El afilador

afilador de cuchillos

 

 

 

Escuchó el lejano silbato del afilador de cuchillos.

Deambula por las calles y su agudo lamento penetra por mi ventana abierta.

Va en su desvencijada bicicleta llamando a las vecinas para que saquen sus cuchillos o tijeras y recobren el filo preciso para sus labores.

¡Oh! Hace mucho que no pasaba el afilador de cuchillos por mi calle.

¿Acaso será porque ahora los cuchillos o tijeras nunca pierden su filo?

¿O a lo mejor es que ya todo es tan eléctrico que hasta los cuchillos y tijeras no precisan de tener filo?

No.

Lo que pasa es que nos hemos convertido todos en “desechables”.

Los cuchillos como los pañuelos, pañales, vasos, platos, toallas, etc. todos son ahora utensilios desechables.

Y es así como, lamentablemente, las personas, los amores, los abuelos y familias…también son desechables.

 

El agudo filo del progreso ha hecho que cuando un cuchillo ya pierde su eficacia, el ama de casa lo tira, va al supermercado y compra los nuevos y revolucionarios cuchillos que anuncian “como los vio en TV”. Aprovechan la oferta del 2 X1 o se esperan a la liquidación para el hogar o a lo mejor, prefieren comprarlos en la promoción del mes al costo o del julio regalado.

 

El tiempo es el afilador que nos roba la agudeza de inteligencia, la memoria de los momentos más gratos de nuestra vida y lentamente, como a los cuchillos y tijeras, nos van convirtiendo en seres desechables.

 

 

Juan Okie