¿TOLERANCIA? En la palabra ya va el veneno.

Marcha por la Diversidad CDMX 25 de Junio 2016
Marcha por la Diversidad CDMX 25 de Junio 2016

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Recientemente se ha puesto de moda hablar de TOLERANCIA. Inclusive en la ciudad de México existe un Museo de la Memoria y Tolerancia. En mi personal punto de vista la palabra encierra en sí misma una dósis de veneno.

Les expico: Si investigamos el origen del término encontraremos que La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa “cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar’.

Si nos detenemos un momento a pensar en ello, implica que es un acto de “soportar”, de mostrar “indulgencia” hacia algo o alguien que uno no desea, que no se quiere, que no coincide con la forma de ser de uno o de pensar pero que somos tan magnánimos que asumimos el hecho de soportarlo o aguantarlo.

Los seres humanos debemos “comprender”, mostrar que “entendemos” y aceptamos a lo diferente. Que lo acogemos con simpatía y mostramos los grandes valores de un ser que razona, entiende y convive en armonía.

Al Museo se le debe cambiar el nombre a Museo de la Memoria simplemente, o si desean ser más amplios, ponerle Museo de la Memoria y comprensión (empatía).

Lo que sí debemos inculcarnos todos es que,  en las palabras como tolerancia, incurrimos en severas contradicciones y finalmente no resolvemos la cuestión que nos atañe sino que lo ocultamos a través de ignorar el significado del término.

Las recientes masacres en Xalapa contra muchachos con preferencias sexuales distintas o la acaecida en Orlando, así como el puñado de los autodenominados Neonazis que agredieron en la marcha del orgullo por la diversidad en la Ciudad de México, muestran claramente el discurso del odio que promueven las mentes obtusas, envenenadas y desesperadas por mostrar su intolerancia a lo diferente.

(México - CDMX 25-JUN-2016) Una decena de Neonazis Mexicanos "Brutales"se manifestaron en contra de quienes asistieron a la XXXVIII Marcha del Orgullo LGBTTTI en la Ciudad de México
(México – CDMX 25-JUN-2016) Una decena de Neonazis Mexicanos «Brutales»se manifestaron en contra de quienes asistieron a la XXXVIII Marcha del Orgullo LGBTTTI en la Ciudad de México

 

 

 

 

 

 

 

 

En las redes sociales circula un patético “experto” vestido de traje y corbata, con un librero de fondo como si eso le diera autoridad y en donde explica por qué los matrimonios no deben ser igualitarios. El individuo carece de conocimientos de genética, neurociencias y anatomía básica.

Lo mismo andan haciendo algunos representantes de las iglesias que enfrentan graves acusaciones de pederastía pero azuzan a sus feligreses para generar odio hacia los nuevas legislaciones que vienen a ampliar el rango de respeto a las diversidades. El homosexualismo y el hecho de que una persona del mismo sexo ame a otra, que quiera vivir en pareja o simplemente le tenga cariño, es tan antiguo como la humanidad misma. En oleadas recurrentes a lo largo de la historia se ha reprimido y convertido la sociedad en “intolerante”, pero existen otras épocas y civilizaciones donde era ampliamente aceptado con la naturalidad de lo que realmente es.

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La Emabajadora de E.U. participó en la marcah del orgullo por la diversidad en la Ciudad de México 25-06-16

 

 

 

 

 

 

 

 

Los estudios recientes en materia genética y de las neurociencias se ha demostrado que no existen hombres ni mujeres al 100%. A esas personas fanatizadas les “espeluznaría” enterarse que durante las primeras 13 semanas de gestación fueron mujeres y después de una descarga de testorerona, fueron sexuados. Asimismo, a millones de personas les sacudiría su comprensión al enterarse de que en la evolución humana provenimos todos los Homo sapiens de las “evas” negras que en las orillas de los lagos de Tanzania y Kenia, dieron origen a nuestra especie como hoy la conocemos.

 

Cómo envejecer sin hacerse viejo.

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La mayoría de las personas empiezan a manifestar una verdadera paranoia cuando descubren el proceso de envejecimiento. Generalmente se «quejan» de la edad no importa si apenas cumplan 30, 40, 60, e incusive 80 años. Lo que desconocen es que la edad promedio para la cual estamos diseñados es de 120 años. Así que si celebraste 60 años apenas eres una personaa de edad intermedia (adulto) y si celebraste 30 acabas de concluir tu adolescencia.
Sí, no estoy bormeando. Yo soy parte del patronato de una ejemplar residencia para mujrees en plenitud (Residencia Mater) y nuestras «chicas» en promedio están cumpliendo frecuentemente su cumpleaños número 100. En un lapso de cinco a diez años, la expectancia de vida y la calidad de la misma, les ha permitido llegar a batir esos records.
Es indudable que todos habremos de envejecer (lo estamos haciendo desde que nacimos), pero lo importante es no hacerse viejo.
¿Qué debes hacer para no avejentarte?
Sigue un método infalible:
1. Siempre da las gracias de lo que tienes y de lo que te ha dado la vida.
2. Nunca dejes de aprender. Haz el firme propósito de que todos los días tienes que aprender algo.
3. Cuando despiertes en la mañana, emociónate de que vas a gozar un día más de felicidad. Sonríe y levántate con el mejor ánimo.
4. Frente al espejo, agradece la belleza que emanas desde tu interior. Dedícale el tiempo necesario para embellecer lo que naturalmente tienes de bello y enfatiza en lo que consideres feo. (¡No olvides que «Los feos también tenemos corazón»!)
5. Desayuna bien y procura variar el menú todos los días.
6. Trata de trabajar mucho solo seis o siete horas, nunca te excedas porque puedes hacerte viejo. El que se pasa está enfermo de algo y no se ha dado cuenta.
7. Nunca discutas. Evita a quienes son propensos a discutir.
8. Aprende las nuevas tecnologías y gózalas. Pónte retos para aprovecharlas, nunca digas que «eso» es para las nuevas generaciones.
9. Jamás te expreses con términos como: «En mis tiempos», «Cuando era joven», «¡Uy, ya son otros tiempos! recuerda que estos son tus tiempos.
10. Evita la ropa anticuada. nada de sweateres o calcetines de cocolitos (rombos) o tonos de cuando las escuelas eran solo para un sexo. Eso está pudriéndose. Goza la moda y lo que te acomoda.
11. Acepta que el sexo es importante y disfrútalo. Debes saber que el sexo te mantiene más joven. Lo único que está prohibido en las prácticas sexuales es la pedofilia y no usar condón. Todo lo demás es bendición de D-os.
12. Quiere a las personas que te quieren. No te enganches con las personas que no te quieren.
13. Pónte perfume todos los días como si fueras de conquista.
14. Dedica una hora del día a leer. Evita ver demasiado la televisión. recuerda que el futbol se toma con medida sino te vuelves adicto y puedes llegar a matar.
15. Come a tus horas, cena ligero, cepillate los dientes 3 veces al día aunque la crema dental te garantice protección por 12 horas.
16. En la noche no veas noticieros para no tener pesadillas.
17. Pónte la pijama más ridícula que tengas y si no te gusta usar pijama, mejor duerme con al desnudez de tu cuerpo. Es muy rico y te sientes libre de ataduras.
dedica un minuto antes de dormirte a pensar todo lo bello que hiciste en el día y lo feliz que eres.
18. Si eres creyente, no reces, solo da las gracias. Repetir como perico oraciones no sirve de nada. Y si no crees en nada, también da las gracias, no vaya ser la de malas y en realidad sí exista un «big brother».
19. Si esa noche no vas a tener sexo, encomienda el alma de los que sí lo tengan para que lo disfruten, tengan la preferencia que más les guste a pesar de que los cardenales mexicanos se enojen. Como dijo su patrón: «El que esté libre de culpa, que arroje la primer piedra»… si obedecieran no andarían lapidando a los demás.
20. ¡Ah! Y solo reniega del gobierno, ellos no tienen remedio, todo lo demás no debes de criticarlo porque sí lo puedes arreglar.

Si sigues todo esto, y además no te encorvas , puedes asegurarte de no marchitar tu cerebro.

El timbre postal

 

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¿Aún recuerdas el extraño saborcito que te quedaba en la lengua cuando lo pasabas por el engomado de un timbre postal?   Es un recuerdo gustativo, desagradable el sabor, pero emocionante el momento de estar enviando una carta. Quizás las nuevas generaciones –incluyendo los millenials—jamás tendrán esas emociones o esos recuerdos. Habemos otros que sí los atesoramos.La verdad que para mi es un grato recuerdo la vinculación con el correo y los timbres postales.

Desde pequeños, por instancias de la escuela, nos inscribimos en un club mundial de amigos por correspondencia. Así empezamos a tener amigos por todo el mundo. Luego hasta “adoptamos” a una niña en Filipinas enviándole una remesa mensual. Luego me inscribí en un curso de dibujo por correspondencia.

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La emoción al regresar de clases y sentarme en la mesa para ver recargado en el vaso, de mi lugar habitual, el sobre recién entregado por el cartero.

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Había sobres que venían perfumados. De papel elegante o los típicos con un cintillo que llevaba los colores del país (rojo y verde para México, azul y rojo para Estados Unidos o Francia), no faltaba el que tenía un rico olorcito de fragancia de otra parte del mundo.

 

Aunque existían los abrecartas, la prisa por abrir la carta me impulsaba a usar el cuchillo de la mesa o simplemente rasgar la orilla para extraer la carta.  La letra manuscrita se devoraba con fruición desesperada. Quería que la carta nunca terminara. A veces, acompañando la carta venía una fotografía. El ansia de contestar la carta me provocaba apurar mis alimentos y en la primera oportunidad escapaba a la recámara. Abría el cajón donde tenía los sobres y el papel especial para escribir mis cartas. Escribía con amoroso cuidado buscando que mi caligrafía fuese la más exquisita. Hacía pequeños dibujos que en ocasiones acompañaban mis relatos. Terminaba con una frase cariñosa y por rúbrica era mi nombre.  Doblaba con cuidado el papel, ensobretándolo.  Investigaba cuándo mi madre iría al supermercado. Era una distante odisea, ya que vivíamos en los suburbios, en la tierra de nadie.  Precisamente junto al supermercado estaba la oficina postal.

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Llegaba a la ventanilla, ponía mis monedas en el mostrador, tras el enrejado veía al dependiente que alrededor de sus mangas de la camisa tenía un protector de plástico para no mancharse y usaba un dedo de goma para maniobrar papeles, timbres y billetes. Le pedía que los timbres fueran para envíos aéreos. Imaginaba que llegarían más rápido.  Pesaba el sobre en una pequeña balanza. Me entregaba los timbres.

Los cromos de las estampillas eran fascinantes. Eran hermosos, tanto los que enviaba de México como los que recibía de todas partes del mundo. Inmediatamente venía el ritual. Por lo general, en las oficinas de correos siempre tenían un recipiente con una esponja con agua para que uno humedecira los timbres y los pegara. Yo me resistía a usar esa esponja. ¡Prefería mi lengua!

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Sellaba el timbre en el sobre. Revisaba que fuea bien mi remitente y deslizaba la carta por el buzón de cobre que decía Aéreo.Ahí iban mis ilusiones. Mis sueños. Mis alegrías. Solo restaba esperar. El ciclo era continuo. Carta recibida expuesta en la mesa del comedor, responderla y enviarla.

Un día mi abuela me llamó a su recámara, abrió un ropero y sacó un album de estampillas. Se puso lo que ella llamaba “ojos”, las gafas de presbicia que los adultos usan. Pasó su mano sobre el album, lo abrió y me dijo:

–Sabes, yo coleccionaba timbres desde joven.

Desplegó las páginas atiborradas de timbres que databan desde los primeros sellos emitidos con el perfil de Miguel Hidalgo. Había timbres de España, con ilustraciones desde el rey Alfonso XIII que gobernó antes de la República y por supuesto después de la Guerra civil con el sanguinario rostro del dictador Francisco Franco. Cerró el album, lo tomó y entregándomelo me dijo:

–Tu puedes continuar la colección.

Comencé a coleccionarlos. Pero archivar o coleccionar no era lo mío. Lo mío era recibir y escribir cartas. Lo arrumbé un tiempo y cuando cursaba preparatoria, un compañero que era fanático de coleccionar timbres postales se enteró que lo tenía. Al verlo tan emocionado, se lo regalé.

He estado pensando en invitar a quienes me acompañan en este “blog” para que iniciemos una campaña de rescate de la correspondencia tradicional. Estoy seguro que lo podemos volver a poner de moda. No es sustituir al internet ni a los correos electrónicos, es como crear una especie de “Club” –como esos que existen de automóviles antiguos o de los fanáticos de la Guerra de las Galaxias–, para iniciar un eslabonamiento de cartas entre nosotros y viralizarlo. Me pueden mandar su dirección y código postal a este correo y les prometo que les mandaré de regreso la carta de parte mía con un timbre postal. ¡Ah! Y si me dicen cuándo es su cumpleaños, les mandaré una felicitación, claro está: ¡Por correo!

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