Reflexiones sobre la FIL Guadalajara 2014

IMG_0933

IMG_0937

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IMG_0939

IMG_0943

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En Diciembre de 2014, una vez más se dieronn cita  en Guadalajara los  escritores, editoriales , hombres de negocio y lectores que habitualmente confluyen en la Ferio literaria más  importante de habla hispana en el mundo. Acudí nuevamente en esta ocasión, que ahora  estaba dedicada a Argentina. A diferencia de 2013 en que fue Israel, el pabellón del invitado, en este año no resultaba espectacular ni memorable la instalación de Argentina que tenía el tufo similar al que te da la misma Buenos Aires y el Teatro Colón…tufo de los años cuarenta del siglo XX…como estancados en el tiempo.

Las avasallantes editoriales que dominan el mercado del libro apabullan torpemente la entrada. Los organizadores deberían replantear el planograma ya que las consabidas empresas frenan el flujo de visitantes a las áreas más remotas donde están las exhibiciones de los fondos editoriales de Universidades, centros académicos y las editoriales alternativas, aquellas llamadas independientes, las que se rascan con sus uñas para generar libros de cultura, las que no dan mordidas a las autoridades educativas o sindicatos de maestros iunstitucionalizados para que decidan los libros que serán las lecturas complementarias «autorizadas» para los millones de estudiantes en nuestro país. De ahí la bonanza de esas empresas. Si  estos semi-monopolios realmente cultuvaran a sus escritores e hicieran mercadotecnia real, les costaría mucho más trabajo obtener la preponderancia que actualmente poseen.

En esta feria se dio un fenómeno de la incursión de las redes sociales como imán para atraer a otro tipo de público. Una mañana, alineados en la entrada principal se encontraba un enjambre de chicas adolescentes, en la típica efervescencia de la espera para admirar a su estrella favorita. Algunas portaban cartulinas con mensajes dedicados a una tal YUYA. Escritora para mi desconocida. Al poco rato se desató el revuelo y la horda esquizoide atravesaba los corredores, como enjambre de abejas asesinas, atropellando a su paso visitantes, expositores y estantes de libros. A lo lejos pude ver que un círculo de guardaespaldas conducían hacia la salida trasera, donde están los andenes de embarques, a una jovencita de precaria belleza y mediocre apariencia. Gritaban enfiurecidas, como manada de mandriles: ¡Yuya!¡Yuya! E histéricamente se avalanzaba para tratar de obtener una «selfie» (foto instantánea tomada con el teléfono celulas)

–¿Quién es Yuya?– le pregunte a una casi niña batida en lágrimas y rimel.

–Es la de You tube, la que nos da tips de belleza. Tiene 8 millones de fans–, me respondió con su voz agónica, desolada.

Visité la página del canal de videos y en efecto, encontré a la protagonista del revuelo momentáneo. Una serie de tomas entrecortadas por la necesidad de editar su poca habilidad histriónica y comunicativa. De voz chillona, logra empatía con las nuevas generaciones atrapadas en las redes sociales. La nueva generación que se ha ido aislando en lo que yo llamo «onanismo digital» o sea: masturbación solitaria frente al internet.

Otro de los acontecimientos que sí lograron impactarme positivamente fue la serie de protestas juveniles que se repetían continuamente para recordarnos a todos del crimen de Ayotzinapa, de la ausencia de 43 normalistas y la exhibición de lla decadencia del Sacro Imperio del gobierno del PRI y sus partidos acompañantes.

Los autores independientes realizaron su clásica presentación de libros –con ciertas dificultades logísticas– por el  arribo del Presidente de Uruguay José Mojica. En realidad el se hospedaba en el mismo hotel que nosotros y tenía solo dos vigilantes pero el gobernador de Jalisco mandó llamar al ejército. Regresando al tema, se presentaron los autores y estrenamos a dos plumas: Edgar Robledo con su «HORIZONTE POSTERGADO» una biografía novelada de la vida de Luis Donaldo Colosio y el primer libro de Hugo Avendaño : A ROMPER LAS REGLAS, un tratado autobiográfico que sirve de guía para emprendedores de negocios.

La imagen más estimlante de la FIL era la enorme afluencia de padres de familia con sus hijos que iban inculcando en ellos su apetito por los libros. La depresión económica se escuchaba e una frase: «Sólo nos alcanza para comprarte un libro, así que escógelo bien».