60 mil al día pero…9 de cada 10

Seguramente muchos de nosotros cuando éramos niños despertábamos a media moche, en la oscuridad de nuestra recámara y llamábamos a nuestros padres con un grito angustioso:

¡Tengo miedo!

Sentíamos una opresión en el pecho, habíamos tenido una pesadilla y hubieron ciertas etapas o edades en que manifestábamos tener más miedo. Algunos hasta tenían miedo de la oscuridad otros al lobo o al señor del costal o a los fantasmas.

El miedo es algo natural en la vida de los humanos y posiblemente en todos los seres vivos.

Tenemos dos tipos de miedo: el llamadp miedo INSTINTIVO que es un miedo propio como reacción ante las agresiones y que es un miedo real encaminado a salvar la vida. El otro miedo es el ILUSORIO o imaginado y es el que lo fabricamos con nuestra propia mente.

A mi nunca me ha mordido un perro, sin embargo, de pequeño le tenía terror a los perros. Si los veía a un kilómetro de distancia, buscaba algunode los postes telefónicos que había en la calle y que tenían una especie de escalerillas por las que me trepaba en ellos o en los árboles o corría encerrándome en un auto o habitación. No podía explicarme porqué les tenía miedo a los canes. Ya de adulto, me enfrente al problema y compré a una perra entrenada que era campeona de guardia y protección con la que aprendía avencer mi miedo y descubrir que el pánico lo fabricaba en mi mente.

El miedo nos acompaña en todas las etapas de la vida. En la adolescencia le tienes miedo a un exámen o miedo de que la persona a la que le quieres declararle tu amor te vaya a rechazar.

Muchos vivimos toda la vida con miedo a no ser aceptados por los otros, miedo al fracaso, miedo a quedarnos sin trabajo o sin dinero y no podemos olvidar los miedos que nos meten las compañías de seguros, sobre las enfermedades, los miedos religiosos e inclusive miedos políticos que nos tratan de meter en nuestra mente.

Del miedo podemos pasar al pánico. La etimología del término viene del dios mitológico conocido como Pan que era un dios de voz grave que espantaba a la gente en los caminos e inclusive llegaba a matarlos y de ahí que se le denominara a ése tipo de miedo como PÁNICO.

En nuestra vida hacemos muchos sacrificios por miedo y sin embargo las películas más taquilleras son las de historias de miedo, las cuales gozamos enormemente.

A mis amigos de la infancia les habían metido miedo de que después de comer no debían nadar. Sus padres les prohibían nadar durante 3 horas después de ingerir alimentos porque les vaticinaban que morirían. En cambio, mi padre que era médico nos dejaba nadar inmediatamente y decía que ésa recomendación no tenía justificante científico a menos de que la persona hubiese ingerido demasiado alcohol. Nadábamos felizmente y nunca nos morimos por ello. Mis amigos perdieron muchas horas de felicidad por el miedo inducido sin razón.

Y es que el miedo es nuestro eterno enemigo que nos impide vivir felizmente.

Para ser felices debemos estar libres de los miedos, alejarnos de la inseguridad latente que representan nuestros miedos interiores y erradicar las famosas “culpas” imbuídas en nuestros entornos.

Los pensamientos de nuestra mente son como las películas e imágenes que se proyectan en una pantalla de plasma o televisor. Si proyectamos miedos nos atrapamos en la angustia que provoca el mismo y tendremos la incapacidad de gozar de la libertad de ser felices.

Una de las personas que más he amado en mi vida me apodó “Juan libre” y se quejaba de que yo pretendiera vivir con libertad, de una forma simple, sencilla sin complicaciones. Nuestra relación no duró porque la libertad y la felicidad no pueden convivir con el miedo y la inseguridad.

Al día, nuestra mente genera 60 mil pensamientos, voluntarios e involuntarios, racionales e irrcionales.

Se considera que el 95% de ésos 60 mil pensamientos son pensamientos involuntarios, es decir, que nos brotan en la mente sin querer y sólo 5% son voluntarios producto de nuestro raciocinio.

Y lo más grave: es que de cada 10 pensmientos que tenemos, 9 son pensamientos negativos y solo uno es positivo.

Eso explica el clima de infelicidad que la mayoría de las personas padecemos.

Eso nos hace reflexionar que muchos vivimos persiguiendo una supuesta zanahoria que es la felicidad sin darnos cuenta que la felicidad es la compañera que debemos tener a cada instante de nuestras vidas, la felicidad que estará presente junto a nosotros siempre y cuando en nuestra mente pensemos de forma positiva y no permitamos que los miedos nos alejen de la dicha de vivir.

Los miedos nos matan la capacidad de ser libres y felices.