado que toda energía se transforma.

 

A medida que envejecemos y nuestro metabolismo va perdiendo inmunidad y degradando muchos de los maravillosos dones que recibimos al nacer y crecer, empezamos a disminuir nuestras capacidades sin saber aceptar que así como te dieron una oportunidad para estudiar o trabajar, la vida te ofreció una oportunidad para vivirla.

2020 es un año atípico pero debemos aceptar lo importante que ha sido el darnos la oportunidad de haberlo vivido. Muchas de las personas que me rodean se quejan amargamente de estos meses por el cambio de la forma en que vivíamos, otros más se quejan de gobiernos y autoridades, demasiados dan juicios críticos, noticias falsas, supersticiones recicladas… en fin, se lamentan de estar vivos bajo estas circunstancias.

Es doloroso el sufrimiento mental y físico que se ha padecido, las irreparables y súbitas muertes de tantos seres humanos, la enfermedad y sus secuelas en otros tantos. Todo esto es innegable, pero…

¿Cuáles son las principales lecciones que debemos reflexionar sobre éste internado virtual al que fuimos sometidos?

  1. Somos finitos: es decir, estamos aquí por un periodo corto de existencia en el planeta.
  2. Somos frágiles: podemos gozar de salud un día y otro no.
  3. Debemos aceptar que somos mortales, que la transformación por la que continuamente vamos viviendo llegará un momento en que nos habremos de transformar en energía. ¿Cuál o cómo? Eso no lo sabremos, pero de que estamos siempre a un paso de morir es lo que nos debe de estimular para vivir con intensidad.
  4. Aprendimos a entender el silencio, la soledad, aceptar la carencia de abrazos, a trabajar o estudiar a distancia y descubrimos nuestra inmensa necesidad de convivir con los otros.

Así, que debemos estar muy agradecidos con el 2020 porque nos permitió vivir a ser humanos, a prepararnos para un renacimiento y a estar conscientes que estamos en la ESCUELA DE LA VIDA.

Lo que los ojos no ven

Un día en mi época de universitario tenía que entregar un guión para la clase de cine. Quien lo entregara primero reuniendo todos los requisitos creativos y de calidad, se le prestaría la mejor cámara del taller de cine y 10 rollos para filmar su idea plasmada en el guión. Conforme se fueran retrasando los alumnos recibirían menos rollos de filme y las cámaras que estuviesen disponibles hasta estar en lista de espera.
Tuve la fortuna de ser el primero en entregarlo. Generalmente el maestro leía la sinopsis frente a todo el grupo de alumnos y quien quisiera hacía sus comentarios.
Al terminar de leer mi proyecto, un compañero de los que se autonombran “intelectuales” alzó la mano y pidió la palabra.
Se puso de pie y dijo: “No me parece justo que a él se le den tantos rollos de película y le presten la mejor cámara”
–¿Por qué?—inquirió el maestro.
A lo que el compañero contestó: “Porque su historia es CURSI”.
Seguramente muchas veces hemos sido acusados de ser “cursis” porque nos gustan las historias románticas, los detalles sensibles, las emociones humanas como ternura, amor, cariño, etc.
Más de una vez se habrán burlado de alguien que da un consejo y dice frases como “Haz lo que te dicte tu corazón” o “No hagas solo caso de lo que vez sino de lo que sientes” u “Obedece a tu intuición y ve lo que los ojos no ven”.
El maestro me apoyó, concluí primero mi película, se presentó en un evento y lamentablemente mi crítico nunca terminó su proyecto.
Las emociones son lo primero que llega a nuestro cerebelo. La parte afectiva es la que todos los seres humanos vivimos en la mayor parte de nuestras vidas.
Muchos años después, gracias al desarrollo de las neurociencias, nos venimos enterando que los ojos no ven. Los ojos son los receptores de estímulos que se envían a cierta parte de nuestro cerebelo y donde ahí se forman las imágenes que llamamos visión. Tampoco nuestros oídos “oyen” o nuestras manos “sienten”. Todos los estímulos se reciben y transmiten a distintas áreas de nuestro cerebro y es ahí, precisamente, donde se generan los sentidos.
Mi historia era sobre lo que veía un viejo espejo colgado en la escalinata de una hacienda porfirista en los albores de la revolución. El espejo narra todo lo que refleja y que está a su alcance. Precisamente trata la historia del romance frustrado entre la hija del hacendado y un joven muchacho. Podríamos decir que era emocionalmente “cursi” sin embargo, lo que me interesaba de esa historia era reflexionar sobre lo que un espejo refleja y lo que muchas veces nosotros no vemos. Nuestra visión comete muchos descuidos y la falta de observación es la que nos genera muchos conflictos. Si aprendiéramos a observar con mayor calma todo lo que acontece a nuestro alrededor podríamos evitar muchos accidentes, prevenir muchos conflictos humanos y emocionales y lo más importante: haríamos un máximo uso de nuestros sentidos como son la visión, el tacto, olfato y oído.
¿Cuántas veces no escuchamos con atención lo que nos dicen y que nos serviría para “ver” un problema que se nos avecina?
¿Cuántas veces no sentimos una “corazonada” y en lugar de hacerle caso a esa percepción no racional seguimos sin tomar las precauciones necesarias hasta que se desencadena un accidente o conflicto?
Lo meloso y alambicado de nuestras emociones, aquello que se denomina como “cursi” es quizás lo más auténtico de nuestras emociones, aquello que no se enmascara sino que aflora espontáneamente, aquello que quizás te fueron entrenando para que no expresaras o no se lo mostraras a los demás. Frases de “no llores”, “no seas ingenu@”, “desconfía”…”nunca digas lo que sientes”.
Ahora hay evidencia científica que nos permite concluir:
1. Nuestros ojos no son los que ven.
2. Nuestras emociones son el umbral, la puerta de entrada y de salida, de todos nuestros pensamientos.

Vecinos y compadres

Imagina una construcción residencial con dos edificios o torres y en medio de ellas hay una construcción de menor tamaño, de tiempo compartido, donde habitan dos vecinos que a la vez son compadres. En la comunidad de vecinos, se le conoce a esta construcción con el nombre de: Substantia nigra.

Una de ellas es Soledad y el otro es Hambre. Cuando Soledad tiene compañía, sean visitas o familiares, enciende todos los focos y lámparas que tiene, haciendo que la construcción luzca esplendorosa. Curiosamente, irradia tanta luz que uno –a distancia–, no distingue cuál habitación es la iluminada y cuál no.

 

Soledad disfruta mucho de tener compañía pero raramente la tiene. Hambre en cambio posee una nutrida agenda cada día y por lo menos, enciende sus luces tres veces al día antes de comer. Eso no demerita la buena relación que tienen ambos vecinos y compadres.

Recientemente los expertos en neurociencias han comprobado que tanto Soledad como Hambre comparten el mismo hogar en el cerebro.

Diversos estudios han demostrado que las personas que se encuentran solas y apetecen o imploran compañía, iluminan la parte central del cerebro. Y ahora también han comprobado que cuando las personas tienen hambre iluminan la misma parte central del cerebro, justo en medio de dos de las torres o edificios que llamaremos hemisferios.Es la misma zona del cerebelo.

Como todos sabemos, socializar es una de las principales necesidades de los seres humanos.Y a la mayoría de nosotros os cuesta mucho trabajo estar solos. Nos entra ansiedad de tener compañía, de hablar con alguien, de tener la presencia física de una persona. Otra de nuestras habituales necesidades a satisfacer es el comer para mitigar el hambre. Y en los escanners o resonancias magnéticas del cerebelo, curiosamente se ilumina la misma parte de la soledad y la del hambre.¡Y con la misma intensidad!

Con estos estudios se ha llegado a la conclusión de que la soledad crónica es perjudicial para nuestra salud física y mental. Muchas personas que padecen soledad manifiestan no tener apetito y procuran no comer si no están acompañados. Al estar solos, no tener apetito o ganas de comer , se debilitan, pero lo más grave es que se perjudica también el sistema inmunológico. Es decir, se “bajan” las defensas en nuestro cuerpo.

El sistema inmunológico debilitado permite el desarrollo de bacterias que provocan enfermedades oportunistas, contagio de virus y en ocasiones, este desequilibrio detona o se vincula con la diabetes, las enfermedades mentales e inclusive la demencia.

Ante la pandemia de COVID 19 se forzó la necesidad de estar confinados o recluidos en casa y se ha presentado una crisis de soledad mucho más aguda que de la que ya existía. Por otro lado, las personas que se sentían solas o desacostumbradas a estar recluidas en casa buscaron de mil maneras permanecer conectadas con los demás. Eso explica el alto consumo de llamadas telefónicas, tiempo aire y enlaces via “zoom” u otra plataforma digital.

Muchas personas han perdido peso y otras han aumentado de peso, ambas situaciones son resultado del desequilibrio emocional. Algunos paliaron su ansiedad comiendo de más y otros en cambio han perdido las ganas de comer.

En la búsqueda de no estar solos, muchos individuos han forzado reuniones familiares o de amigos y con sus sistemas inmunológicos bajos, de golpe o en rebaño, se contagiaron todos los que estuvieron en dichas reuniones, aún más en sepelios o velatorios donde se juntaron para “acompañarse” en su dolor.

La interacción social resulta muy positiva para la salud mental, pero ante una pandemia como la actual y después de haber disminuido las defensas del cuerpo, es como darse un tiro de gracia para contagiarse rápidamente. No dudamos que es gratificante celebrar posadas, fiestas navideñas, Januka o de fin de año, pero más crítico será el panorama de iniciar un nuevo año intubado, enformo de forma crítica o inclusive muerto.

Comer, dormir y convivir son actividades altamente gratificantes. Pero la pandemia nos ha desequilibrado en nuestras rutinas y ese desbalance nos pone en riesgo. Innumerables personas se quejan de dormir mal y estar estresadas en estos meses. Todo está entrelazado.

Se sabe que la dopamina en nuestras neuronas se “ilumina” al sentirnos acompañados y apapachados. Se activan las conexiones neuronales, se despierta el apetito y deseamos festejar.

Las personas en extrema soledad, o con soledad crónica, serán las principales víctimas fatales en contagiarse cuando busquen estar acompañados. Por lo tanto debemos ser muy cautelosos en el manejo emocional durante estos días y hacer nuestra reintegración social con mucha precaución.

La substantia nigra que se encuentra en la mitad de los dos hemisferios cerebrales tienen como raíz común en su evolución la satisfacción de la convivencia social o la satisfacción del hambre y es donde debemos poner atención para cuidar el mantenernos en equilibrio y evitar el contagiarnos.

Cuando las personas nos vemos forzadas a estar en aislamiento, se da el mismo fenómeno que una persona hambrienta suplica, demanda o busca alimento. La soledad conduce invariablemente a la reducción de las defensas en el sistema inmunológico.

Así que “compadre no me ayudes”. Vamos a comer con sana distancia y evitar estar aglomerados aunque seamos vecinos muy próximos.

 

¡Traes pájaros en la cabeza!

¿Cuántas veces no te ha pasado que alguien te viene hablando pero tu andas pensando en otra cosa?

Y de pronto, la otra persona se da cuenta de que no le estás poniendo atención y se molesta contigo.

O hasta te recrimina diciéndote ¡Traes pájaros en la cabeza!

Un amigo me decía en forma satisfactoria que después de mucho tiempo había logrado hacer un buen ejercicio de meditación.  Le costó mucho trabajo porque cuando se pone uno a meditar, de pronto, lo empiezan a asaltar distintos pensamientos y se pierde el proceso de la meditación.

Eso mismo nos pasa cuando nos despertamos de madrugada y buscamos conciliar el sueño. Generalmente nos empiezan a abordar pensamientos, pendientes, reflexiones sobre ciertos acontecimientos y el sueño –literalmente—no llega.

Para mi, en la escuela se dieron muchos episodios de distracción y en más de uno de esos eventos fui sorprendido por la maestra o maestro que me preguntaban sobre el tema de lo que se estaba exponiendo en clase y con asombro, pretendía contestar el interrogatorio. Pocas veces logré justificar que sí podía poner atención y al mismo tiempo andar divagando con otros pensamientos.

Lo que si es un hecho es que entre los hombres y las mujeres existe una diferencia. Como popularmente dicen, las mujeres son multitarea (multi-task) y tienen la gran facilidad de hacer muchas cosas y pensar en muchas cosas al mismo tiempo. Además de que tienen una memoria privilegiada. Tan buena memoria que “retwitean” los problemas del pasado con una facilidad extrema. En cambio nosotros nunca nos acordamos de lo que ya pasó.

Podríamos decir que las mujeres tienen conexiones neuronales en estéreo mientras que nosotros los hombres solo podemos hacer una cosa en monoaural. Mientras ellas hablan por teléfono con la amiga o la mamá, están regañando al niño, dando instrucciones a la muchacha, contando el dinero del bolso, etc. Es sorprendente la plasticidad cerebral con la que se manejan. En cambio, uno se tiene que concentrar en una sola actividad si no termina uno hecho pelotas.

Y los hombres debemos estar siempre en alerta porque muy fácilmente nos pillan cuando estamos pensando en otra cosa y nuestra pareja no deja de hablar, discutir o reclamarnos. Al sorprendernos que no le pusimos atención, se desencadena una conflagración de dimensiones inusitadas.

El único consejo que puede resultar aprovechable es el mismo que me dio mi amigo con respecto a la meditación efectiva: “Concéntrate en la respiración, así las ideas se disiparán”.

Ya lo empecé a usar. Cuesta trabajo. Pero en lugar de concentrarme en mi propia respiración, lo hago en la respiración de la otra persona que me está acribillando de palabras.  En cuanto veo que se altera la respiración y toma una velocidad insospechada, le digo: “Te entiendo, disculpa que en este momento no pueda resolverlo pero últimamente ha andado muy distraído…como si tuviera pájaros en la cabeza”.

Nace una canción (cuarta y última parte)

El piloto de la serie “Nace una canción” no interesó a las televisoras. Estábamos adelantándonos al tiempo. Héctor Madera Ferrón estaba sin empleo. Afortunadamente Tere Aviña le ayudó a que José Gutiérrez Vivo lo contratara para el horario nocturno de 12 p.m. a 5 a.m. Su programación era un recuento de la música vernácula mexicana. Todo parecía maravilloso.
Atrás había quedado nuestro intento de reseñar el origen e inspiración de las canciones.
Guardaríamos en la videoteca la entrevista de Mario Ruíz Armengol y su diáfana narración del origen de Muchachita http://www.mruizarmengol.com/…/Andy_Russell-Muchachita.mp3
El compositor tenía una cita con su amante y justo cuando se disponía ir a encontrarla a un hotel, su pequeña hija le pidió que le tocara el piano y le cantara una canción. La tomó amorosamente en sus brazos, se sentaron al piano y empezó a tararear lo que vendría ser un éxito musical. Al darse cuenta, se le había hecho tarde. Se apresuró hacia el hotel y encontró que había pasado un escándalo. La mujer que esperaba al compositor era casada y ya instalada en la habitación entró el marido con pistola en mano dispuesto a matar al amante de ella. Mario no llegó a tiempo y “Muchachita” le salvó la vida.
   
Héctor era un romántico digno de una novela. Apasionado en el amor, bohemio, culto y aunque su físico no era atractivo, lograba enamorar a las mujeres con su intelecto y sensibilidad.
 
Desperté un día y encendí la radio. No estaba el programa de Héctor pero coincidió un flash informativo que notificaba la muerte del conductor. Héctor separado de su primer matrimonio había procreado un hijo con la locutora Miriam Juárez Crow. Ella deseando romper ya su relación, lo abandonó con su pequeño hijo y se fue a refugiar a casa de su hermana. Héctor –apasionado y celoso—fue a buscarla. Miriam se negó a recibirlo argumentando que estaba con su nueva pareja. Héctor irrumpió en la vivienda con pistola en mano. Ella forcejeó y se soltó el balazo que la hirió. Al cobrar lucidez, Héctor ve lo que ha hecho y se entera que no hay tal amante. Toma su revólver y se suicida. Murió como los personajes de las novelas y poesía del romanticismo.
Conociendo el origen de las primeras canciones de Cri-Cri y la historia de Ruíz Armengol, así como una privilegiada conversación que tuve con Consuelo Velázquez durante una comida en casa de Juanita Guerra, uno descubre que los creadores no se inspiran en las musas sino en los episodios emocionales e inclusive sexuales de sus propias vidas y de los seres que los rodean. Así va uno develando la verdadera historia donde nacen las canciones. Las canciones nacen y se inspiran de la misma persona que las crea.
Juanita Guerra Rangel –mi socia y amiga—fue la creadora del famoso programa de radio y TV: “Revista Musical Nescafé”. Y en múltiples ocasiones me contó las anécdotas de su elenco. Narraba los contratiempos y eventos chuscos que ocurrieron. Como la logística para que Pedro Infante eligiera su repertorio y llegará a la estación de radio.
Había que llamarle por teléfono a los estudios de cine Churubusco. Cuando contestaba Pedro, empezaba a narrarle el almuerzo que estaba ingiriendo. Juanita escuchaba atenta pero le insistía que necesitaba saber cuáles canciones iba a interpretar para que el director musical José Sabre Marroquín pudiera preparar las partituras y ensayar con la orquesta en la XEW. Finalmente Pedro accedía. Luego tenían que tener a varios asistentes con una muda de ropa y toallas para recibir a Pedro Infante. El actor y cantante llegaba en su célebre motocicleta pero era tanta su popularidad que sus «fans» ya aguardaban en la calle de Ayuntamiento. Al momento de estacionar y bajar de su moto y con solo cruzar la acera, materialmente lo desnudaban. Los asistentes entraban en acción. Lo cubrían de toallas y e la primer oficina del estrecho corredor de la XEW, justo la que está a mano izquierda donde despachaba Amalia Gómez Zepeda, lo vestían de nuevo.
Normalmente el público desconoce lo difícil que es la fama.
 
Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia canción. La canción que se gesta en nuestras íntimas emociones. Es la melodía que acariciamos de forma inexplicable y que nace dentro de nosotros mismos. Quizás nunca toquemos un cuaderno pautado, ni escribamos la letra de nuestras melodías pero la música del alma es la más hermosa.
 
Se inicia con las canciones de cuna que nuestra madre tararea y se va formando una verdadera sinfonía con todas nuestras vivencias. Al terminar nuestras vidas, habremos concluido nuestra sinfonía aparentemente inconclusa: La sinfonía o la canción de nuestras propias vidas.

Nace una canción 3a parte

Héctor Madera Ferrón llegaba todas las mañanas a la XEW en la calle Ayuntamiento 52 como si aún conservara el empleo.

Saludaba a los vigilantes, recorría el estrecho corredor de acceso, pasaba junto a los grandes estudios Verde-Oro y Azul Plata y las demás cabinas casi en desuso puesto que las nuevas instalaciones de la W estaban en Tlalpan 2000 Colonia Espartaco.

Se sentaba frente a su máquina de escribir manual y escribía. A raíz de la transmisión de celebración de Cri-Cri empezábamos a construir una amistad.  No recuerdo la circunstancia pero un día le pregunté sobre la actividad que realizaba en esa oficina a sabiendas de que estaba desempleado.

Escribía algunos guiones para el programa de Jaime Almeida en la TV   pero principalmente estaba escribiendo un libro sobre la historia de la XEW.

Le sugerí que cambiara el título porque se podría meter en lío de derechos de autor con la misma Televisa ya que las marcas y eslogan eran propiedad intelectual de la empresa. Con gran cautela me hizo caso y finalmente escribió cinco libros, uno publicado por editorial EDAMEX colección SELECTOR y los otros cuatro tomos aún permanecen inéditos, quizás extraviados, en la casa de su primer esposa en el fraccionamiento Ojo de Agua.

Le pude dar un “free lance” para un proyecto que tenía. Se celebrarían los 50 años de la Asociación Dental Mexicana y mi cliente Colgate me había encargado montar un “stand” en el vestíbulo del Auditorio Nacional. La idea creativa que propuse y fue aceptada consistía en un “Túnel del Tiempo”. Los visitantes entrarían a un consultorio de los años 40 e irían pasando por décadas en los siguientes consultorios hasta llegar a la década de los 80´s. Cada consultorio tendría la silla odontológica, los productos de Colgat-Palmolive correspondientes a esos años y los distintos aparatos de radio y televisión (1950-80) transmitiendo los anuncios de la crema dental Colgate alineadas las campañas a las épocas representadas en el mobiliario y “set” diseñado por Cristina Martínez de Velasco (la escenógrafa del Pecado de Oyuki que también había despedido Televisa) Héctor rescataría todo el material radiofónico que encontrara (anuncios y programas de radio; los aparatos de radio y TV nos los prestaría el Sr. Enrique Bernal (coleccionista de aparatos radiofónicos y presidente de la cadena radiofónica CMR Corporación Mexicana de Radiodifusión) la gentileza de prestarnos sus radios antiguos fue gracias la ayuda de su compadre Sergio González Lafón; los comerciales y programas de televisión producidos por Colgate los consiguió Carlos Salinas Saucedo (primer productor de televisión en tiempos de Telesistema Mexicano) . El reto era formidable. Mi empresa y yo además de la idea creativa, producir  la realización del evento y de la construcción teníamos que conseguir los anuncios de revistas, las revistas y los productos de cada época.  La empresa no tenía nada de su historia ni de sus productos.

Intuía yo que la única forma de conseguir los productos y las revistas con anuncios sería poniendo anuncios clasificados en “EL Universal” pero si mencionaba a la empresa, las personas que tuvieran esos productos o revistas, iban a pedir “las perlas de la virgen”. Por lo que opté por poner sencillos anuncios: “Coleccionista compra  anuncios viejos, revistas, jabones, cepillos de dientes o cremas dentales de los años 40,50,60, 70 y 80”.

No dejaron de sonar mis teléfonos y de pronto habíamos reunido lo que necesitábamos.

Héctor Madera Ferrón logró armarme 10 CD´s con todo el material radiofónico. Carlos Salinas Saucedo dos “reels” de video de 60 minutos de duración con los programas como “Sonrisas Colgate”, Telenovelas entre otros (Colgate-Palmolive fue creador y productor de radionovelas y telenovelas hasta 1973).

Concluída exitosamente la chamba, Héctor me visitó en mis oficinas y empezamos a pensar qué podríamos hacer para generarle un trabajo. No cabe duda que éramos soñadores o visionarios, como quieran verlo, porque nos adelantamos a generar un concepto que ahora con el streaming digital está de moda: Una serie de TV.

La idea era hacer una labor de investigación periodística y descubrir cómo han nacido las canciones del amplio repertorio de música mexicana del siglo XX. Invitamos a Conti González Báez a colaborar (también en ésa época desempleada de la XEW).Nos dimos a la tarea de producir el primer piloto que constaba con una recreación de Agustín Lara (en blanco y negro) componiendo una de sus canciones. La pista de radio con la voz original de Agustín, filmando en el piano original del compositor que Juanita Guerra (mi socia) tenía en su casa de Castillo de Miramar. Otra de las canciones que se presentaban era el origen de “Muchachita” del célebre compositor veracruzano Mario Ruíz Armengol. Para ello fuimos a la cafetería San José (ya desaparecida) que estaba en la esquina de Ayuntamiento, a unos pasos de la W. Ahí todos los días desayunaba el compositor y ahí nos confesó la historia de cómo nació esa canción. Les comparto la liga de la melodía. Escúchenla y en la próxima parte hablaremos de cómo nació esa canción.

El prolífico compositor veracruzano: Mario Ruíz Armengol

 

Nace una canción 2a. parte

En el lóbrego cuartucho de vecindad, con su viejo piano vertical heredado de la familia de Orizaba, José Francisco se enfrentaba a la página blanca de los compositores. Contaba con un arsenal de música alburera que era con la que amenizaba en la casa non santa pero ¿componer música para niños?

Un grillo rinconero rompía el silencio. Después de meditar un rato llegó la inspiración. Tomó un par de sus composiciones y modificó el texto. Aprovechó el sonoro cri-cri del grillo y lo convirtió en el maestro. De ceremonias, el hilo narrativo de sus cuentos musicales.

 

La patita y el chorrito fueron de las primeras transformaciones musicales. Eso me lo contó directamente José Francisco en la conversación que tuvimos con motivo de su aniversario como compositor.

¿Pero como viene a cuento la presencia de Héctor Madera Ferrón en esa comida?

Resulta que por muchos años José Francisco Gabilondo había desaparecido de los escenarios. Fascinante astrónomo, matemático y frustrado marinero se había ido refugiando de escondite en escondite, fastidiado de la fama y del coso de impertinentes padres que empujaban a sus hijos para saludar a Cri-Cri.

Los personajes que se logran volver populares terminan devorando a sus propios creadores: Lo mismo sucedió con Chabelo, el Chavo del ocho y muchos más.

La única persona del medio publicitario y de comunicación que tenía contacto directo era Juanita Guerra. Ella y el sr. Gabilondo habían mantenido una comunicación continua. Miguel Alemán Velasco –en ese entonces VP de Televisa—estaba empeñado en hacerle un homenaje a Cri-cri en Bellas Artes y localizó a juanita para que contactara a Francisco José. Ella le llamó y la respuesta del sr- Gabilondo fue contundente: ¡No! Dile a Miguel que yo no sirvo de exhibición. El Lic. Alemán se fue por la libre produciendo un especial de cri-cri sin Cri-cri, pero con Plácido Domingo, Mirelle Mathieu y producida por el Dr. Fernando Morett.

Juanita por su parte buscó celebrara Cri-cri como él le gustara.

“Que me den una hora –a las 12 hrs.–, en el estudio de la XEW, ya sea el Verde y oro o el Azul y Plata, con un piano de cola y yo voy, toco y me regreso a la privacía de mi casita de campo” (que estaba en el área de Texcoco). Juanita lo convenció de que después de su programa especial aceptara una comida en “petite” comité en casa de la srita. Guerra en Castillo de Miramar, Lomas de Chapultepec.

A esa comida solo podríamos ir Cri-cri (el invitado principal), Amalia Gómez Zepeda, Héctor Madera Ferrón y yo. (no recuerdo si Ignacio fue invitado). Para Héctor fue una gratísima sorpresa el ser distinguido en esa comida tan especial.

Por ese entonces yo tenía una cabellera abundante y de mote José Francisco me decía “Mechudo”.

Puntualmente Cri-cri legó a las 11:30 a as puertas de Ayuntamiento 52. Venía a bordo de un viejo Chevrolet negro con un señor que le hacía las veces de chofer.

El corpulento José Francisco bajó del auto (tenía ya 80 años), venía con un abrigo y vestido de traje gris con corbata. Sus lentes eran con unos cristales de fondo de botella impactantes y una armazón como de soldador de herrería, traía unas patillas de cabello blanco tan abundantes que fácilmente hubiera sido confundido con Santa Claus, pues su piel blanca, ligeramente sonrosada y sus ojos verde “acuamarina” daba el tipo. Lo recibimos y caminamos por el estrecho corredor principal.  Dio un vistazo a las viejas instalaciones, se tomó un par de fotos con Ignacio Martín del Campo y parte del personal de a W. Saludó a Héctor y pasó al estudio donde le ajustaron los micrófonos, se sentó al piano y esperó la señal (quiu) para empezar su programa de una hora. El conductor para presentar al compositor fue Héctor Madera Ferrón.

Acarició el teclado con cierta emoción y produjo la magia.

Ya en casa de Juanita y después de un aperitivo pasamos al comedor que era una amplia mesa redonda de maderas tropicales y con exquisito montaje (Juanita era una excelsa anfitriona). Asignaron los lugares. Juanita a la izquierda de José Francisco y yo a su derecha. Departimos muy entretenidos con un sinfín de anécdotas. Inquieto yo por preguntarle miles de cosas porque he de confesar que fui “fan” cuando niño y en una Navidad me regalaron un tocadiscos rojo y un a colección de discos de cri-cri de 45 rpm. Después mi abuelo me regaló el famoso álbum de Selecciones del Readers Digest con todo el repertorio de Cri-cri.

¿Por qué se  dedicó a componer canciones y cuentos para niños?

Mira, “Mechudo” y me tomó con fuerza del antebrazo: “Por hambre”.

Me quedé impactado al verle su mirada fija en mí. Y se descosió contándome la verdadera historia de cómo nacieron sus canciones. Historia que aún no creo sea momento de escribirla.

Héctor estaba muy emocionado al terminar la velada. Ya no tenía posibilidad de transmitir esa experiencia en la radio. Estaba desempleado, arrinconado en un cubículo oscuro donde tecleaba en una máquina Olivetti.

Habré de continuar con ésta historia de “Nace una canción”.

 

 

 

Nace una canción 1a.parte

Previamente a la celebración de los cincuenta años como compositor de José Francisco Gabilondo Soler yo ya había conocido a Héctor Madera Ferrón. Él nunca se imagino que sería uno de los pocos privilegiados en poder departir tan memorable acontecimiento.

Héctor había estado colaborando en la XEW por bastante tiempo y mi socia, Juanita Guerra Rangel tenía la costumbre de escuchar a la radiodifusora y comentar los aciertos o desaciertos de las transmisiones con su amiga Amalia Gómez Zepeda. Así fue como primero Juanita conoció a Héctor. Fue de forma no presencial sino que tomaba el teléfono le marcaba y le comentaba si entre sus intervenciones radiofónicas había que felicitarle o a precisarle errores.

Después vino la oportunidad de que se conocieran en persona un 18 de septiembre cuando se celebraba el aniversario de “La voz de la América Latina desde México” también apodada “La catedral de la radio”.

Juanita Guerra Rangel
Juanita Guerra Rangel

 

 

 

 

 

 

 

 

En el auditorio Azul y Plata fue una sencilla ceremonia de la W y fuimos invitados. De los directivos de Televisa solo iba Amalia y el entonces director

Ignacio Martín del Campo.

Ahí conocí a Héctor Madera Ferrón. Delgado, vestido de forma anticuada, siempre llevando una boina, sus enormes lentes redondos que balanceaban su rostro delgado. Miradas inquisitivas, con un brillo de inteligencia, Al hombro un morral de cuero donde levaba sus escritos. Un romántico especializado en música y que en los últimos años se había enfocado a la música vernácula mexicana.  Dos vidas que tangencialmente se encontraron por la frecuencia del 900 de am: XEW. Juanita y Héctor.  Ella había sido 33 años la anunciante más destacada de la emisora al ser patrocinadora y productora de todos los programas de Nestlé. Más de 150 de los talentos artísticos de México fueron cobijados por sus patrocinios. Héctor llegó al XEW por un feliz accidente. Era maestro de Cultura musical en una secundaria y sus alumnos le dieron la sorpresa de haberlo inscrito para concursar en el Premio de los 64,000 pesos. A regañadientes fue a concursar sobre Beethoven y la música clásica del romanticismo y ganó su premio dando el llamado “zarpazo” de las llantas Uniroyal. Al ganador le daban esa suma y creo que un Volkswagen sedan con valor de 27 mil pesos. Así que el Maestro de secundaria de pronto había saltado a la fama y es como lo invitan a ser parte de la emisora.

Ya para el aniversario del compositor conocido por todos como Cri-Cri, Héctor ya no figuraba en la nómina de la “W” pero le daban oportunidad de ocupar un gris y oscuro cubículo donde tecleaba infatigablemente. Era el escritor fantasma de Jaime Almeida que capitalizaba sus conocimientos a cambio del abandono.

Remontándonos a la llegada de José Francisco apellidado Gabilondo Soler a la radio, se vuelve a dar una feliz coincidencia. Don Emilio Azcárraga Vidaurreta lo contrata por recomendación de Agustín Lara. Ambos pianistas de la casa non-santa que se ubicaba atrás del edificio de la Lotería Nacional y cuya concurrencia eran de “gachupines”, criollos y descendientes de españoles. Agustín de manos delgadas no lograba hacer una sonoridad suficiente como para acallar las vociferaciones de la concurrencia española. Pronto sería despedido con la fortuna de ser contratado por el Sr. Azcárraga. José Francisco en cambio, corpulento, de manos gruesas y grandes, tecleaba con fuerza y su música lograba sobresalir en el ambiente del lugar.  Ya colocado en la radio, Agustín empieza a crecer como la espuma en materia de popularidad y logra influir para que fuera contratado José Francisco. Se le asignó un programa nocturno de música mordaz: “El guasón del Teclado” en una de las estaciones del grupo radiofónico. Programa de muy corta vida porque casi a la semana siguiente el Sr. Azcárraga lo manda llamar –era un viernes para ser precisos–, y le dice que el lunes necesita un programa para público infantil porque Juanita Guerra lanzaba para Nestlé la Leche NIDO.

El reto que José Francisco Gabilondo Soler era inmenso y se encerró en su cuartucho de vecindad donde atesoraba un viejo piano vertical que se había traído de su ciudad natal. Ese fin de semana nacería Cri-Cri, el grillito cantor.

 

 

(continuará)

 

Nota: Los datos que se describen en esta historia vienen de las fuentes directas. José Francisco Gabilondo Soler, Juanita Guerra Rangel y Héctor Madera Ferrón. Cualquier otra precisión que encuentren en internet habría que validarla.

El caballo desdentado

 

 

 

 

 

 

 

 

Toda su vida había estado dedicado a jalar una carreta cargada de basura y triques.

El pobre caballo desde joven le quitaron gran parte de sus dientes para colocarle las bridas y los frenos. Así lo obligaban a conducir el pesado carromato.

Con los malos tratos y la edad fue perdiendo la mayoría de sus dientes. Por eso estaba desdentado.  A pesar de ello, la poca cebada o pastura que le daban la masticaba  con dificultad para poderse alimentar.

No importando su lastimoso aspecto que daba imagen de ser un esqueleto con pellejo y ante su deteriorada condición física,  su cruel amo decidió venderlo a un rastro que compraba caballos viejos para sacrificarlos.

En ése rastro, vendían la carne de caballo a los dueños de perros de pelea, que aunque está  prohibido, los mañosos apostadores siempre buscan la oportunidad de reunirse para lanzar a los perros en feroz y mortal combate.

La creencia de que la carne de caballo era buena para alimentar a esos perros –según ellos–, porque los hacía más bravos.

En un corral junto con otras bestias, el pobre caballo desdentado esperaba sus últimas horas antes del sacrificio. Había aprendido a ser muy observador y de pronto se dio cuenta que el empleado dejó la  puerta de las trancas sin cerrar. Y como la vida le había ensañado a ser mañoso, el caballo desdentado empujó la puerta con el hocico. Logró escapar del rastro sin que alguien se diera cuenta.

Ya en plena calle, remontó hacia las colinas de la ciudad. En muchas ocasiones en esos rumbos habían recolectado colchones viejos, desechos de artículos, cartones y pilas enormes de papel periódico. Sabía que en esa zona habitaban los pobladores más ricos en sus residencias rodeadas de jardines y cercanos de la parte más boscosa de la localidad.

Como era una mañana de fin de semana, las calles lucían desiertas y el caballo desdentado apuró el paso. En una de esas enormes calles arboladas se encontró con un niño que plácidamente paseaba en patines.

El niño al verlo se le acercó sin miedo y lo empezó a acariciar. El noble jamelgo bajó el ciuello para que el chico pudiera tentar sus crines y le tuviera confianza.  La simpatía fue mutua y el niño lo condujo hacia su casa que por cierto, tenía un espacioso jardín.

Feliz el muchacho fue a contarle a su madre sobre el hallazgo. Aprovechó su relato para suplicarle le diera permiso de conservarlo en casa. La señora muy preocupada le argumentó que no sabían quién era el dueño, además de que era mucha responsabilidad cuidarlo, produciría basura y habría que limpiar diariamente sus desechos por lo cual debían echarlo nuevamente a la calle.

El niño prometió encargarse de la limpieza del jardín con tal de que pudiera conservar al viejo caballo desdentado.

Ante la nobleza del animal y las hermosas lágrimas del niño que se lo suplicaba, la madre conmovida finalmente  aceptó que el caballo permaneciera en el jardín hasta que apareciera el dueño.  Lo cual nunca sucedió. ¿Quién en este mundo pudiera interesarse por recuperar un caballo viejo, famélico y desdentado?

En los días de mercado,  llegaban la mamá y el niño cargados de provisiones para alimentarlo:  zanahorias , alfalfa, cebada, manzanas y pastura que habían ido a comprar.

El caballo paseaba por el jardín y ramoneaba en el césped en sus ratos libres mientras esperaba que el niño regresara de la escuela.

Como era desdentado, el niño aprendió a cortarle sus porciones de zanahoria y manzana en pequeños pedazos para que se le facilitara alimentarse. También diariamente le limpiaba el estiércol y lavaba el patio donde normalmente el caballo hacía sus necesidades.

El jardinero le construyó un cobertizo y finalmente el caballo desdentado vivió por varios años gozando de la ternura de un niño que se había compadecido de él.

La historia termina aquí pero la enseñanza de ella radica en que debemos aprender que cuando parece que todo es oscuro en nuestras vidas y pensamos que ya no tenemos un camino de esperanza, siempre habrá un ser amable cerca de nosotros que con su ternura sabrá ayudarnos.