Sonríe (smile)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tendría 18 años cuando leí un artículo del National Geographic y basándome en su mapa, tracé un recorrido para un viaje por Perú. Fui a una agencia de viajes y –en ése entonces–, no dieron pie con bola para armarme mi viaje, así que dispuse irme a la aventura. A mi loca iniciativa se unieron una amiga (Lety) y un amigo (Manuel). Tramité el boleto de avión en mensualidades y llevé mi cámara Nikon con más de 30 rollos de diapositivas. Previsión útil que a mi regreso me permitió vender mi colección de diapositivas a la Diapositeca de la Ibero y saldar mi deuda con la aerolínea.

De Lima volamos a Arequipa. Un poblado a las faldas de volcanes y enclavado ya en los Andes. Después de nuestra estancia en Arequipa y disfrutar de un pequeño terremoto, abordamos el tren que nos llevaría al lago Titicaca. En nuestro recorrido de los Andes pudimos ver una manada de vicuñas (casi extintas) y en un punto del trayecto se detuvo el tren para que viésemos una boda de Incas (ellos despectivamente les dicen cholos). La mayoría de los turistas traían “soroche” (mal de montaña por las enormes alturas de más de 5,000 m de altura. Yo como acostumbrado a la altura de la ciudad de México, pude bailar con las indígenas que usan más de 5 faldas para protegerse del frío. Esa noche la pasamos en Juliaca hospedándonos en un hotel como del viejo oeste, padeciendo un terrible frío y me empezaron a dar “anginas” que pude controlar con un antibiótico que llevaba.

Al día siguiente llegamos a hospedarnos en el Titicaca e hicimos una visita a las islas flotantes hechas de juncos llamadas Uros (de donde me tomé esta foto). Uno de los maravillosos fenómenos de estar en esas alturas era la velocidad con la que cambiaba el clima ya que los vientos movían las nubes y de pronto el sol nos abrasaba para en minutos estar bajo pertinaz lluvia. Al regresar en la tarde recorrimos el poblado y en una calle empedrada, viendo la magnífica vista del lago más alto del mundo, de las bocinas de una pequeñita tienda de discos pueblerina salió la melodía de Charles Chaplin “Smile”, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Londres.

La experiencia de sentirme en la cima del mundo, viendo los colores que salpicaban hasta las redondas piedras de la calle, el majestuoso azul profundo del cielo contrastado con las nubes blancas y grises y el sol que teñía de naranja los cenizos muros de humildes viviendas. Todas esas sensaciones de sentirse vivo, en un maravilloso planeta, gozando de todos tus sentidos y comprendiendo que una sonrisa, sí una simple sonrisa, puede cambiar el ánimo de las personas.

Una sonrisa que puede modificar tus sentimientos de tristeza o de nostalgia por el de alegría, amor y gratitud.

Libros sin escribir

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Narrar historias es inherente al ser humano evolucionado, es decir al Homo sapiens sapiens.  Desde los tiempos más remotos, guareciéndose de las inclemencias del ambiente y protegidos en sus cuevas, chozas o palafitos, los humanos se reunían en torno de la fogata y narraban sus historias. Los que habían salido a recolectar alimentos, los carroñeros que recogían fragmentos de animales muertos que les quitaban a otros depredadores, los ancianos que relataban historias de tiempos pasados y las mujeres que narraban las gracias de sus pequeños niños o de las incidencias domésticas.

La tradición oral fue siendo el medio de comunicación más utilizado hasta años recientes por los seres humanos.  Si todos los relatos de nuestras familias y de nuestros ancestros se pudieran publicar en libros, cubriríamos de seguro varias capas del planeta tierra con esos libros.  Son incontables las anédotas que se construyen entre las personas y sus familias o compañeros de trabajo, amigos, conocidos, etc.  Podemos imaginarnos todos esos relatos como “libros sin escribir” pero que queramoslo o no, han dado forma a nuestras civilizaciones y culturas.

El linaje de nuestras familias, las rivalidades históricas, los chismes e intrigas, por siglos se han ido acumulando y se seguirán acumulando para construir la más grande de las bibliotecas virtuales. La biblioteca de la memoria humana.

Sin embargo, un fenómeno por demás interesante está sucediendo en la humanidad y es que con el advenimiento de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, los estudios más recientes nos enseñan que los humanos estamos dejando de reunirnos para contarnos historias.

Las personas se sientan alrededor de la mesa, se saludan y lentamente empiezan a usar sus dispositivos móviles para desconectarse de la reunión.  En las oficinas, se textea más y se navega por internet que en lugar de convivir con sus jefes, subalternos, etc.  Las familias mismas dejan de compartir muchas vivencias por enfrascarse en el envío de memes, textos y twite.  El más patético ejemplo lo vemos hoy con los gobernantes que en lugar de dar conferencias de prensa o discursos, mandan twits y discuten las leyes o los juicios en las redes.

La comunicación verbal y las tradiciones orales deben rescatarse ante la pérdida de actividades comunitarias que le daban sentido a la familia, clan o sociedad.La palabra hogar proviene de la hoguera o fuego que calentaba a las personas que en torno a ella, compartían los alimentos y las historias que generaron los miles de millones de libros sin escribir..

Damas y Caballeros

Muchas de mis amigas les puede más que “repatear” el que llegue un mesero y diga:
–¿Y a la Damita…qué le servimos?
 
A cada rato me encuentro con la desagradable sorpresa de que para dirigirse a mi persona me digan “caballero”.
 
Si uno piensa ir a los servicios sanitarios, generalmente se encuentran los letreros clasificando: DAMAS o CABALLEROS.
 
En cuanto dicen “caballero” me remonto a la Edad Media y a la orden de caballería. Por más que trato de imaginarme que en México hubiesen existido castillos feudales, lo único más cercano que encuentro es el Castillo de Chapultepec.
 
Esos términos atávicos no tienen nada en común ni con los pueblos oriundos de mesoamerica, ni con la época colonial y menos con las épocas revolucionarias y contemporáneas. En América jamás han existido caballeros y damas de una “corte real”.
 
Son palabras anticuadas y en desuso que han perdido su razón de ser y poseen una imagen de cuentos de hadas importados de Europa.
Pero lo más grave es la connotación clasista que subyace en el término, ya que si le dicen dama o caballero al huésped de un restaurante u hotel, están implicando que el resto son “vasallos”, “siervos”o esclavos.
El buen uso de las palabras contribuye a democratizar una nación. Nuestro país requiere sacudirse el síndrome del colonialismo europeo o del imperialismo norteamericano. Somos hombres y Mujeres, se puede apelar con la palabra “señor o señora”. Evitar el racismo en los mercados públicos: “¿Qué va a llevar la güerita”?”
O expresiones como: “Son indios pata rajada”.
 
Si erradicamos el manejo lingüístico de añejos imperios podremos irnos sacudiendo el servil comportamiento que le dan a un funcionario público que es “siervo de la nación” y que ostenta el título por seis años de “presidente”. Y por favor, a la señora que le acompañe ya sea por contrato, conveniencia o amor durante esos seis años no le digamos “Primera Dama” porque convertiríamos a nuestras mujeres, madres, hermanas , amigas, amantes, novias, esposas y parejas en “mujeres de segunda” y estoy seguro, que ninguno de nosotros las consideramos de “segunda” pues son la razón de nuestro cariño y admiración.
 
Así que, cuidemos las palabras porque poseen el poder de influir en nuestras formas de convivencia.

Diez maneras de amar a México

 

 

 

 

 

  1. Venerar lo que tus Padres y Abuelos han hecho y trabajado por darte techo, educación y alimento.
  1. Recordar las sabias enseñanzas que tus Maestros inolvidables te inculcaron por tu Patria y su historia.
  1. Visitar los Museos con cuidadosa atención. Leer sobre las culturas y civilizaciones que nos precedieron y analizar los libros de historia con visión crítica.
  1. Escuchar nuestra música, sea clásica o popular. Conocer sobre sus autores y ejecutantes. Leer libros de nuestros poetas y escritores para desentrañar el alma de sus fantasías. Ver nuestro cine y apoyar a nuestros artistas, actores, pintores, escultores y creativos.
  1. Apoyar los bailes regionales, celebraciones y actividades del folclor nacional. Comprar arte y artesanía mexicana. Lucir con orgullo prendas que producen nuestros compatriotas de nuestras distintas latitudes. Saborear la deliciosa comida mexicana. Jamás hablar mal o en forma despectiva de nuestra gente ni del País. Comprar los frutos, vegetales, carnes y productos que sean 100% mexicanos.
  1. Respetar nuestras fechas históricas y no caer en el engaño de las festividades móviles que ha instaurado el gobierno y desvanecen los motivos reales de festejo.
  1. Cumplir con nuestras obligaciones cívicas. Votar con la cabeza por candidatos que demuestren amor por la Patrica, conocimientos de nuestra problemática y respeto al legado hhistórico. Levantar la voz ante los actos de corrupción e injusticia. Señalar a los delincuentes y comunicarlo en tu círculo.
  1. Viajar por el País, caminar por sus calles y veredas, conocer a los pobladores, sus usos y costumbres, respetándolos, visitando zonas arqueológicas y monumentos emblemáticos que dan sentido a nuestro linaje.Cuidar nuestro patrimonio natural, a los animales, plantas y tesoros que poseemos.
  1. Oponernos a que nuestros recursos caigan en manos de extranjeros o mexicanos depredadores que están haciendo su “agosto” con nuestro subsuelo y bellezas naturales.
  1. Ser feliz, orgulloso y sentirte honrado de ser mexicano. Elevar el autoestima de nuestros compatriotas.

¿A dónde se van las ilusiones?

Todos sabemos lo que significa para nosotros una ilusión.  Las empezamos a tener desde pequeños.  Las acariciamos en nuestros sueños y nos emocionamos al pensar en ellas.

Los diccionarios las definen como un concepto o una imagen que surge por la imaginación, que generalmente es fruto del engaño de los sentidos pero que no es una realidad comprobada. El término viene del latín illusio y se podría considerar como una distorsión de nuestra percepción. Se asocia con los espejismos o las ilusiones ópticas. Si buscamos en la psicología, encontraremos que la ilusión es una esperanza que no tiene fundamentos racionales.

Pero la vida no son las enciclopedias, diccionarios o las etimologías. La vida es una gran oportunidad que se nos da para aprender, vibrar, disfrutar conocer y amar. La vida no tendría sentido si los seres humanos no tuviésemos la capacidad de imaginar y de poder crear con nuestra mente una ilusión.

Seguramente vendrán los argumentos “amargados” a decirnos que somos ilusos los que tenemos o abrigamos una ilusión. Se equivocan. En gran parte de nuestras vida habremos de fabricar ilusiones que tendrán un final feliz convirtiéndose en realidad.

Les pongo algunos ejemplos:

El muchacho que con gran dificultad pudo estudiar a la vez que trabajar para mantenerse y tenía la ilusión de llegar a ser Médico. Un buen día, lo logró y fue un extraordinario doctor en medicina.

La chica que tenía la ilusión de casarse con el joven que conoció en su pueblo y que la tenía cautivada. Sus padres se oponían a ésa relación, sin embargo ellos se veían en secreto en una huerta y finalmente se casaron.

Y como estos ejemplos, hay en cada una de las personas que conocemos infinidad de ilusiones que se tornan en realidades. Tampoco dudo que muchísimas de las ilusiones en determinado momento se esfuman y no logran concretarse. Lo importante es que a lo largo de nuestras vidas mantengamos la capacidad de ilusionarnos, emocionarnos con ella y luchemos por alcanzarla.

¿Pero a dónde se van las ilusiones? Estoy convencido de que todas las ilusiones que generamos llegan en determinado momento a un camino donde se bifurca el sendero. De un lado se puede ir la ilusión y llega, con muchos efuerzos pero gran entusiasmo, a convertirse en realidad. El otro sendero lleva inexorablemente a la ilusión a una especie de limbo en donde no se materializa y quizás produzca un poco de frustración. De lo que sí debemos estar seguros es que aunque ésa ilusión no se concrete siempre habrá de dejarnos algo de positivo y sus gratos reecuerdos, las emociones o vibraciones que nos sacudieron mientras abrigábamos alguna ilusión, se habrá de almacenar en un lugar muy especial de nuestra memoria.

 

 

 

 

 

 

Te invito a que tomes una hoja d papel y con un lápiz anotes en una columna las diez más grandes ilusiones que has tenido en tu vida y en paralelo, en la otra columna anotes si se vieron realizadas dichas ilusiones y aquellas que no se realizaron debes poner el aprendizaje positivo que obtuviste de ello.

Descubrirás que todas las ilusiones merecieron ser vividas y que contribuyeron a hacer de tu vida una experiencia permanente de la agradable sensación de ser feliz.

Emociones instantáneas, daños permanentes

 

 

 

 

Cuando el cerebro reacciona ante los estímulos de forma instantánea se le denomina “reptiliano” y cuando se procesa la información de forma racional en la llamada corteza cerebral o materia gris deben haber pasado más de 40 a 60 minutos después de haber recibido el estímulo y es cuando el cerebro empieza a razonar.

Esto explica que las emociones afloren de forma instantánea y son las causas de los principales problemas en las relaciones humanas.

La “instantaneidad” ha invadido nuestra vida cotidiana gracias a los dispositivos electrónicos y la cultura digital. Antes, para hacer una llamada telefónica tenías que esperar hasta llegar a tu oficina o casa y poder marcar. Ese lapso de tiempo te permitía reflexionar…pensar con detenimiento lo que dirías.

Ahora en el trayecto vas recibiendo llamadas o haciéndolas de forma rápida, utilizas la mensajería de texto en cualquier lugar, envías correos electrónicos, whats app o fotos y revisas el facebook al instante.

El “twitter” es el arma letal que con 140 caracteres se estádisparando –enviando de forma inmediata por la red–, opiniones, insultos, propuestas y pensamientos de todo tipo. La diplomacia entre gobiernos requería de tiempo para emitir una carta, enviar a un embajador o simplemente hacer una llamada de teléfono que llevaba cierto proceso para asegurarse de que la línea telefónica estuviera “limpia” sin posibilidades de ser grabada o espiada.

Sin embargo, con el uso del “twitter” se ha iniciado una era de terrible caos informativo y diplomático. En solo 10 u 11 días de la supuesta administración del Sr. Donald J. Trump y en el ocaso del régimen de Peña Nieto, se desató la batalla campal de “twitteos” donde las emociones instantáneas del rubio oxigenado con ojeras blancas* están creando un daño permanente a la humanidad entera.

 

 

 

 

En mi reciente viaje a Atlanta me tocó ver cómo los Estados Unidos de Norteamérica se han convertido –en cuestión de días—, en los estados desunidos donde el llamado “país de leyes” se transformó en el “país de las hormonas”.

Evidentemente por mi aspecto racial fui tratado de maravilla. Asombrosamente bien. Pero eso no quita de lo que fui testigo: En el aeropuerto (de llegada) vi cómo estaban deportando latinos y musulmanes custodiados por agentes de migración.

A un colaborador de origen mexicano que venía de Los Ángeles y con sus papeles de residencia legales lo agredieron en el vuelo una pasajera blanca y otro gorilón de raza blanca (los llamados blancos basura) insultándolo por tener aspecto latino.

El personal del hotel que atendía mesas, habitaciones y salón de conferencias al saber que yo era mexicano se pusieron a contarme sus cuitas y lo horrorizados que estaban. Los norteamericanos bien nacidos e intelectualmente preparados me narraron con espanto sus fundados temores de que el caos se estaba desatando en la unión americana.

La cereza del pastel vino en la noche cuando los noticieros anunciaban los “twitteos” del Sr. Trump donde ordenaba la expulsión de Musulmanes y la prohibición “instantánea” para que viajaran hacia los E.U.

No tardaron las protestas en aeropuertos por toda la unión y luego el inverosímil despido a través de un “twitt”de la Fiscal General, una mujer calificada por los expertos como ejemplo de legalidad, honestidad y firmeza. La sustituyó en cuestión de minutos por un fascineroso de credenciales kukluxcaneras. Junto a él, el secretario de estado que carga con denuncias penales por violencia en el hogar contra su mujer, etc.

Afloró el racismo, se re-sembró algo que había costado más de 50 años de cicatrices donde las nuevas generaciones estaban aprendiendo a convivir pacíficamente entre sus semejantes, no importando el credo, color de la piel, género o preferencia.

Sobra decir que los juguetes de vinyl con el que rabiosamente juega –el elegido por el colegio electoral más no por el voto universal– es el tlatoani de Atlacomulco y su par, el Señor de Malinalco.

Si alguien cree que con semejantes reacciones reptilianas se puede negociar, debemos sonreír y tildarlo de ingenuo. Este hombre, al igual que su tribu de acompañantes, solo saben tener emociones instantáneas que pulsan con el pulgar en su twitter y destrozan al otrora imperio que presumía de ser demócrata.

Recuerdo cuando ditigí una tesis de un alumno sobre la propaganda nazi y observo –con demasiada preocupación— cómo el huevo de la serpiente en solo semana y media ha incubado al próximo Hitler.

Emociones instantáneas que dejan daños permanentes.

 

 

*La órbita de sus ojos se ven blancuzcas por los gogles protectores que usa en su cama de sol donde acostumbra broncearse para quitarse lo blanco de la piel.

Mirar hacia adentro

Un muro o una reja siempre tienen dos lados visibles.
Las cosas se perciben diferentes desde el ángulo o lado en el que se miren.

 

Generalmente en uno de los lados se resguarda una casa, una mansión o un palacio.

Y del otro lado están los terrenos abandonados, basureros…lo más feo de la calle descuidada.

Debemos ver a nuestro país como un Palacio que posee las riquezas más insospechadas. Ver que a los que están del otro lado del muro y que presumían ser el modelo a imitar solo son espejismo que de un momento a otro se muestra como un páramo pletórico de miseria humana.

Lo importante es que nos enfoquemos para apreciar las cosas, ya que las rejas o los muros nos sirvan para invitarnos a mirar hacia adentro.
Nos permiten descubrir los valores que encierra nuestro hogar, las riquezas culturales que poseemos y los tesoros que la pródiga naturaleza nos ha regalado.

Lo que hoy nos sucede con el vecino incómodo es algo sumamente valioso. Para nosotros los mexicanos nos está sirviendo para despojarnos de nuestros complejos, saquemos la casta, dirijamos nuestra mente y corazón hacia adentro, hacia lo que somos y valemos.

Es el momento oportuno para que además de reflexionar nos motivemos a generar prosperidad con lo que tenemos, producimos y cosechamos. No en vano hemos dado al mundo el maíz, jitomate, cacao, amaranto, aguacate, frijol, cacahuate y tantos alimentos que nos distinguen orgullosamente.

Ahora es cuando debemos replantear el modelo económico, social y político del país.

Acabar de tajo con los corruptos (sean los nacionales o los extranjeros). Bandidos saqueadores que se han aprovechado de nosotros.

Despejemos los nubarrones que nos aquejan y hagamos conciencia de que tenemos muchas alternativas para salir avante, oportunidades que van desde reconstruir las refinerías, impulsar la producción agrícola y pesquera para que no falte combustible ni alimento a nadie. Incursionar en los mercados del sur, de oceanía y oriente. Tal y como hace siglos lo hacíamos con la legendaria Nao de China.

Debemos exigir al sistema que “dirige” al país que facilite la generación de empleos y reduzca el dispendio exorbitado en el que ha vivido la clase gobernante.

Impulsemos a nuestros científicos y técnicos. Apoyemos a nuestras universidades . Exijamos a los medios de comunicación que transformen su programación con contenidos que contribuyan a la educación,la cultura y al reforzamiento de valores que contribuyan a subir la autoestima de la población.

Motivemos a nuestros conciudadanos para que trabajemos con entusiasmo para el nuevo amanecer de la Patria.

Hagamos conciencia de que el muro más amenazante, el más peligroso, es el que construimos nosotros mismos con el miedo y la parálisis.
Miremos hacia adentro: Quitemos los barrotes del complejo de inferioridad que nos han autoimpuesto, levantemos nuestro rostro ante los desafíos temporales, tranformemos nuestra autoestima y erradiquemos todo aquello que nos impida la prosperidad, la libertad y la felicidad.

Los globos y su magia

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¿Quién no conoció desde pequeño el encanto de los globos? Los colores, la transparencia de entonces que ahora se ha metalizado pero que antes te dejaban ver a través de su delgada película plástica.  ¡Inflarlos! Soplar y soplar, hasta que corrían el riesgo de reventarse. Su terrible estallido que te arrancaba lágrimas.

Recuerdas la emoción de ver el enjambre de globos en el parque. La ilusión de tener que elegir uno cuando te ofrecían comprártelo. ¿El hilito atado a tu dedo o muñeca para que no se te escapara?  Los globos poseen una magia especial de despertarte la ilusión, el deseo y la imaginación. No en vano muchos niños los utilizan para atar sus cartas para los Santos Reyes, el niño dios o Santa Claus. Los ojos sorprendidos de ver cómo se aleja la carta en el azul del cielo y abrigar la esperanza de que te cumplan tus deseos.

Magia, palabra que viene del latin Magis y que la acuñó Ignacio de Loyola para explicarle a los Jesuitas de que debían hacer MAGIS. Es decir, hacer más allá de lo esperado, de lo natural de lo que uno normalmente hace.

Sí, los globos hacen MAGIA en las mentes infantiles ya que permiten darle alas a los sueños e ilusiones y volar libremente por la atmósfera. Hoy despegan miles de globos sobre la faz de la tierra cristiana-católica donde los niños han sido educados en la creencia de que sus juguetes vendrán del lejano oriente, con 3 reyes magos, étnicamente balanceados y montando distintos semovientes (Elefante, Caballo y Camello o dromedario (dependiendo del costo de los combustibles y su almacenamiento).

Los globos poseen la magia de echar a volar la imaginación.

 

Las lecciones del calendario

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Originalmente los calendarios fueron mediciones creadas por el hombre para tratar de entender los ciclos planetarios con fines prácticos en la subsistencia.
Servían para saber cuándo había que sembrar, cuándo cosechar y cuándo almacenar para subsistir en el invierno.
Las mujeres fueron las cuidadosas creadoras de las cuentas calendáricas porque sus ciclos menstruales y la observación de los ciclos de la luna les permitían llevar con precisión las estacionalidades climáticas y de ahí domesticaron a las plantas y animales, a la vez que dieron origen a la agricultura y a los animales domésticos también conocidos como animales de granja.

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Es el calendario quien nos va dando una lección de cómo debemos medir el tiempo y la duración de nuestras vidas.
La finalización de un año calendárico y el inicio de otro se convierte entonces en un cambio de actitud mental en todas las sociedades. Los pueblos de mesoamérica realizaban sus ceremonias del fuego nuevo y destruían ciertos enseres domésticos para marcar el inicio de la vida renovada. Se despojaban de lo viejo o inservible.
Hoy que iniciamos un nuevo año dentro del calendario gregoriano, la mayoría de los habitantes del planeta hacemos una pausa para reflexionar sobre el sentido de la vida, rememorar lo que estamos por concluir, abrigarnos con nuestros seres más cercanos y queridos, rendir homenaje a quienes no podrán ya acompañarnos en el trayecto de la vida presente y hacemos votos de buena voluntad para emprender un nuevo ciclo del calendario marcado como un nuevo año.

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Debemos entonces aprender las duras e importantes lecciones que nos está dando el calendario:
1. Pensar que somos finitos no eternos.
2. Reflexionar sobre nuestras acciones recientes, así como de la trayectoria ya vivida.
3. Replantear las acciones equivocadas que interfirieron en nuesta evolución.
4. Reconocer que somos seres gregarios y necesitamos de los otros para sentirnos felices.
5. Apreciar el valor del amor y de la amistad.
6. Pensar en que tenemos un futuro indeterminado y que el tiempo del que dispongamos lo debemos de aprovechar.
7. Entusiasmarnos sobre nuestros proyectos o planes de vida.
8. Hacer un ejercicio de gratitud.
9. Desechar las cosas, objetos o relaciones que ya no nos sirven o estorban.
10. Ilusionarnos dándole sentido a nuestras vidas.

El calendario es un buen maestro pero como en todo proceso de enseñanza, somos nosotros, los alumnos, de quienes depende el que aprovechemos el contenido de las lecciones.

 

Pensar… un viaje maravilloso