Los globos y su magia

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¿Quién no conoció desde pequeño el encanto de los globos? Los colores, la transparencia de entonces que ahora se ha metalizado pero que antes te dejaban ver a través de su delgada película plástica.  ¡Inflarlos! Soplar y soplar, hasta que corrían el riesgo de reventarse. Su terrible estallido que te arrancaba lágrimas.

Recuerdas la emoción de ver el enjambre de globos en el parque. La ilusión de tener que elegir uno cuando te ofrecían comprártelo. ¿El hilito atado a tu dedo o muñeca para que no se te escapara?  Los globos poseen una magia especial de despertarte la ilusión, el deseo y la imaginación. No en vano muchos niños los utilizan para atar sus cartas para los Santos Reyes, el niño dios o Santa Claus. Los ojos sorprendidos de ver cómo se aleja la carta en el azul del cielo y abrigar la esperanza de que te cumplan tus deseos.

Magia, palabra que viene del latin Magis y que la acuñó Ignacio de Loyola para explicarle a los Jesuitas de que debían hacer MAGIS. Es decir, hacer más allá de lo esperado, de lo natural de lo que uno normalmente hace.

Sí, los globos hacen MAGIA en las mentes infantiles ya que permiten darle alas a los sueños e ilusiones y volar libremente por la atmósfera. Hoy despegan miles de globos sobre la faz de la tierra cristiana-católica donde los niños han sido educados en la creencia de que sus juguetes vendrán del lejano oriente, con 3 reyes magos, étnicamente balanceados y montando distintos semovientes (Elefante, Caballo y Camello o dromedario (dependiendo del costo de los combustibles y su almacenamiento).

Los globos poseen la magia de echar a volar la imaginación.