Las lecciones del calendario

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Originalmente los calendarios fueron mediciones creadas por el hombre para tratar de entender los ciclos planetarios con fines prácticos en la subsistencia.
Servían para saber cuándo había que sembrar, cuándo cosechar y cuándo almacenar para subsistir en el invierno.
Las mujeres fueron las cuidadosas creadoras de las cuentas calendáricas porque sus ciclos menstruales y la observación de los ciclos de la luna les permitían llevar con precisión las estacionalidades climáticas y de ahí domesticaron a las plantas y animales, a la vez que dieron origen a la agricultura y a los animales domésticos también conocidos como animales de granja.

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Es el calendario quien nos va dando una lección de cómo debemos medir el tiempo y la duración de nuestras vidas.
La finalización de un año calendárico y el inicio de otro se convierte entonces en un cambio de actitud mental en todas las sociedades. Los pueblos de mesoamérica realizaban sus ceremonias del fuego nuevo y destruían ciertos enseres domésticos para marcar el inicio de la vida renovada. Se despojaban de lo viejo o inservible.
Hoy que iniciamos un nuevo año dentro del calendario gregoriano, la mayoría de los habitantes del planeta hacemos una pausa para reflexionar sobre el sentido de la vida, rememorar lo que estamos por concluir, abrigarnos con nuestros seres más cercanos y queridos, rendir homenaje a quienes no podrán ya acompañarnos en el trayecto de la vida presente y hacemos votos de buena voluntad para emprender un nuevo ciclo del calendario marcado como un nuevo año.

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Debemos entonces aprender las duras e importantes lecciones que nos está dando el calendario:
1. Pensar que somos finitos no eternos.
2. Reflexionar sobre nuestras acciones recientes, así como de la trayectoria ya vivida.
3. Replantear las acciones equivocadas que interfirieron en nuesta evolución.
4. Reconocer que somos seres gregarios y necesitamos de los otros para sentirnos felices.
5. Apreciar el valor del amor y de la amistad.
6. Pensar en que tenemos un futuro indeterminado y que el tiempo del que dispongamos lo debemos de aprovechar.
7. Entusiasmarnos sobre nuestros proyectos o planes de vida.
8. Hacer un ejercicio de gratitud.
9. Desechar las cosas, objetos o relaciones que ya no nos sirven o estorban.
10. Ilusionarnos dándole sentido a nuestras vidas.

El calendario es un buen maestro pero como en todo proceso de enseñanza, somos nosotros, los alumnos, de quienes depende el que aprovechemos el contenido de las lecciones.