El umbral de la Muerte

A veces tener la posibilidad de recordar instantes muy remotos resulta criticable. Para mi fortuna o desgracia, tengo recuerdos muy vívidos desde mi tierna infancia. Cuando he narrado esas impresiones muchas personas se mofan de mi y argumentan que eso no es posible. El mejor aval de que mis recuerdos son ciertos fue mi madre. Ella asentía con su cabeza y afirmaba que en efecto eran ciertos. Vagas imágenes de la maternidad y de las mujeres que vestidas de blanco se me acercaban, más que enfermeras las recuerdo como una especie de monjas con un extraño atuendo que les cubría su cabellera. (Era en e Sanatorio Español)

Otra imagen que recuerdo era en un recinto oscuro, una vela encendida y que un hombre me inclinaba rociándome agua en mi caebeza. (me bautizaron en la misma capilla del hospital). El más impactante de ellos fue el periodo de la lactancia. Recuerdo el seno de mi madre acercarse a mi, el color de su blanca piel , las líneas azules de sus venas que se traslucían y la leche que se derramaba en mi rostro antes de que pudiera sentir su extraño sabor. (cuando yo refería eso mi madre comentaba que en efecto, tenía tanta leche matrna que al descubrirse para amamantar, empezaba ya a derramarla) Lo crean o no, en mi memoria están.

A los cinco años fui internado de emergencia en el hospital infantil. Ahí permanecimos mi madre y yo cerca de 35 días. Recuerdo que estaba junto a mi lecho y tenía que subir sus piernas para que reposara de la hinchazón. En esos días fue la primer vez que entré enel umbral de la muerte. Para la mayor parte de las personas la muerte representa un episodio siniestro, Sin embargo, yo opino lo contrario.

Lo volví a experimentar a los trece años. Mi padre me había llevado a explorar la selva Lacandona. Un entorno de la selva alta de Chiapas (bosque de lluvia le llaman los americanos) que pudiera parecer paradisiaca pero que viviendo dentro de su oscuridad se torna en un verddero infierno. (si quieren leer un poema de esa experiencia tengo un poema en mi blog: juanokie.org aparece como BOSQUE DE NIEBLA y publicado tambien en filopalabra.com)

Después de cinco días de recorrido por la laguna de Miramar, rio azul y Lacantún, me habían ficado millares de veces los mosquitos y caí en choque anafiláctico. Me llevaron a una choza enel poblado de San Quintín. Mi cuerpo se empezó a inflar como globo, mis párpados apenas si dejaban entrar unas pequeñas ranuras de luz de tan hinchados que estaban. Mi respiración se tornaba más difícil y gracias a que mi padre era médico y llevaba unas tabletas de Kenacort (cortizona) logró sacarme de la crisis que duró 3 días mientras llegaba la avioneta a recogernos.

En un momento de esos, donde deliraba entre la conciencia e inconciencia volví a entrar a el tunel.

Es una extraordinaria experiencia. Se siente un placer inaudito. Flotas. Viajas a una velocidad increíble, hacia un fondo de extraordinaria luz blanca. Empiezas a ver imágenes de toda tu vida como si fuera un repaso maravilloso. Sientes la velocidad con la que viajas hacia ése placentero tunel donde por momentois ves difusas sombras de personas en una tonalidad gris.

El umbral de la muerte lo explican los expertos en neurociencias porque las cargas de dopamina y oytas hormonas contribuyen a anestesiar al cuerpo y quizás se produce ésa placentera sensación mezclada de delirio.

La tercera vez la experimenté durante una cirugía que me practicron (uvolotomía) y fui abruptamente reanimado y en torno a mi estaban los médicos, anestesistas y enfermeras. En un viaje de trabajo por Costa Rica y Guatemala platicando con el excelente Pediatra Sergio Graham y narrándole la última experiencia, me explicó que era muy común que durante esas cirugías se interesara un nervio que provocaba un paro respiratorio.

El hecho es que entrar al umbral de la muerte es una experiencia extraordinaria. Puedo solo decirles que es de un placer infinito y al que debemos dejarnos ir, soltarnos para poder llegar al final del tunel y tener un feliz tránsito hacia la muerte.

Alexander von Humboldt

El nombre de Alexander von Humboldt lo conozco desde que tengo memoria por dos situaciones especiales: Mi madre estudió en el colegio alemán Alexander von Humboldt hasta que México entró a la II Guerra Mundial y todos sus maestros de origen alemán fueron llevados al campo de concentración que estaba en Cofre de Perote, Ver. En ese colegio –ella decía—, fueron sus mejores años escolares.
La otra situación se relaciona con mi Padre, un hombre culto, amante de la lectura y enamorado de México.

En la sala de la casa nos sentaba a todos con música de fondo y habiendo encendido la chimenea, tomaba uno de los grandes volúmenes del “Ensayo político sobre el reino de la Nueva España” de Alexander von Humboldt (Edit. Pedro Robredo 1941 México con notas de Vito Alessio Robles) y nos cautivaba con la lectura de pasajes del primer viaje científico que realizó este portentoso hombre, naturalista alemán (1769-1859) pionero de la divulgación sobre ecología, evolución, naturaleza y sustentabilidad. En realidad podríamos considerarlo como fundador de lo que llamamos ciencias naturales. Recientemente Andrea Wulf publicó en editorial Taurus: “La invención de la Naturaleza (El nuevo mundo de Alexander von Humboldt)”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para la imaginación de un niño de escasos ocho o nueve años, las aventuras ecológicas de Humboldt narradas por mi padre dejaron imborrable huella. Una calle olvidada del centro de la ciudad de México lleva el nombre del alemán y paseando por la alameda central podemos encontrar un sencillo monumento a tan importante científico.

Alexander, en sus periodos previos a su viaje a América, frecuentaba el círculo íntimo del célebre poeta Goethe y de Schiller que se reunían en la casa de Goethe en Weimar o en la ciudad universitaria de Jena donde vivía su único hermano. Empleó toda su herencia para financiar su viaje de exploración y se hizo acompañar por Aimé Bonpland, un médico científico francés también interesado en la anatomía comparada y el naturalismo.
Con mulas cargadas de cajas conteniendo –los entonces mejores–, equipos de estudio y observación europeos, así como con su fomación de ingeniero en minas, éste joven aristócrata alemán recorre Venezuela, la selva del Orinoco, llega a Ecuador. Posteriormente se embrcarían hacia la Nueva España (México) finalizando su viaje en la naciente capital de Washington.

En su periplo sudamericano y posteriormente en la Nueva España, lo acompaña también José –un criado local contratado en Cumaná—quien fielmente sorteaba los peligrosos caminos consiguiendo guías locales y auxiliando a los europeos que no llevaban ni ropa ni zapatos adecuados para tales latitudes. Después de recorrer el río Orinoco deciden escalar los Andes y llegar a subir más de 5,000 metros de altura del volcán Chimborazo. Un difícil recorrido en medio de acantilados. Los exploradores bajan y llegan a Quito donde conocen a la hija del Gobernador Rosa Montúfar –descrita por muchos como una mujer de extraordinaria belleza y gran amabilidad que les da hospedaje y todo género de atenciones.

Alexander era joven, guapo, muy atractivo para las también jóvenes provincianas de la localidad. Su presentación en sociedad causa inmediatamente el interés de la elite quiteña prodigándolo en invitaciones a diversos eventos. Sin embargo, von Humboldt no era afecto a cenas, fiestas y convites. El alemán prefería la naturaleza y su libertad desdeñando la posibilidad de relacionarse con alguna de ellas empezó a rechazar las invitaciones.

Sin embargo, se hizo muy amigo de Carlos Montúfar, el joven hermano de Rosa, mismo que se unió a los expedicionarios para acompañarlos en sus siguientes recorridos, fascinado por el exhaustivo trabajo de recopilar especies vegetales, animales, documentarlos en los sitios más inaccesibles y clasificarlos con estricta metodología.

Luego se embarcan hacia lo que era la Nueva españa (México) y que había logrado tener un pasaporte de España que le autorizaba el acceso a todas las bibliotecas y fuentes de información, algo inusual para el Reino de España. Gracias a todas estas facilidades, trabaja árduamente en los archivos de la antigua Tenochtitlán y va recopilando la valiosa información que plasmaría en su monumental obra literaria-científica y poética. Posteriormente va a la Unión Americana donde se convierte en amigo de Thomas Jefferson dado que los intereses del entonces presidente de Estados Unidos de Norteamérica eran muy similares por la botánica y la naturaleza .

El legado intelectual de Alexander von Humboldt no tiene parangón en la historia de la ciencia en la América de esos tiempos pero quizás el más importante legado que nos deja es el de cobrar cabal conciencia de la riqueza natural y los recursos de nuestro país, sirviendo como una semilla que habría de germinar por el amor a México.

Alexander von Humboldt

Por omisión también se es culpable

Cuando una sociedad toca el fondo del abismo se torna complaciente ante el crimen y la corrupción. Desde varias décadas el miedo se inoculó en los ciudadanos mexicanos de ahí que su respuesta sea ignorar la terrible ola de feminicidios y de personas desaparecidas en nuestro país. Es un miedo inducido para paralizarnos como sociedad.

Me he preguntado innumerables veces cuál es la razón para que puedan los hombres atreverse a matar a una mujer, especialmente en un país de tan arraigado matriarcado.

¿Qué pasa por la cabeza de esos criminales? ¿Acaso al asesinar a una mujer están asesinando a su pobre madre?

Quizás esos asesinos fueron hijos de una madre castrante que les sumergió en el torbellino del machismo trasnochado y en forma simbólica al cometer esos deleznables crímenes están matando al objeto de sus frustraciones: A su propia madre.

Quizás fueron hijos de una madre desapegada que les enseñó que la única forma de de mostrar amor a través de la tortura y la violencia. A lo mejor eso explica la exagerada euforia de celebrar el día de la madre o a la Guadalupana como “madre de todos los mexicanos” como síntoma de culpa.

También me custiono la abulkia de las autoridades en la acción preventiva y punitiva.

Pero para poder entender la apatía de nuestro gobierno a tan grave problemática solo nos queda ver el pasado de cada uno de ellos.

¿Cómo son los antecedentes familiares de quienes han ocupado los cargos de la presidencia o de las gubernaturas de nuestro país? ¿A qué grado de disfuncionalidad llegaron para no interesarse en hacer un programa urgente de salvamento y prevención del maltrato intrafamiliar?

Los feminicidas anónimos producen en promedio 7 asesinatos al día en todo el país. Si multiplicamos esos crímenes por un año tenemos 2,555 mujeres asesinadas. Un sexenio de Calderón o Peña Nieto produjeron 15,330 mujeres muertas por crímenes de género. Eso tan solo en los últimos dos sexenios. ¿Y las esposas que les llaman “primeras damas” qué han hecho por las mujeres?

¿Acaso influyeron en sus maridos para detener los crímenes de género?

Existe para mi el “feminicido por omisión” y en ésta clasificación ubico a estos gobernantes que “toleran” el silencio. Son cobardes que se esconden en homenajes para el ejército, en giras insulsas para inaugurar obras que son parte de su obligación o se encierrn en sus casas de gobierno o en Los Pinos para hacer eventos con invitados acarreados. De todo el dinero que han gastado en publicidad y en fastuosas ceremonias bicentenarias no han invertido un solo peso en campañas de prevención ni en diseñar programas para educar a la población en el respeto hacia las mujeres.

Nunca olvidaré el día en que estuve en una elegante boda. Una mujer cuyo rostro se me hacía conocido se sentó en la misma banca donde yo esperaba el incio de la ceremonia. Ella iba acompañada de sus jóvenes hijos. Un político se acercó a ella a saludarla. La mujer se puso de pie y lo abrazó. En ése momento el individuo le dijo: ¿Y cómo está Carlos?

Ella cambió de semblante y con voz enérgica le dijo:

“¡Si quieres seguir siendo mi amigo nunca más me mientes el nombre de ése hijo de la c…!

Era Cecilia Ocelli.

El problema que vivimos como nación solo lo podemos resolver nosotros los ciudadanos.

De foma urgente debemos empezar a cobrar conciencia, a contagiar a por lo menos seis amistades nuestras en la urgente necesidad de unirnos con un enérgico reclamo y gritarle a las “autoridades”: ¡Ni una más!

Señalar a despreciables seres como Diego Fernández qude Cevallos que se refirió de las mujeres “como escopetas que deben estar cargadas y en la cocina o de un Vicente Fox que se atrevió a decir: “Las mujeres son como lavadoras pero de dos patas”. A los comunicadores que en sus programas se burlan u ofenden a las mujeres, a los jerarcas católicos que se atreven decir que “las mujeres provocan a los hombre s y que por eso las matan”, a una Margarita Zavala cómplice del encubrimiento del asesinato en la guardería ABC y es “feminicida por omisión” ya que se mantuvo indiferente del incremento de feminicidios en el sexenio de la “guerra al narcotráfico”.

Por el respeto de nuestras mujeres, debemos unirnos en la cruzada de: ¡Ni una más!

 

 

Angustia

El hogar fantástico

Los primeros dibujos que hiciste en tu primera infancia eran figuritas de Mamá, Papá y de ti mismo. Después desarrollaste mayores capacidades y empezaste a construir “casitas”,

Te has preguntado ¿Por qué?

En tu fantasía infantil identificabas a la “casita” como un lugar seguro, un lugar cálido y donde te sentías muy a gusto. Muchos, además de dibujar casitas, jugaban a eso, a la “Casita”. Ponían cojines y un techo protector que podía ser una sábana, una cobija, cualquier cosa que diera idea de techo.

Un día, una niña nos invitó a su casa para que fuéramos a jugar. Al estar en el jardín y ver que nos amenazaba la lluvia, corrimos al interior de la casa.

Nos invitó a entrar a su recámara para jugar a la “casita” y contrario a lo que intuíamos, nos encontramos que en su habitación ella había construido –a base de hilos de estambre–, una gigantesca telaraña. Para ella, era una casita…para nosotros nos horrorizó la idea de ver una telaraña de dimensiones superiores a lo imaginado.

Con el tiempo comprendí que ella reflejaba como hogar o casita una telaraña llena de tensiones. Ya en su edad adulta supe que su trágico destino se fue construyendo con un concepto erróneo de lo que ella percibía como hogar.

Si analizamos este ejemplo, podemos deducir que en el imaginario de todos nosotros, ilusionamos un área de “confort” para hablar del hogar interior. Para subsanar las deficiencias que vamos encontrando en el hogar de nuestros padres y construimos una idea de lo que vamos a procurar hacer cuando seamos grandes.

 

 

 

 

Así vamos abrigando el modelo “ideal” de hogar que deseamos. El peligro radica en que a pesar de que vayamos creciendo y madurando, sigamos atrapados en la telaraña del pasado.

 

 

 

 

Además de eliminar tus barrotes de la jaula invisible también debes quitarte todas las telarañas del pasado que te remontan a desagradables momentos de lo que debiera haber sido tu hogar-dulce-hogar. Encuentra lo bello y positivo del pasado pero desecha enérgicamente todas las telarañas y polvo que te impiden renovarte. Recuerda que somos cambio permanente. Ya no somos los de antes, ya no vivimos lo de antes, estamos aquí y ahora y debemos aprovechar el presente.

Disfrutarlo, apreciarlo, comprenderlo y lograr lo máximo de lo que hoy eres y tienes.

¿Cuántos de nosotros no ambicionamos una casita de campo?¿Cuántos no imaginamos el hogar ideal para veranear, con alberca, cerca del mar o en una cabaña inmersa en un bello bosque?

Nos sentimos frustrados cuando ya en la edad adulta nos vemos limitados económicamente para poder tener lo que en la mente soñamos. Por ese afán de tener, de comprar cosas materiales, de juntar objetos, de adquirir la

casa que soñamos, descuidamos lo fundamental: Construir un sólido hogar interior.

¿Cómo podemos lograr tener los objetos deseados cuando no tenemos controlado al

sujeto que somos en el interior de cada uno de nosotros? Los griegos no estaban equivocados cuando en el pórtico de la entrada al templo de Apolo escribieron la frase: “Conócete a ti mismo”.

¡Sal de tu Jaula invisible… construye tu Hogar interior!

Uno solo puede salir de su propia jaula tomando consciencia de los barrotes que nos limitan (miedos, culpas, rencores, duelos no resueltos, etc.)

Salir de tu Jaula

La ternura es un sentimiento que extraviamos a medida en que nos hemos ido construyendo la jaula invisible en donde habitamos con una equivocada comodidad. Pero cuando cobramos clara idea de la jaula que construimos a base de barrotes auto-impuestos o heredados del entorno e impuestos por aquellos que fueron nuestros formadores en las primeras etapas de vida (mamá, papá, abuelos, tutores y maestros), estaremos en un momento definitivo para iniciar la recuperación de nuestra ternura.

Después de la reflexión e identificación de los factores que nos limitan y de ser posible perdonar a aquellos que contribuyeron a encerrarnos en nuestra jaula invisible, debemos de asumir el reto. Hay una anécdota que nos ilustrará esto:

Una vez, un pequeño conejito fue sustraído de la madriguera de su madre y fue puesto en una jaula donde se le proveía alimento y bebida. El animalito creció en un entorno confortable. Su jaula estaba a la salida del granero y covacha donde se almacenaban los aperos de labranza, fertilizantes, etc. A través de las rejas, el conejo veía un amplio campo donde sembraban alfalfa.

Cuando el granjero no andaba merodeando, veía que se acercaban a comer de la suculenta hierba un par de liebres y otros conejos que vivían de forma silvestre. El animal añoraba ver con qué libertad se movían sus congéneres. Añoraba poder saltar y retozar por el campo y poder comer alfalfa directamente del sembradío. Percibía que sería una alfalfa más fresca y no la alfalfa acicalada, ya más seca que le daban diariamente. Su obsesión creció a tal grado que empezó a tratar de abrir los barrotes con sus patas. Lamentablemente, lo único que lograba era lastimarse las patas.

Un día, el granjero al suministrarle su dotación de alimento, sin querer dejó mal atrancada la puerta de la jaula. Bastó que el conejito la empujara levemente con su hocico para que se abriera de par en par. Frente a él, estaba la libertad tan añorada. Dio un salto y se dio cuenta de lo sencillo que era traspasar esos barrotes conociendo la forma de empujar la puerta.

Dio varios saltos hasta llegar a la orilla del sembradío. Probó la deliciosa alfalfa fresca y en un santiamén, se vio rodeado de los conejos silvestres que conversaron sorprendidos de cómo había vivido en tal prisión. Lo invitaron a que se uniera al grupo y se fuera a gozar de su propia libertad.

No habían pasado unos cuántos minutos de la charla cuando nuestro personaje, dudoso, les agradeció la invitación y prefirió regresar a su jaula. Con sus pesuñas regresó la puerta a su posición de cerrada y recuperó su tranquilidad perdida por unos momentos. El granjero regresó y vio que aunque la puerta no estaba atrancada, su conejo permanecía en la jaula. Le dio de comer, surtió de agua el bebedero y cerró la jaula.

Nuevamente, otros días, el granjero se fue descuidando de atrancar la jaula. Y el conejo se empezó a dar sus escapadas al sembradío y a re-encontrarse con los otros conejos y liebres. Cada vez se daba un mayor espacio de tiempo para convivir con los de su especie. Y en cada ocasión fue descubriendo lo agradable que era ser libre.

Un buen día, confiado, cuando ya pretendía regresar a su jaula vio cómo llegaba el granjero y profería gritos al descubrir que el conejo había escapado. Entre los gritos escuchó claramente cuáles eran los propósitos aviesos del granjero:

—¡Maldita sea! Tanto alimento y tanto tiempo he dedicado a engordar a ese maldito conejo y ahora justo que ya lo iba a sacrificar para hacerme un delicioso estofado, se me ha escapado!— profirió el granjero.

Aunque dudaba en regresar, el conejo, estaba seguro de que retornar era sellar su propio destino a una muerte segura. Ante la vacilación, prefirió esconderse y permanecer inmóvil hasta que anocheciera. Despejado el camino, huyó para reunirse con los suyos. Habían sido varios intentos de recobrar su libertad. poco a poco ganó la confianza en sí mismo. Y aunque, no estaba seguro de aceptar su libertad, las circunstancias lo obligaron a hacerlo.

Como podrás haber visto en esta anécdota, salir de nuestra jaula nos costará trabajo pero debemos empezar a intentarlo. Son varios intentos los que tenemos que ir haciendo, eliminando los obstáculos, recuperando nuestra autoestima, dejando atrás aquello del pasado que nos estorbe. En algunos casos, las situaciones imprevistas nos pueden ayudar y arrojarnos hacia la recuperación de nuestra libertad perdida. Pero en todo caso, para salir de nuestra jaula invisible —al igual que el conejo tenía la expectativa del alfalfa y el campo— necesitamos contar con un lugar a dónde poder disfrutar nuestra libertad. A este lugar donde nos mudaremos al salir de la jaula invisible, le llamaremos Hogar interior, ydebemos construirlo conscientemente para que sea un lugar seguro que nos permita nuestro desarrollo pleno.

HOGAR INTERIOR

¿Qué es un hogar?

Como el término indica, hogar proviene del lugar donde se prende fuego, o sea, la hoguera. Nos tenemos que remontar a millones de años atrás cuando los homínidos se convirtieron en Homo sapiens y lograron sobrevivir a los llamados Homo neanderthalis. Habían logrado ser bípedos y descubrieron el fuego. Tener fuego y mantener vivo el fuego representó uno de los más grandes retos de la incipiente humanidad. El fuego empezó a dar muchas ventajas para la sobrevivencia de los clanes o grupos de homínidos y de Homo sapiens. Generalmente eran las mujeres quienes aprendieron a cuidar y alimentar el fuego. Ya fuera que vivieran en cuevas, covachas construidas de palmas, zacate o paja, adobe, madera o bien en los llamados palafitos, ellas tenían que estar velando permanentemente para que no se apagara el fuego.

Ahí se descubre la importancia de tener una hoguera. En torno a la hoguera se reunían los grupos humanos y además de protegerse del frío, ahuyentaban a las fieras y depredadores con el fuego y se sentían protegidos. Es en ése lugar donde se descubre la posibilidad de obtener mejores alimentos a través del cocimiento. Las mujeres a la vez aprenden a moldear el barro y ponerlo al fuego para lograr las piezas de cerámica que les servirán tanto para sus guisos, almacenar alimentos o simplemente acarrear agua.

Ahí nace el concepto de HOGAR y que millones de años después seguimos asociando al lugar cálido, protector llamándole “ nuestro hogar”. En pleno siglo XXI seguimos reuniéndonos en torno de la cocina o en el comedor de la casa para convivir y tomar nuestros alimentos. Usamos una frase que dice mucho: “Hogar, dulce hogar”.

A partir del hogar se da el concepto de casa solariega que era el lugar donde habitaban las familias extensas. Los clanes. Podemos entonces decir que el hogar es donde se reúnen los humanos para calentarse, protegerse, alimentarse y convivir. Sea la cocina, chimenea o el comedor es donde se desarrollan los momentos trascendentales de nuestra convivencia y es por lo que asociamos HOGAR a ése ambiente cálido, amable, familiar e íntimo.

Traduzcamos entonces el mismo concepto al hogar interior que debemos todos tener. En nuestra mente debemos contar con un lugar íntimo, amable, cálido que nos permita convivir con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y en donde podamos refugiarnos para protegernos pero no por el miedo o las culpas, sino para protegernos de los agentes estresores de nuestra vida diaria. Debe ser un remanso de comodidad que nos facilite la construcción y desarrollo de nuestro ser.

Hogar interior es ése lugar íntimo, personal, cálido, familiar y amable, donde un ser habita, se nutre, se construye y se protege de forma positiva del exterior.

Todo hogar necesita construirse. Por ende, un hogar interior requiere de ser construido.

¿Cómo se construye un hogar?

  1. Debemos detectar las necesidades que requerimos satisfacer.
  2. Desarrollar un proyecto o Plan, similar a lo que se hace cuando se construye una casa.
  3. Analizar los recursos con los que se cuenta, en éste caso nuestros afectos, amigos, pareja, hijos, etc.
  4. Determinar los materiales que se requieren para construir:
  • Cimientos (valores)
  • Muros (autoestima, límites y respeto)
  • Instalaciones (Capacidad de comunicarnos, escuchar y pensar con la cabeza fría antes de reaccionar)
  • Decorados (cuidado personal, aspecto físico y nuestra ropa)
  • Espacios (tiempo para trabajar, descansar, leer, actividades deportivas, convivencia, leer, estudiar, etc.)
  1. Finalmente instalar a los habitantes del hogar interior que son la TERNURA y el AMOR.    

En temporada de Muertos

                                                                                                     
Quedando huérfana de madre y después que torpemente Amalia le había escriturado la casa de su propiedad a su difunta mamá, su hermano la despojó de su propiedad. No teniendo más remedio que irse a vivir a la casa de Juanita, su mejor amiga.
Ya entradas en años, las dos amigas tenían frecuentes discusiones porque Juanita era una mujer muy cuidadosa y ordenada, se había formado con personas de origen suizo y estaba siempre comprometida en ser puntual.
 
–Ser puntual—decía,–no es llegar ni antes ni después de la cita. En cambio Amalia era de esas personas que llegaban a las citas con una hora de anticipación y eso creaba conflicto entre las dos amigas.
 
–Algún día llegaré tarde—amenazaba Juanita, –¡Para que veas lo desagradable que es no saber ser puntual!
 
Adelantándose a su amiga, Juanita falleció a las 0:30 hrs. el 21 de junio de hace muchos años. Esa madrugada, Amalia apresuró las diligencias y envío el cuerpo temprano para que fuese cremada. Buscó que no se le velara modificando la fecha del fallecimiento. Dispuso que estuviéramos presentes a las 14 hrs. en las criptas de Catedral.
 
Ahí nos dimos cita los amigos y dolientes.
 
Nerviosa e impaciente. como siempre, Amalia presionaba al Sacerdote para que oficiara la misa de inmediato pero éste le indicaba que debían esperar a que llegaran las cenizas. En esa espera se desató tremenda tormenta. Era tan fuerte el “diluvio” que hasta los sótanos de Catedral se cimbraban con los rayos y su estruendo producía fuerte resonancia dando más sepulcral ambiente al lugar.
 
Las cenizas no llegaban y el sacerdote hizo una dispensa porque debía retirarse, ofició la misa sin la urna y se retiró enojado con Amalia.
Habían transcurrido ya tres horas y Amalia vociiferaba –en una llamada telefónica– reclamándole a la funeraria la razón del por qué no llegaban las cenizas.
 
La tormenta continuaba. Ya para eso de las cinco de la tarde, el encargado de las criptas anunció que tendría que cerrar. La mujer estaba ya fuera de sí.
En eso, tropezándose por las escaleras bajó el agente de la funeraria, completamente ensopado de la lluvia, todo despeinado, llegó con la dichosa urna. La arrebató Amalia colocándola en la cripta y maldiciendo al empleado, que angustiado, explicaba las causas: severas inundaciones y el tránsito congestionado por el que había tenido que lidiar.
Al ir ascendiendo por la escalinata de Catedral, Amalia se apoyó de mi brazo. ¿Qué horror!—exclamó aún perturbada–, a lo que le respondí:
“¿Recuerdas que Juanita algún día dijo que llegaría tarde?” y continué diciéndole: “Pues ése día ya llegó”.

La noticia

Esta historia me la relató Amalia de primera mano:
 
El flaco de oro, poeta y compositor, era muy buen amigo de Amalia. A ella la buscaba cuando se sentía enfermo y la amiga lo procuraba con diligencia. Tan grande fue su amistad que cuando el compositor falleció le dejó su piano vertical además de una partitura original de su creación. Ella conservaba esos objetos celosamente m en un saloncito de la casa y sobre el piano estaban las manos de bronce del compositor.
Enfermó ya de gravedad, Agustín fue hospitalizado en el Sanatorio Inglés. Ella le cuidaba la mayor parte del día y frente al ventanal de la habitación había un edificio en construcción. De pronto, descubrió que unos camarógrafos instalaban un tripie y cámara de cine con telefoto dirigido hacia la ventana. El organizador de esa filmación era Jacobo –el periodista que ya estaba encumbrado en los noticieros televisivos y gozaba en esa época de visible soberbia y prepotencia, (misma que se tornó en dócil humildad en sus postreros años en la radio cuando la fama lo había abandonado).
 
La misión era filmando rla agonía del famoso compositor. Ella visiblemente molesta y sin reclamarle a Jacobo, fue con su jefe a informarle del morboso espectáculo que el periodista pensaba transmitir en su noticiero de la televisión. El patrón descolgó el teléfono y buscó al periodista citándolo para que llevara las cintas pues deseaba verlas.
 
Jacobo entró muy orondo con las latas de 16 mm. pensando que su jefe le festejaría su labor periodística. Don Emilio tomó las latas y llamó a su secretaria, que era Amalia, y le dijo con su voz potente: “¡Quéme ésta basura! En el umbral de la muerte, la agonía humana no se justifica como noticia.”

La Jaula Invisible 2a. parte

 

 

 

 

 

 

 

 

      

La mejor forma de liberarte de tu propia jaula es cobrando conciencia de cómo la construiste y cuáles son los barrotes que obstaculizan tu propia libertad.

Las culpas

La infancia es una difícil etapa de adaptación al entorno social. Muchos hablan de que la infancia es una etapa de goce y felicidad. La recuerdan desde la memoria romántica y por la lejanía de los acontecimientos pero en realidad, la infancia posee etapas de grandes dificultades de adaptación de incomprensión y crueldad.

Cuando eras pequeño, te encontrabas indefenso de muchas de las agresiones que los adultos cometen —inconscientemente en su mayoría—, pero que impactan sobremanera a la frágil mente del niño. Van desde el tono de la voz: Te tratan como si fueras un bobalicón, hacen bromas pesadas, te atribuyen travesuras que quizás no cometiste, te tantean haciendo como que te dan un juguete y te lo quitan para causarte desesperación y te siembran algo que resultará sumamente terrible para todos tus procesamientos mentales futuros: Te siembran el concepto de CULPA.

La mayor parte de nosotros, crecimos en un ambiente de moral judeocristiana. Ya seamos católicos, cristianos, protestantes o judíos, desde cualquier ideología religiosa, la culpa es una herramienta que va muy vinculada a los miedos. Si algo salió mal, se debe culpar a alguien.

Y a ti te meten en el cerebro que debes cargar siempre con una conciencia de culpabilidad.

¿Existió Adán y Eva?

Eso no importa, lo que importa es que cometieron un PECADO y miles de años, siglos, después, cuando eres niño te inculcan la idea de que tu eres responsable, es decir, eres culpable de lo que esos dos míticos personajes cometieron. Debes cargar la culpa. Recordarás los angustiosos momentos en tu hogar o en la escuela, cuando algún adulto enfurecido preguntaba a los niños sobre quién había hecho tal o cual cosa. También recordarás las respuestas en un coro de voces: “¡Yo no fui…yo no tengo laculpa!” Y cómo buscaban la forma de provocar miedo para que surgieran los delatores y señalaran o acusaran al supuesto culpable.

Recordemos esos terribles momentos que angustian a un niño. Cuántas veces, sin ser responsable del acto reprobado, terminabas castigado con el sentimiento de que era injusto pero que te habían acusado de ser culpable de algo.

Para los que se orientaron religiosamente hacia la creencia en Cristo, el sacrificio en la Cruz viene a ser precisamente el concepto que te inoculan para manejar más la culpa. Por eso en el lenguaje del día con día escuchamos: “Es mi cruz, debo cargar con ella”. “¡Tengo que pagar mis pecados…por mi culpa, por mi santa culpa!

A la culpa se le define como: Falta o delito que comete una persona de forma voluntaria. Es la responsabilidad o causa de un suceso o de una acción negativa o perjudicial que se atribuye a una persona o a una cosa.

«La culpa de que te echaran del instituto es únicamente tuya; el mal tiempo tuvo la culpa de que se suspendiera la regata” Y así vamos por la vida buscando culpables, causas que tengan la culpa, etc.El sentimiento de culpa es una vivencia psicológica que surge a consecuencia de una acción que causa un daño y que provoca un sentimiento de responsabilidad. También puede surgir por la omisión intencionada de un acto.

El sentimiento de culpa así como la manía de estar buscando las culpas en los otros y el temor a cargar emociones negativos por un determinado sentimiento de la culpa, frecuentemente contribuyen a que uno sufra de BAJA AUTOESTIMA:

Baja autoestima

Se le llama así a la dificultad que tenemos las personas para sentirnos valiosas o apreciadas tanto en lo profundo de uno mismo. Dificultad que se manifiesta en sentirnos indignos de ser apreciados, de ser respetados, de ser amados o al menos de ser reconocidos por los demás. Sentimos que no nos merecemos nada bueno.

Generalmente las personas con autoestima baja buscan la aprobación y el reconocimiento de los demás de una forma consciente o inconsciente. Esto los lleva a plantearse el tener dificultad para ser como son, el mostrarse tal y como son en realidad ellas mismas. Se tienen problemas para expresarse libremente sobre lo que piensan, sienten y necesitan. Tienden a enmascarar su real sentir y su forma de ser en sus relaciones interpersonales. Frecuentemente con la autoestima baja nos cuesta mucho trabajo poder decir “no” y si lo llegamos a hacer, nos invade un sentimiento de malestar y de culpa. Al tener baja autoestima, solemos auto-engañarnos con mecanismos de defensa (de negación, intelectualización o racionalización de las causas, fabricando fantasías, buscando culpables, protegiéndonos con un escudo de agresividad, o pretender aparentar lo que no somos, etc.) con estos mecanismos de supuesta defensa hacemos frente a los posibles rechazos sociales, a las ironías, o lo que es peor, a que creemos que se están burlando de nosotros, de que nos ironizan, de que se trata de un acoso y de que sus opiniones son críticas a nuestra persona cuando quizás el otro ni si quiera pretende eso.

La autoestima baja genera ansiedad cuando enfrentamos situaciones íntimadentes o de mayor carga afectiva.

Fabricamos barrotes para nuestra Jaula Invisible

Estos elementos y otros que no sabemos manejar o que se nos han impuesto por los seres que nos rodean, generan una necesidad de auto-protección que se traduce en fabricar los barrotes que servirán para construir una especie de Jaula Invisible en donde buscaremos escondernos y sentirnos seguros.

Los barrotes de nuestra imaginaria Jaula Invisible que vamos construyendo con la edad son muy fuertes y nos permiten resistir todo a costa de nuestra propia libertad y desarrollo. Se pueden enumerar los principales elementos de los que buscamos guarecernos:

  • Miedos
  • Culpas
  • Baja autoestima
  • Impotencia
  • Frustraciones
  • Celos
  • Envidias y muchos más.

De ahí que es fundamental hacer un análisis de los barrotes que hemos colocado en nuestra Jaula Invisible. Una forma sencilla y rápida es hacer una lista de los barrotes que consideremos nos han sido IMPUESTO por otros (personas o instituciones), luego enlistar aquellos barrotes que nosotros mismos nos hemos AUTOIMPUESTO.

 

 

 

 

 

 

 

 

Procedemos a calificar en orden de gravedad a aquellos barrotes que más daño nos han hecho. Junto a cada barrote ya jerarquizado, escribamos la forma en que creemos poder eliminarlo. Es el momento de empezar a trabajar para reducirlos o eliminarlos. Podemos señalar con una flecha, asterisco o marcador de color aquellos barrotes que consideremos más difíciles de eliminar por uno mismo y mientras definimos cuál sería la ayuda más cercana y útil que podemos conseguir para vencerlos, empecemos a eliminar los que sean más sencillos. A medida que quitamos barrotes vamos teniendo mayor fuerza y claridad para combatir los barrotes más difíciles.

Recordemos que esos barrotes se construyen con nuestra propia aceptación antes que nada, no son culpa de nadie. Y si nos fueron impuestos, los podemos eliminar al darnos cuenta del daño que nos hacen.

No debemos auto-engañarnos.

La Jaula es nuestra, es década uno de nosotros y es el enemigo interno que debemos reducir y eliminar. Solo cada uno de nosotros tiene su propia llave para abrir y salir de esa jaula.

¡Intentémoslo!

 

La Jaula Invisible

La libertad es uno de los dones más preciados para todo ser vivo. Privarse de ella es lo más frustrante. Pero aún más terrible es construir tu propia jaula.

La necesidad del otro

A los pocos instantes después de tu nacimiento y haber experimentado el estrés de salir de ése entorno cálido, rodeado de líquido amniótico, confortablemente protegido en la matriz de tu madre, empezaste a experimentar situaciones y condiciones desconocidas. Ante esos agentes adversos (cambios de temperatura, hambre, sed, etc.) y al no saber cómobastarte a ti mismo y manejar a los estresores, aprendes a llorar, emitir gritos, quejidos, pujidos, etc.

Descubres que necesitas al otro.

Generalmente el otro es tu propia madre. Aquellos que son recluidos en incubadora,será la enfermera. En las maternidades combinarás momentos en la cercanía de tu madre, en su regazo pero también serás atendido por las enfermeras o puericultoras. Necesitar es el primer comando que tu organismo y tu mente aprenderá.

Necesito respirar. Necesito comer., dormir, llamar la atención para que me atiendan, necesito de alguien más para sobrevivir.

A partir de esos reclamos de atención surge entonces la DEPENDENCIA. Es decir, dependo del otro desde mi nacimiento. Descubro que “el otro” me resuelve lo que yo necesito. Asimismo aprendo que para que “el otro” me atienda, yo requiero manifestar mis necesidades.

Mi madre, padre, abuelos y los seres cercanos a mi entorno me mostrarán no solo que atienden a mis necesidades sino que me develarán una emoción que se llama: AFECTO.

 

 

El afecto se percibe a través de vibraciones y energía hasta cierto punto intangibles, es algo invisible que percibimos. A ese enlace se le puede llamar vínculo afectivo. Los vínculos afectivos se van haciendo más fuertes conforme desarrollamos la empatía, la identificación con el otro.

Seguridad, socialización y aprendizaje

A medida que evolucionamos en el nuevo medio ambiente, vamos descubriendo que hay sitios y situaciones en donde nos sentimos seguros y hay otros lugares o momentos en que empezamos a sentir la inseguridad. De esa forma descubrimos procesos para sentirnos más seguros, más confortables y en equilibrio. Cuando percibimos agentes que nos estrenan (estresores) y que nos provocan inseguridad reaccionamos con sorpresa, tratamos de huir de ellos, o los agredimos o nos estresamos negativamente.

Una forma de reducir el sentimiento de inseguridad es en el cual buscamos acompañarnos del “otro” o de los “otros”. Estar con otros seres nos produce una sensación de mayor seguridad que estar aislados o solitarios. Esta gratificante sensación de no estar solo nos va induciendo a la socialización. Formar parte de un grupo, de una familia, de un clan, tribu…es asegurarnos, de “sentirnos seguros” y eso nos permite lograr un equilibrio en nuestras emociones.

Todos estos procesos y experiencias vienen formar parte de nuestros primeros mecanismos cognoscitivos y que comúnmente se denominan como APRENDIZAJE. Aprendemos cómo estar mejor, cómo lograr bienestar. Cuando podemos diferenciar aquello que nos facilita sentirnos seguros de aquello que nos provoca inseguridad, aprendemos con lo ya experimentado y vamos encontrándole sentido al aprendizaje.

El aprendizaje debe ser un proceso gozoso. Eso lo vemos en los bebés que sonríen y nos muestran que se sienten satisfacción cuando “aprenden” ciertas gracias, o cuando aprenden a dar sus primeros pasos. El niño pequeño es una especie de “esponja” que observa, absorbe conocimientos y disfruta de lo que aprende.

También empieza a aprender a cómo hacer que el “otro” reaccione a ciertos estímulos. Es cuando descubre que es capaz de manipular al otro.  El aprendizaje y llegar a dominar aquello aprendido, nos impulsa a experimentar otra necesidad que es la de superarnos. Si damos unos cuantos pasos y ya aprendimos a caminar, entonces queremos superarnos, por eso empezamos a intentar correr y a escaparnos de los brazos protectores de nuestros padres o cuidadores.

Para poder entender este concepto de las necesidades fundamentales del ser humano, recurriremos a Abraham Maslow. La jerarquía de necesidades de Maslow consta de 5 niveles: Los cuatro primeros niveles son necesidades DEFICITARIAS; el nivel superior o último corresponde a las NECESIDADES DE AUTO-REALIZACION o de afirmación del SER.

Las necesidades deficitarias son las más urgentes para la vida del ser humano y pueden ser satisfechas:

  1. Fisiológicas ( Alimento, agua, aire)
  2. Seguridad (Protección, techo, habitación)
  3. Aceptación social (Amor, afecto, sentido de pertenencia, vínculos amistosos)
  4. Autoestima (Éxito material, prestigio social, auto valía)

Las necesidades de autorrealización requieren del trabajo continuo y de la fortaleza del individuo por alcanzarlas. Esta necesidad solo se plantea en el individuo cuando ha logrado satisfacer las anteriores. Hay dos fuerzas:

Las del CRECIMIENTO

Las REGRESIVAS

Las fuerzas de crecimiento impulsan al individuo a ascender en la pirámide. Busca siempre llegar hacia arriba en la jerarquía. Las regresivas empujan a retornar a las necesidades urgentes o prepotentes que se encuentran hacia abajo en la jerarquía. Esto es cuando se dan carestías o pérdidas de lo ya alcanzado. Las necesidades fisiológicas básicas buscan mantener la homeostasis, o sea, el equilibrio de nuestro propio organismo. Cuando fuimos niños pequeños nuestros padres o tutores se encargaron de mantener nuestro equilibrio. Sin embargo, a la par durante nuestro crecimiento, nuestros padres, familiares o maestros —los adultos en general—, nos van creando miedos.

Miedos

Permanentemente estamos bombardeados de “miedos” por todos los que nos rodean. Los miedos son barreras mentales asumidas o auto impuestas. Pueden ser heredados o adquiridos por nuestra propia experiencia de vida. Los miedos / temores paralizan nuestra capacidad de responder o actuar oportuna y rápidamente.

¿Te has preguntado cuáles eran tus “miedos” en la infancia? ¿Cuántos de esos miedos ya los superaste? ¿Y cuántos miedos aún sigues arrastrando?

 

Continuaremos.

Nacimiento

Nueve meses tuvieron que transcurrir —normalmente—, entre el momento de tu propia concepción hasta el alumbramiento o nacimiento. Algunos casos, excepcionales la mayoría, fueron siete u ocho meses. Algunos tuvieron que ser sometidos a una incubadora después de nacer.

Imagínate primero, el momento en que el espermatozoide de tu padre navegaba a toda velocidad, compitiendo contra miles de espermatozoides más, en un torrente devibraciones náuticas, con el afán de llegar a la meta: Un óvulo!

La cabeza de ése espermatozoide de pronto descubre —como si fuese un astrogigante—, como si viese un sol radiante de tonos naranjas y rojos un planeta a donde sólo existe una minúscula compuerta que permitirá el acceso al ganador. Ese óvulo (astro enorme) ha estado esperando toda su vida este momento. Está emitiendo una frecuencia amorosa de darte la bienvenida. Se sabe finito, es decir, sabe que si fracasa y no se fertiliza, correrá la suerte de los solo 300 óvulos que están en la matriz de esa mujer que es tu madre. Si llegara a fallar la fertilización, estaría condenado a morir el espermatozoide y el óvulo a ser desechado en la próxima menstruación. Sin misericordia sería arrancada del ovario. El espermatozoide de tu padre está sumamente fatigado, siente que le faltan fuerzas y nota con desesperación como los rivales espermas se aproximan pretendiendo ganarle la carrera. ¿De dónde sacó las fuerzas? Nadie sabe, pero el hechoes que finalmente llegó a fecundar el óvulo de tu Mamá y se convirtió en tu Papá.

Para que se pudiera dar este maravilloso momento, fue necesario que tu Padre eyaculara, después de haber tenido el consentimiento de tu Madre (eso espero) y —queremos suponerlo— como resultado de un acto de amor. El hecho es que se ha dado un formidable intercambio de genes, se han fusionado en un solo cigoto y partir de ese momento se dará una dulce espera hasta que seas violentamente arrojado de la matriz y veas por primera vez los rayos de sol.

 

 

En el proceso en que tu Padre y tu Madre convinieron tener relaciones sexuales y permitir el embarazo, existieron muchos momentos de expresión amorosa y quizás, digo quizás, porque todo esto es un supuesto, quizás tuvieron momentos de gran ternura donde se expresaron a través de los cinco sentidos aquello que deseamos descubrir ahora y definir es: ¿Qué es la ternura?

Te propongo que juntos busquemos definirlo y después descubrir sus grandes ventajas de poseerlo. Hagamos un primer ejercicio:

Prepara en tu recámara o habitación favorita las condiciones de luz adecuadas. Luz tenue, cerrar las cortinas. Busca que te sientas en un ambiente relajado y acogedor. Apaga el celular y evita ruidos que te distraigan. Si gustas, pon la música que te ayude a relajarte. Una melodía o varias que te agraden sobremanera.

  1. Quítate zapatos, cinturones, o cualquier atadura (collares, cadenas, brazaletes o relojes)
  1. Procura tener la ropa floja u holgada.
  2. Acuéstate boca arriba. pon tus brazos sobre tu pecho o a los costados. Como te sientas más relajado.
  1. Inspira y expira profundamente por 15 veces. Procura hacerlo acompasado.
  2. Cierra los ojos e imagina cómo fueron esos meses de espera antes que nacieras. El latido del corazón de tu mamá y el propio latido tuyo. La tibieza del líquido amniótico que rodea toda tu piel. Te sientes cómodo, tranquilo, relajado. Estas nutriéndote con el conducto umbilical que te une a tu madre. Un tenue color carne rodea todo tu entorno.
  1. Vas a permanecer así por unos minutos y después te preparas para nacer.

Imaginando la emoción de que algo insospechado te va a pasar y tener la sensación de necesitar respirar profundamente al mismo momento en que abras tus ojos y expreses o hasta grites: ¡Estoy vivo! ¡He nacido!

  1. Es el momento de abrir los ojos y respirar profundamente. Procura permanecer quieto en la cama y observa toda la habitación, el techo, las paredes, los muebles, ventanas, etc.

Es el momento para que te sientas muy alegre contento, emocionado porque estás vivo gracias a un acto de ternura. Piensa en este momento, qué te gustaría sentir…escuchar. ¿Acaso sientes la necesidad de que sea tu mamá quien te bese, te cargue y te arrulle? ¿Es tu padre? ¿Ambos? Quizás: ¿tus abuelitos?  Trata de recordar esa sensación tan lejana. Agradece en este momento a tus padres el haberte dado la vida. No importa que después hayas tenido rencores o desavenencias con ellos, es el momento de darles las gracias.  Respira nuevamente quince veces. Ponte de pie y procede a la lectura del siguiente

párrafo:

Nacer    Nacemos como un acto de TERNURA:  Somos una expresión de amor, por eso mezclamos sentimientos con sensaciones. Los sentidos nos ayudan a manifestar en todas las formas ése acto de amor. Es parte de una búsqueda. Una búsqueda de alcanzar el equilibrio y la perfección. Nacer a la vida es un acto gratuito. Es algo dulce, hermoso, lleno de confianza. La ternura de dos personas hace posible el que ahora estés vivo. A partir de este momento, empezarás a establecer lazos invisibles de ternura y amor con otros seres: Tu mamá, tu papá, tus abuelos, en fin con todos los seres que tu decidas entablar un vínculo de empatía. Después serán tus amigos íntimos, tus parejas, el amor de tu vida.

Al romper el primer lazo (cordón umbilical) aprendiste que a partir de ese momento tú, solo tú, podrás establecer lazos invisibles con quienes tu lo desees.También podrás romper lazos con aquellos que no te hacen bien y te desequilibran. Eres un ser completo, entero. Un entero que acoge a otro entero.

La ternura nace dentro de ti. Y a quien primero debes de enlazar con tu ternura es a ti. Después agradecer a quienes gracias a su ternura, te dieron vida. La ternura nace dentro de ti, por eso debes mostrar antes que a nadie, ternura hacia tu persona.  Todos hemos sentido más de una vez la necesidad de ternura. Hay pocaspersonas que son capaces de abrirse, de abandonarse a sus propios sentimientos y a recibir la ternura con toda confianza. Pero con la ternura tienes la posibilidad de crear un espacio en el que tú te encuentres para después seas capaz de manifestarte a otros.

La peor de las pobrezas no está en aquello que nos falta, sino en ignorar todo lo que poseemos.

¡Listo! La asignación para esta semana debe ser de mostrar GRATITUD. Hacia ti, hacia tu Madre y tu Padre (aún cuando ya no estén vivos o cerca de ti, a ellos debes dar las gracias) y a todos los que te han expresado su ternura.  Todas las mañanas cuando despiertes esta semana di en voz alta:

“Gracias __________ por haberme hecho con amor, Gracias a todos los seres que me han dado amor y ternura”  Repite la misma frase al mediodía y antes de acostarte.

 

Pensar… un viaje maravilloso