Selfies

Después de una entrega de los óscares se desató el uso de los teléfonos celulares como una práctica forma de tomar fotos. En especial se ha puesto de moda los llamados “selfies” que no son otra cosa que autorretratos o retratos de grupo de personas.

Las fotografías de personas es una práctica recurrente desde que se inventó la fotografía por allá en los tiempos de Nicéforo Niépce.

Nicéforo Niepce     Descubridor de la Fotografía

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El gusto o rechazo de ser fotografiado depende de dos factores: Factor cultural y Personal o de la propia personalidad del individuo.

En el aspecto cultural encontramos que los pueblos indios de norteamérica rechazaban el ser fotografiados porque suponían que se les robaba el alma.

En Perú y otros sitios turísticos los hábitos corruptos de los turistas, especialmente norteamericanos, han creado una práctica de que los indigenas cobran por dejarse retratar. En lo personal yo no tomo fotos de indígenaso menesterosos como si fuesen objetos y las fotos que tomo siempre son bajo el permiso de la persona.

En el cementerio de la Recolecta en Buenos Aires capital encuentras una mórbidaa costumbre de exhibir la foto del difunto en la misma tumba, de tal forma que uno ve la imagen de la persona sepultada. Recorriendo dicho cementerio encontré una escena de antología:

Dos mujeres se desgreñaban y decían insolencias frente a la tumba de Eva Duarte (Evita Perón). Una, no la bajaba de “diosa” y la otra la calificaba de “zorra y prostituta”. Se dieron sus moquetes frente a la fotografía exhibida en una tumba y extenuadas –cada una de las rijosas—se alejó por el corredor.

Culturalmente los norteamericanos pusieron de moda el poner las fotos de sus fallecidos sobre el ataúd. Esto lo hacen en las ceremonias luctuosas y esa práctica ya se hizo costumbre en México donde adicionalmente los dolientes exigen que se abra el ataúd para ver cómo quedó el diifunto. Y la frase más común es: “Mira qué bien se ve, se ve como si estuviera dormidit@”.

Las personas reaccionamos de dos formas ante las selfies. Unos rechazamos que nos tomen foto y el argumento eterno es: “Siempre salgo mal”. En cambio hay otras personas que desenfrenadamente buscan fotografiarse y ser fotografiadas. Desbordan el narcisismo tan bien definido desde tiempos de los griegos.

La decadencia de las páginas de sociales en los periódicos ha llegado a tal límite que hay personas del supuesto “jet set” que cobran por ser fotografiadas yasí salir en la crónica del evento lo que infieren le da más prestigio al evento y otras personas pagan lo que sea para salir en una página de sociales.

Las evidencias más claras de que las “selfies” no son cosa actual las podemos encontrar en el Museo Nacional de Arte donde hay una serie de fotografías donde aparecen las “mujeres de la calle” que eran catalogadas y clasificadas por la policía del porfirismo y para ello, eran retratadas.

También en el baúl de los recuerdos de cada familia encontramos las fotos de nuestros antepasados amorosamente colocadas en álbumes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La epidemia de piojos que se ha desatado desde hace un par de años a nivel mundial y en estratos sociales de niveles económicos altos (especilmente en las niñas) se debe en gran medida a que al juntar sus cabezas para la selfie se pasan las liendres y sus huevecillos huevecillos. Cabe señalar que a los piojos les agradan más las cabelleras limpias.

¡Todo por la vanidad de salir en la foto!