Alegría

Un día tenía que tomar unas fotografías de una mujer que tuviera unos 70 años. Era para un medicamento que ayuda a la irrigación cerebral lo que contribuye a evitar la pérdida de la memoria en la edad avanzada.

Mi colega Emma Prieto de Baca me presentó a Piliar Claudin de Pérez quien amabemente aceptó ayudarme como modelo. Vivía fente a los Viveros de Coyoacán y una mañana húmeda y media brumosa pasé por ella.
Era una mujer bajita de estatura, con su cabello plateado, unos ojos traviesos y bella sonrisa.

Desde que la vi sentí que era una mujer que transmitía alegría.
Ya en el auto, empezamos a platicar y aunque llevaba muchos años viviendo en México se le notaba su origen Español. Ya era viuda y tenía dos hijos varones. Mujer culta y de formidable plática.

Fuimos al Parque Hundido y compré unos globos para la sesión fotográfica. En la toma fotográfica ella estaría viendo hacia los globos, jugueteando con ellos y su desempeño fue formidable.
Nunca antes había modelado. Con asombrosa naturalidad tomamos las fotos. Bromeba y reíamos como si fuésemos niños.

La alegría desbordaba más allá de su rostro. Era como una energía invisible que se proyectaba a su alrededor. Varios de los paseantes detenía su paso para observarla y se transformaban en personas que irradiaban alegría.

La alegría es un estado de ánimo, un sentimiento que proyecta una persona hacia el exterior. El término viene del latín alicer o alicecris un sentimiento grato que se manifiesta con signos exteriores a la persona. Pilar era un bellísimo ejemplo de ésa exteriorización de la felicidad.

Le comenté que me asombraba la gran dósis de alegría que proyectaba. Platicamos también del término alegría y de las semillas de amaranto que en México las conocemos como alegría y que con ellas se fabrican dulces en forma de barras compactadas y que según se dice poseen excelentes valores nutricionales.
Me comentó que la alegría es un valioso equipaje que nos regala la vida y que generalmente las personas no lo sabemos aprovechar.
Si cada uno de nosotros iniciamos el día con una saludable dósis de alegría podemos enfrentar los momentos difíciles o críticos que naturalmente se pueden dar, además de que con la alegría puedes remontar los obstáculos.

Esos instantes gozosos de platicar y reír estaban por concluir cuando íbamos de regreso hacia su casa. Fue cuando me platicó la razón por la que ella había trabajado la alegría como parte fundamental de su vida.

Después de su narración biográfica llegué a la conclusión de que:
“La mejor forma de generar energía positiva en tu vida es a través de la alegría”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pilar Claudín nació en el poblado de Viñegra, provincia de Ávila (España). Estuvo veinte años en la prisión de la dictadura Franquista. Condenada a muerte. A las tres de la mañana de cada uno de esos veinte años la sacaban de su celda y la llevaban a un patio para fusilarla. Un sacerdote se le acercaba para darle la bendición antes de que muriera. El escuadrón de fusilamiento se colocaba en posición y quien los comandaba ordenaba que disparasen.

Los gatillos metálicos sonaban con sus chasquidos pero los rifles no tenían balas. Esa fue una de las muchas torturas que tuvo que sobreponerse Pily.

Mariángeles Comesaña (1) logró hacerle una entrevista, misma que aparentemente se convirtió en un libro inédito y donde describe: «Pilar era una mujer que desde los 15 años militó políticamente con una sensibilidad fuera de serie. Sus antenas estuvieron siempre puestas en la mirada de lo que hacían las mujeres en favor del género y desde luego de su entorno»… «me habló mucho del significado que para ella tuvieron los gritos, los ruidos, la respiración de las otras reclusas muro de por medio y el temor que les infundía escuchar las llaves del guardia civil de turno que caminaba por los pasillos. Me contó que, sentada en el piso de su celda, se concentraba en escuchar lo que ocurría en una plaza cercana a la cárcel, oía al periodiquero desde las cinco de la mañana, cerraba los ojos y se iba con el que repartía diarios; por la tarde, con esa necesidad que le cubría la imaginación, regresaba con el vendedor de diarios y de alguna forma con él se retiraba cuando aquel se iba a descansar. Así hizo mucho tiempo para ‘ver’ esa luz que se le había cerrado a causa del franquismo».

Así, Pilar Claudín descubrió la fortaleza de la alegría para sobrevivir.

Al corresponsal en España de La Jornada, Armando G. Tejeda, en un homenaje que le hicieron en Barcelona, le narró que: «Al salir de la cárcel me tuve que ir del país, ya que permanentemente tenía citatorios para que me presentara, pues salí en libertad condicional”.

Antes de huir de España se casaría con Antonio Pérez García, y gracias a las gestiones del Gral. Lázaro Cárdenas lograron venir como refugiados a México

Antonio Pérez García, fue conocido aquí en México bajo el nombre de Mario Zapata, seudónimo con el que realizó trabajos para el periódico El Día y Canal 11. Antonio Pérez/Mario Zapata falleció en 1980.
«Ni la pérdida de su esposo la detuvo”. Para ella la pérdida de Antonio fue peor que los veinte años de cárcel. Y aún así consiguió sobreponerse».

La alegría de Pilar Claudin fue el mejor antidoto del sufrimiento.

Lo que más me sorprende de muchos de nosotros que poseemos salud y gozamos de libertad es nuestra compulsión por ser infelices cuando podemos seguir el ejemplo de esta mujer que ante la adversidad supo irradiar permanentemente alegría.

(1) La Jornada.
(2) Foto de La Jornada Virtual
Nota: Lamentablemente no encuentro las fitos que tomé y que me encantaría podeérselas compartir. Si las encuentro se las mostraré en otra ocasión.